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Un guardia civil sale del edificio de los juzgados de Llíria. Manuel Molines

La nieta del pederasta que violó a cinco menores de su entorno familiar inculpa también a su madre

La víctima, que ahora tiene 23 años, afirma que le contó las agresiones sexuales a su progenitora y ella le dijo que tenía que perdonar al violador

Javier Martínez

Valencia

Viernes, 31 de mayo 2024, 00:56

Una nieta del hombre de 69 años que confesó haber violado a cinco menores de su entorno familiar volvió a declarar este jueves en el juzgado de Llíria. La víctima, que ahora tiene 23 años, inculpó también a su madre al afirmar que ella le dijo que tenía que perdonar al pederasta cuando le contó las agresiones sexuales que sufría.

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La joven manifestó que tenía 15 años cuando habló la primera vez con su madre y su tía sobre las violaciones, y que tenía miedo de lo que pudiera hacerle su abuelo, que también era su padrastro al estar casado con su madre.

Después de contarle a su madre en el año 2015 lo que estaba pasando, la víctima ya no volvió a sufrir más agresiones sexuales, pero no denunció los hechos porque no quería recordarlos, según su declaración ante la jueza que instruye la causa.

El nacimiento de un bebé en la familia y la actitud de la madre del recién nacido, que no quería que el pederasta se acercara a la criatura, desencadenó una discusión que puso fin al oscuro secreto de violaciones y abusos sexuales.

El nombre de 69 años de edad confesó ante la Guardia Civil que agredió sexualmente a cinco menores de edad, todos ellos de su entorno familiar. El pasado 6 de mayo, el pederasta acudió al cuartel de la Guardia Civil de Llíria para entregarse, después de que su pareja lo convenciera, y confesó las violaciones que cometió durante varias décadas.

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Al día siguiente, el magistrado titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Llíria, en funciones de guardia aquel día, decretó el martes el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del pederasta.

Tras el reparto de las causas, la magistrada del Juzgado de Instrucción número 5 de Llíria asumió este jueves el asunto y ratificó la situación de prisión provisional del inculpado, quien no quiso hacer declaraciones.

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La magistrada asevera en el auto de prisión que existen indicios racionales de criminalidad del investigado por delitos de agresión sexual «con especial vulnerabilidad de las víctimas por su relación de parentesco y edad». El pederasta reconoció ante la Guardia Civil y luego en el juzgado las violaciones con introducción de dedos en la vagina,

Los abusos y agresiones sexuales sucedieron durante varias décadas, y el individuo logró que las menores mantuvieran en secreto los hechos. Las víctimas tenían entre siete y 17 años de edad cuando sufrieron las violaciones, según sus declaraciones y la confesión del detenido. Una de ellas tiene ahora 10 años y las otras ya son mayores de edad.

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El pederasta aprovechaba los momentos en los que se quedaba solo en su domicilio con las niñas para manosearlas y realizar otros actos sexuales. Entre las víctimas se encuentran la hermana y cuñada del hombre encarcelado y una nieta con discapacidad. Esta última joven recibe tratamiento psicológico y lleva ahora una vida ordenada con su pareja.

Otras dos víctimas son hijas de amistades del pederasta y una de ellas tiene ahora 10 años. La madre de la menor reclama que tomen declaración a su hija lo antes posible mediante la cámara Gesell, una habitación judicial para interrogar a menores.

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La sala cuenta con sistema de captación de vídeo y audio, y está separada de otra anexa por un cristal de visión unidireccional en la que se sitúan el juez, el fiscal, los abogados y un funcionario que maneja los sistemas. Un psicólogo forense especializado en el procedimiento se coloca junto al menor y habla con él para tratar de obtener el testimonio más veraz. También es el interlocutor para las preguntas que formulan las partes desde la estancia contigua.

Al quedar grabada la declaración durante la fase de instrucción luego se puede reproducir en el momento del juicio y ya no es necesario que esté presente el niño o la niña, por lo que se evita un segundo episodio de padecimiento al menor.

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Según el abogado Rubén Nebra, que ejerce una de las acusaciones particulares, todo parece indicar que la mujer del pederasta era conocedora de las agresiones sexuales, por lo que lo encubrió, presuntamente, a su marido durante mucho tiempo.

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