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Nuevo crimen en la Comunitat Valenciana en un fin de semana negro tras los asesinatos machistas ocurridos el viernes en Orihuela y Castellón. La Guardia Civil investiga este domingo la muerte violenta de un hombre de 54 años en la localidad valenciana de Alcàsser. Según las primeras investigaciones, la víctima recibió varias cuchilladas en el tórax y la única y principal sospechosa es su pareja, una joven de 28 años con la que mantenía una relación conflictiva por el consumo abusivo de alcohol. «Mala vida, llevaban mala vida...», han resumido sucintamente varios vecinos del pueblo.
Juan Manuel M., más conocido como Mamel, fue hallado muerto esta madrugada, sobre los 3 horas, en un céntrico edificio muy cerca del retén de la Policía Local, del ayuntamiento, de la sociedad musical y de la parroquia del pueblo, la Iglesia de San Martín. La víctima presentaba claros signos de violencia, concretamente varias cuchilladas en la zona del tórax, y la habitación estaba llena de sangre.
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Los hechos sucedieron sobre las tres de la madrugada. Según fuentes próximas a la investigación, la sospechosa y su víctima mantenían una relación conflictiva debido a que ambos consumían alcohol. Incluso habían protagonizado algún incidente en los bares del pueblo, pero no tenían antecedentes por violencia de género porque ninguno había presentado denuncia contra el otro.
La joven, identificada como Marta A., llamó sobre las tres de la madrugada al teléfono de emergencias, el 112. Estaba nerviosa y muy confusa. Comunicó, en principio, que su pareja estaba «tirando sangre» y después ofreció varias versiones sobre lo ocurrido.
Tras recibir el preocupante aviso, una patrulla de la Policía Local y otra de la Guardia Civil acudieron con urgencia al lugar. Los agentes tardaron muy pocos minutos en llegar, puesto que estaban realizando un control rutinario cerca de la escena del crimen.
Es un edificio antiguo típico de pueblo con planta baja y dos alturas. Allí habitaba la pareja implicada, junto a otras personas que se hallaban en otras estancias y que fueron identificadas por los primeros agentes.
Al parecer, y de acuerdo con las mismas fuentes, el apuñalamiento mortal tuvo lugar en la habitación donde se encontraban la víctima y la presunta homicida, en una vivienda compartida de la localidad de l'Horta.
Tras dar varias versiones sobre los hechos, los agentes del Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Picassent detuvieron a la mujer como presunta autora del crimen.
Paralelamente, un equipo del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil de Valencia realizó una minuciosa inspección de la escena del crimen. Posteriormente, el juzgado de guardia de Picassent autorizó el levantamiento del cadáver del hombre, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia para practicarle la correspondiente autopsia.
Los primeros policías locales y guardias civiles que llegaron al lugar identificaron a todas las personas que se encontraban en la otras habitaciones de la vivienda mientras esperaban la llegada del equipo de Policía Judicial y el juez de guardia de Picassent.
La víctima y la presunta homicida tenían problemas de convivencia con altibajos emocionales, cambios de humor repentinos y discusiones por causas banales, según los primeros testimonios recogidos por los investigadores de la Guardia Civil de Picassent.
Juan Manuel tiene arraigo en el pueblo, donde era querido y respetado. Lo califican como «muy buena persona». A pesar de la tormentosa relación con Marta, en las que buena parte del vecindario consultado apuntan a un consumo muy habitual de alcohol «por parte de ambos, pero en especial de ella».
El hombre tenía a su madre en el pueblo, muy cerca del lugar de la tragedia. Con dos hermanos, se había casado hace muchos años y fruto de esa relación nacieron dos hijas que hoy son ya mayores de edad. «Pero se ve que la relación fue mal y se separó», relata un residente. «Hará de eso diez años por lo menos».
Los vecinos consultados estiman que la relación con la joven Marta, que no es de Alcàsser, comenzó en primavera de este año. «Desde hace unos meses se le veía con la chica», describe Verónica, una joven residente que sitúa en este verano el momento en el que decidieron cohabitar en la habitación de la céntrica vivienda.
Según el testimonio de esta mujer, «Marta era soltera, sin hijos, y bebía mucho. Hasta el punto de acabar por el suelo, muy tocada...». Había tenido empleos esporádicos como camarera en la localidad, mientras que su pareja, Juan Manuel, «había trabajado en una fábrica».
Ahora, como la de Mamel y su familia, su vida se ha terminado de truncar: sospechosa de un crimen. Uno de los detalles más desconcertantes es que ninguno de los vecinos del domicilio escuchó ruidos de pelea o gritos que precedieran al asesinato.
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