REDACCIÓN | EP
Lunes, 11 de enero 2021, 14:45
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Una médica de un centro de salud de Quart de Poblet se enfrenta a una inhabilitación de tres años para ejercer su profesión y a una multa de 10.800 euros por no atender a un paciente que se estaba ahogando y que murió en su domicilio. Tras ser acusada por la Fiscalía de un delito de omisión del deber de asistencia sanitaria, la facultativa se sentó ayer en el banquillo de los acusados para ser juzgada por un jurado popular.
Los hechos ocurrieron el 1 de mayo de 2012, cuando la cuidadora del paciente llamó de forma insistente al centro médico y solicitó asistencia urgente para el hombre. El celador de guardia que cogió el teléfono avisó de forma reiterada a la procesada, pero esta no se desplazó al domicilio del enfermo ni activó el servicio para que fuera atendido, con evidente riesgo para su salud, según el escrito de la acusación. Sin embargo, la médica declaró que aquel día no recibió el aviso. «Si me hubieran dado el aviso, hubiera acudido como es mi obligación», manifestó con firmeza.
Otra doctora y una enfermera acudieron a la vivienda del paciente tras una nueva llamada telefónica de la cuidadora, aunque cuando llegaron el hombre ya había fallecido por una insuficiencia respiratoria debido a una enfermedad pulmonar obstructiva.
La acusada, que ejerce como médica desde hace 31 años, afirmó que en 2012 era coordinadora del centro y el día 1 de mayo estaba de guardia junto con otra compañera, con la que establecía turnos de dos horas para prestar asistencia presencial y domiciliaria. Ese día tenía que estar disponible para desplazarse a las viviendas desde las 19 hasta las 21 horas.
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Según su declaración, el celador recibió la llamada para atender a la víctima a las 20.57 horas, pero la procesada negó que ella fuera avisada. Lo único que recuerda de ese día es que su compañera cubrió el aviso y que cuando llegó al centro le indicó que el paciente había fallecido.
Asimismo, la médica negó, a preguntas del fiscal, que fuera ella quien recibiera los avisos y diera la indicación a la cuidadora de la víctima de que se desplazara al centro de salud para expedirle un volante con el que fuera a recoger al paciente una ambulancia.
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Preguntada si cuando le comunicaron el fallecimiento del paciente, ella dijo que «igual le había llegado su hora», la acusada lo negó también. «Eso no es cierto», apostilló al tiempo que puso de manifiesto desavenencias y animadversión de sus compañeros que corroboran los hechos acusatorios hacia ella. La acusada ya no ejerce como médico en Quart de Poblet, ya que hace un año la trasladaron a un centro de salud de Valencia.
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