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El entrenador infantil condenado por abusar de menores, en el inicio de su juicio en la Audiencia de Valencia. efe/Manuel bruque

Un juzgado investiga por revelación de secretos a una mujer que denunció la pedofilia de su marido

El juez de Valencia mantiene imputada a la expareja del entrenador infantil condenado por tres abusos a menores después de que hallara las pruebas en un 'pendrive'

Jueves, 29 de septiembre 2022, 00:16

La justicia tiene, en ocasiones, giros difíciles de comprender. La mujer del entrenador infantil de un equipo de fútbol de l'Horta que destapó con ... amargura el grave caso de pederastia de su marido ha acabado investigada por un supuesto delito de revelación de secretos.

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El hombre, que ha sido condenado recientemente a 52 años de cárcel por abusar de tres menores, entre otros delitos pedófilos, se querelló contra su pareja al entender que vulneró su intimidad al descubrir las imágenes de contenido sexual en unos 'pendrive' o unidades de memoria digital. Es precisamente el material que, constituido finalmente como prueba, ha sido clave para incriminarlo gracias a que la mujer lo denunció a la Policía Nacional.

Durante el juicio, celebrado antes del verano en la sección segunda de la Audiencia de Valencia, el abogado defensor del abusador, Jaime M. P., ya trató de invalidar esta prueba para intentar tumbar el procedimiento.

Sin embargo, el tribunal no lo admitió y la vista siguió adelante hasta acabar con una de las condenas más severas ante uno de los casos de pederastia más graves de la historia reciente en la Comunitat. Y es que además de haber abusado de tres adolescentes conocidos a través de familiares o amistad grabó las imágenes y acumuló una gran cantidad de pornografía infantil.

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Sin embargo, el padecimiento no acabó para la mujer que, de golpe y porrazo, vio su matrimonio hecho añicos, con un bebé recién nacido en el momento en que descubrió los horrores que albergaba aquel 'pendrive' que cambió su vida. Su valentía, y también miedo por si su hijo estaba en otras imágenes, ha acabado ahora situándola como investigada en un supuesto delito de revelación de secretos. De testigo de un delito muy grave a sospechosa de otro por el modo en que lo descubrió.

Esta es la causa que sigue, contra ella, el juzgado de instrucción 18 de Valencia. Además de haber sido citada como investigada, el juez ya ha dictado un auto de procedimiento abreviado para que se formule acusación contra la mujer, lo que podría ser la antesala de un juicio. Si no prospera el recurso presentado por su abogado podría acabar, esta vez ella, en el mismo lugar que su marido pedófilo: sentada en el banquillo de los acusados.

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El trasfondo del asunto es profundo, pues lo que se pone en conflicto es la conducta de una persona que descubre un posible delito y se preocupa por denunciarlo, máxime con menores como posibles víctimas, y el derecho a la intimidad del sospechoso. Sin embargo, el juez de la sección segunda ya ha inclinado la balanza en favor de la madre en la sentencia en la que condena a Jaime a 52 años de cárcel.

Argumentos del fiscal y del juez

Previamente, el fiscal lo razonaba así: los 'pendrive', que la mujer encontró en una mochila e insertó en la TV como un elemento doméstico más de la casa, «no tenían contraseña de acceso, lo que revelaría la ausencia de diligencia de protección de la intimidad» por parte de Jaime. Dichos dispositivos «equivalían ya en 2019 a un libro o a un álbum de fotos y su protección a la curiosidad ajena exigían una encriptación».

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Pero el Ministerio Público añadió estos sus argumentos: «Nada más iniciar el visionado de un 'pendrive' y encontrarse con imágenes que le parecieron muy graves», la mujer «paró, llamó a la Policía y, por tanto, no tuvo tiempo material de escudriñar el contenido».

El magistrado ponente, José Manuel Ortega, resolvió el dilema con estos planteamientos en su fallo: «Aún cuando consideramos que el acceso de la esposa al contenido de algunos archivos infringiera el derecho a la intimidad personal» del entonces sospechoso y ahora condenado «no se aprecia que la ingerencia sea de gravedad».

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Y, un párrafo más abajo, el punto clave de la cuestión: «El acceso se hizo en unas circunstancias en las que la conducta de la mujer encuentra una aparente causa de justificación». Y lo más crucial: «No se podía exigir a un particular una conducta diferente»

La mujer, que prefiere mantenerse en el anonimato, ha vivido un 'via crucis' que ahora se prolonga con el proceso judicial contra ella. Para ella, descubrir que su marido era un pederasta meses después de nacer el primer hijo en común ha sido un mazazo del que todavía trata de recuperarse, intentando rehacer su vida. Para colmo ha tenido que lidiar con la inseguridad y el miedo después de que Jaime quedara en libertad provisional tras su arresto. Y así sigue hasta que la sentencia que le condena no sea firme.

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En el propio juicio ya explicó, con claridad, lo que le movió a mirar las imágenes del 'pendrive' y a alertar a la Policía de inmediato. «¿Y si mi hijo recién nacido también había sido abusado por él?», planteó en la sala.

Con la acusación que aún prevalece sobre ella, la de supuesta reveladora de secretos, «me siento completamente abrumada, superada por todos los acontecimientos», ha expresado. Tiene la sensación de ser «dos veces víctima por intentar proteger a mi hijo y a otros menores del que era mi marido». Su conclusión es contundente: «Toda mi vida se ha derrumbado de repente y ahora, encima, más problemas con la justicia».

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Los 52 años de cárcel a los que Jaime ha sido condenado se desgranan de esta manera: delitos continuados de abuso sexual a menores de dieciséis años, por las tres víctimas que declararon en el juicio, producción de pornografía infantil, al registrar en vídeo abusos, y la posesión de miles de archivos del mismo tipo de pornografía que al parecer obtuvo de páginas web de internet.

 

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