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El misterio de la mano hallada junto a la estación de Valencia-Joaquín Sorolla ya no guarda ninguna incógnita. La Policía Nacional ha resuelto ... el caso tras una investigación conjunta del Grupo de Homicidios y la Brigada Provincial de Policía Científica. Como si de un episodio de 'CSI' se tratara, las indagaciones de los agentes y las pruebas de ADN permitieron identificar a la víctima y esclarecieron también cómo llegó la extremidad a la vía donde la encontró un vigilante.
Los hechos se remontan al 23 de septiembre de 2018, cuando una joven de 18 años murió al ser arrollada en Ulldecona (Tarragona) por un Euromed que circulaba en dirección a Valencia. Tras la correspondiente investigación e inspección policial, el retén fúnebre retiró los restos humanos de la vía y el tren continuó su marcha hasta Valencia.
Un mes y medio después, el 9 de noviembre de 2018, un vigilante de seguridad encontró una mano momificada en la vía número 9 de la estación de Valencia-Joaquín Sorolla. Días antes ya había visto la extremidad pero no se acercó porque creía que era un guante. Tras ser avisada la Policía del macabro hallazgo, el Grupo de Homicidios se hizo cargo de las investigaciones y comenzó a revisar todos los arrollamientos de tren con víctimas mortales que se habían registrado en los últimos meses en España.
La principal hipótesis de los agentes que asumieron el caso era que la mano hubiera quedado atrapada en los bajos de un tren tras el arrollamiento de una mujer, ya que el forense determinó que pertenecía a una joven, y que se hubiese desprendido en su entrada a la estación.
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Era una hipótesis que tenía que corroborar o descartar la Policía Científica en el laboratorio de ADN, pero antes había que encontrar un cadáver sin mano y una muerte en el itinerario de uno de los trenes de largo recorrido que circulan a diario por la vía número 9.
Los especialistas de la Policía cotejaron datos de autopsias y pidieron información a la Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra y los departamentos de seguridad de Renfe y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para tratar de identificar a la víctima. También revisaron los arrollamientos de trenes con víctimas mortales que se registraron meses antes en Chiva, Ontinyent, La Llosa y Xilxes, entre otras poblaciones de la Comunitat Valenciana, pero a ninguna de las personas fallecidas le faltaba una mano.
Era cuestión de tiempo, paciencia y empeño. La Policía logró resolver el misterio cuando centró la investigación en la muerte de una joven de 18 años al conocer que no encontraron su mano derecha tras ser arrollada por un Euromed en Ulldecona. Meses después, las pruebas de ADN confirmaron la hipótesis inicial del Grupo de Homicidios.
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