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El fin de las llamas trajo la peor cara de la tragedia, los desaparecidos y, posteriormente, confirmados como fallecidos en muchos de los casos. A primera hora de la mañana de ayer, por las redes sociales, circularon las primeras noticias sobre las posibles víctimas del devastador incendio del edificio del distrito Campanar. A través de los grupos de whatsapp se hablaba de una familia de cuatro miembros, un matrimonio de unos cuarenta años con dos niños de muy corta edad. La primera pista apuntaba a una antigua alumna, M. B., del colegio Jesús y María de Valencia. Una pista que tomó fuerza porque se fueron sucediendo las llamadas y los mensajes y que, tristemente, se convirtió en realidad pocos minutos después de que empezara a circular esta posibilidad.
En la primera intervención de las autoridades políticas pasadas las siete y media de la mañana para valorar la situación, todo entraba en el ámbito de la probabilidad con una horquilla de desaparecidos, según la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, de entre 9 y 15 personas, que no habían sido localizadas. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, fijó el número en 14.
La disparidad en las declaraciones oficiales contrastó con los mensajes a través de las redes sociales, donde los datos cada vez eran más certeros sobre la identidad de algunos de los desaparecidos. Amigos de amigos apuntaban a la guardería a la que iba uno de los niños, el mayor del matrimonio, y la versión del colegio al que fue la madre en su etapa escolar se consolidó. Finalmente, un matrimonio de unos cuarenta años de edad y con dos niños muy pequeños. Uno, un niño de dos años de edad, y la niña, un bebé con tan sólo dos semanas de vida. La madre es nacida en Almàssera, de donde es toda su familia.
Las fuentes consultadas apuntaron que la familia se refugió en el cuarto de baño de la vivienda para protegerse de las llamas debido a que se quedaron atrapados en el edificio. Además, al parecer mandaron un mensaje desgarrador a través de la mensajería de móvil en el que pedían ayuda para salir de ese infierno.
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Tras confirmarse la noticia, en el colegio de Jesús y María de Valencia convocó a los alumnos y familiares a un acto de recuerdo para su exalumna. Ella cursó estudios en el centro de la gran vía Fernando el Católico, donde también asiste un alumno de Secundaria que ha perdido su hogar y se cuenta entre los supervivientes.
M. B. perteneció a la promoción de 1986 y, según quienes la conocían, seguía muy vinculada al centro valenciano. «Eran unas personas maravillosas y ella estaba muy ilusionada con traer a sus dos hijos» al colegio en el que se había formado en la infancia.
«Estamos conmovidos por el dolor y lo que estamos sufriendo», ha expresado la directora. «Ella es parte de nuestra comunidad educativa». Por tal motivo y por el enorme cariño hacia M., se organizó una oración por la víctima y su familia, que se celebró a las cuatro y media de la tarde en la capilla del centro.
A este encuentro asistieron algunos exalumnos, miembros del centro y familias de escolares, todos unidos en el recuerdo por las víctimas y su «muy querida» antigua estudiante.
«Hemos querido lanzar un mensaje de unión y esperanza, pedir al Señor que nos dé luz para superar tanto dolor y seguir adelante». Más adelante, añadió la directora, «estamos a disposición de la familia por si necesitan que les acompañemos con un funeral, una eucaristía o lo que necesiten».
En la oración, algunas de las participantes expresaron reflexiones ante las pérdidas del devastador incendio. «Todos necesitamos espacio para el duelo. Ahora nos queda el amor, al que ni la muerte puede silenciar». Otra de las mujeres que intervino dijo: «Agradezco las vivencias imborrables. M. , siempre pertenecerá a nuestra historia. Por su vida, gracias Señor».
Una que ha culminado la oración: «Rezamos por M., por su familia y por todos los que se han quedado sin nada». El lunes se repetirá el encuentro de oración por las víctimas con presencia de los alumnos del colegio.
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