El recinto del Festival Medusa de Cullera. LP

Un meteorólogo inspecciona el Medusa para estudiar el reventón térmico

El perito designado por el juez considera que no se podía predecir ni ubicar la ventisca de aire caliente que causó un muerto y 40 heridos

Javier Martínez

Valencia

Jueves, 18 de agosto 2022, 00:49

Un experto climatólogo de la Agencia Estatal de Meteorología inspeccionó el martes las instalaciones precintadas del Festival Medusa de Cullera para estudiar la trayectoria de la ventisca y realizar un informe sobre el reventón térmico que causó el trágico accidente.

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El perito, que acudió ... al recinto con la comisión judicial y la Guardia Civil, examinó las estructuras metálicas derribadas por el viento y emitió una primera valoración sobre la dificultad de predecir y ubicar los fenómenos atmosféricos vinculados a la ola de calor que está sufriendo la Comunitat Valenciana y otras regiones de España.

La madrugada del 14 de agosto, cuando sucedieron los trágicos hechos en el festival, el reventón térmico también elevó las temperaturas hasta los 40 grados en la provincia de Alicante con ráfagas de viento que provocaron la caída de árboles, antenas, toldos, pérgolas y señales de tráfico en comarcas como la Vega Baja, el Medio Vinalopó o l'Alcoià tras alcanzar los 100 kilómetros por hora en algunos puntos.

El perito designado por el juez es el jefe de la Sección de Climatología de la Delegación Territorial de la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunidad Valenciana. El experto climatólogo también recordó a la comisión judicial que otro reventón térmico ya derribó una noria en la feria de Gandia, localidad próxima a Cullera, el 16 de agosto del año pasado. Las atracciones no estaban funcionando por decisión de los feriantes debido a las fuertes rachas de viento.

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A pesar de que se trata de un fenómeno atmosférico frecuente en verano, el reventón térmico que se registró en la madrugada del 14 de agosto en Cullera tuvo una intensidad muy superior a la habitual, según los daños que causó la ventisca de aire caliente y los primeros datos analizados por la Agencia Estatal de Meteorología

Al margen del ascenso brusco de las temperaturas, el fenómeno atmosférico provocó ráfagas de viento repentinas que derribaron estructuras metálicas ancladas con depósitos de agua y maceteros que pesaban más de 1.000 kilogramos. Una de estas instalaciones, concretamente un pórtico con dos columnas, aplastó en la zona de los servicios al joven de Daimiel, la única víctima mortal del accidente.

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Otras 40 personas sufrieron lesiones de diversa consideración al recibir golpes de hierros que el viento derribó. La mayoría de los jóvenes que resultaron heridos se encontraban en la zona de los arcos que delimitaban la entrada y salida del festival de música electrónica.

Las estructuras metálicas que colapsaron estaban ancladas al suelo con piquetas y cintas atadas a grandes maceteros y depósitos de 1.000 litros de agua, según la inspección realizada por los especialistas de la Guardia Civil y otro perito designado por el juzgado,

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Los agentes del Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cullera y un ingeniero revisaron y fotografiaron los elementos de sujeción, algunos de ellos arrancados por la fuerte ventisca de aire caliente, y están analizando la normativa referente a las medidas de seguridad necesarias que requieren la instalación de escenarios de grandes dimensiones.

Resistencia de los anclajes

El ingeniero perito, que ha inspeccionado ya dos veces con la Guardia Civil las instalaciones, trata de determinar si la débil resistencia de algunos anclajes, además de las fuertes rachas de viento provocadas por el reventón térmico, causaron la tragedia en pocos segundos.

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Seis horas antes del accidente y el caos, varios jóvenes grabaron con sus teléfonos móviles cómo caía la primera pieza del escenario principal debido a una ráfaga de aire, pero el personal del festival retiró el trozo de chapa y la música continuó como si nada hubiera ocurrido.

Algunos puntos de anclaje del escenario se encontraban intactos pese a tener los mismos elementos de sujeción que la parte derribada por el viento. Esto confirma la acción errática de las rachas de más de 80 kilómetros por hora que desencadenó el reventón cálido. La lengua de aire caliente afectó de forma muy desigual a las estructuras metálicas del recinto.

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