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La muerte de un adolescente en un parque de Burjassot, apuñalado por otro menor de edad, ha conmocionado a la sociedad valenciana. Paco, un ... chaval de 15 años, no puede borrar la imagen de ver al chico cayendo al suelo después de haberse levantado tras haber recibido el navajazo.
«Lo ví cómo se levantó. Se quedó de pie cinco o seis segundos, se desmayó y se cayó. Se desplomó con los ojos en blanco», relata el joven sentado sobre el respaldo de un banco metálico junto a otros cuatro amigos en el mismo escenario en el que sucedieron los hechos.
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Paco ha ido al parque de La Granja de Burjassot en la mañana del Día de la Constitución, al que acude siempre a reunirse con su gente. Está sentado a una veintena de metros de donde el chico fue asesinado. La sonrisa está alejada de su semblante. Las imágenes que vivió ayer se le repiten y los amigos que le rodean también se muestran contritos.
«Esto se me va a quedar grabado para siempre. Esto ya no se me borra. He visto eso y no quiero ver nada más de ese tipo en mi vida», afirma cabizbajo el adolescente.
Recuerda que bajó, «como siempre», al parque de la Granja, para estar con los chavales «un rato». Eran unos 20 o 25 entre chicos y chicas. Un nutrido grupo de amigos que pasaban la tarde dominical juntos. «Estaba ahí sentado, en el banco, y en el otro lado estaban los dos y no me había enterado», afirma en referencia al asesino y al asesinado.
En un momento dado, uno de los amigos del grupo «se levanta y dice: '¡Eh!¡Que hay pelea!¡Que hay pelea!' Y claro, nos levantamos a ver qué pasaba. Y ahí fue cuando le pegó la 'pinchada', allí (señala el lugar hacia una zona interior del parque). Y el chaval se fue corriendo. Nosotros fuimos a por el que estaba herido, a auxiliarlo».
«Lo ví cómo se levantó. Se quedó de pie cinco o seis segundos, se desmayó y se cayó. Se desplomó con los ojos vueltos, en blanco. Su cara se quedó blanca, como el color de tu mascarilla», recuerda Paco.
De inmediato el grupo de amigos acudió a socorrer al chaval después de que vieran cómo le habían acuchillado. El agresor había huido corriendo. «Cuando estaba en el suelo le levantamos la camiseta para ver el pinchazo. Lo tenía aquí (se señala el lateral derecho del cuerpo), en las costillas, arriba», afirma.
Con el índice y el pulgar de su mano derecha muestra la anchura del navajazo, sobre un centímetro o poco más. «Era así, y salía mucha sangre. Nosotros solamente vimos un pinchazo. Un amigo mío tenía pañuelos de papel . Le taponamos la herida para que no saliera tanta sangre y una amiga llamó a la policía, a la ambulancia... Todo eso», cuenta.
Cuando llegó la Policía Local y la Policía Nacional, además del SAMU, «nos echaron y se quedaron haciendo su trabajo». La veintena de adolescentes se alejaron para no molestar pero se quedadon mirando. Los sanitarios no pudieron hacer nada para salvar la vida del joven.
Paco asegura que ha oído que el agresor «estaba acompañado por dos chicas. No me fijé». Asegura que «a las dos chicas no las conozco», como tampoco conoce, afirma, «ni al agresor ni al chaval que mató. No conocía a nadie», sostiene. Sí indica que mientras el matador iba con dos jóvenes, «el agredido estaba solo, sí».
Otro testigo, mayor de edad que no quiere ser citado, afirma que vio salir del parque corriendo a un chico. «En un principio creía que habían robado a alguien dentro del parque, pero después me di cuenta de que no era así», relata.
En esta zona de Burjassot, al igual que en otro parque al otro lado de la ciudad, no es que haya peleas entre jóvenes todos los días, pero los enfrentamientos no son algo aislados.
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