Lunes, 7 de octubre 2019
Un recluso del centro penitenciario de Picassent, Pablo Antonio R. R., de 48 años, escapó en la mañana de este lunes de uno de los calabozos de la Ciudad de la Justicia de Valencia en circunstancias que investiga la Policía Nacional. Tras detectar la fuga del preso, varios policías, vigilantes de seguridad y guardias civiles montaron un operativo urgente para buscarlo, tanto en las instalaciones judiciales como en el exterior del edificio. Pero el habilidoso prófugo logró eludir el cerco.
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Según fuentes próximas a la investigación, la fuga se produjo sobre las 11.30 horas, poco después de comparecer en un juicio penal y ser trasladado de nuevo a los calabozos. Al parecer, empleó un cordón de zapatilla con el que hizo un lazo. Lo introdujo por los barrotes de la puerta de la celda y logró así correr el pestillo. A tenor de las primeras investigaciones, el preso salió después por la puerta principal de la Ciudad de la Justicia, como un usuario más del edificio.
Los agentes encargados de la seguridad en el complejo revisaron de inmediato las grabaciones de las cámaras de seguridad para tratar de localizar al huido. Varios policías de paisano participaron también en el operativo de búsqueda del recluso hasta comprobar que había salido del edificio. De hecho, una cámara de seguridad grabó ese momento. Andaba con tranquilidad, pero con cierto brío para salir cuanto antes del recinto vigilado.
Las fuerzas de seguridad siguen buscando al fugitivo en la ciudad de Valencia, tras difundir el lunes su fotografía con el objetivo de dar cuanto antes con su paradero.
Según fuentes penitenciarias, el recluso iba a terminar de cumplir en noviembre de este año una condena de cuatro meses por haber quebrantado una medida judicial relacionada con un caso de violencia machista. Pero sobre él pesaba otra causa por un presunto delito contra la salud pública que es el que le llevó a juicio.
Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJCV), esta vista se celebró según lo previsto, con la comparecencia del acusado en el juzgado de lo Penal 18 de Valencia poco antes de su fuga. Hubo un acuerdo de conformidad entre la Fiscalía y la defensa. La magistrada dictó una sentencia por la que se condenó a Pablo Antonio a tres años y un día de prisión como autor de un delito contra la salud pública. Concurrió la atenuante de drogadicción. Además, la titular del juzgado le impuso otra pena de cuatro meses y veinte días de prisión por un delito de conducción de vehículo a motor sin el correspondiente permiso, en este caso con la agravante de reincidencia.
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Estos hechos se remontan al 9 de abril de este año, cuando el acusado fue detenido en un control policial en la autovía A-7 a su paso por Sagunto. Conducía sin permiso un coche en cuyo maletero fueron hallados 32,6 kilos de hachís.
En la cárcel de Picassent, su calificación penitenciaria era la de segundo grado. Pablo residía actualmente en un módulo de presos conflictivos donde hay reclusos con cierto grado de inadaptación, pero en prisión no había protagonizado ningún intento de fuga. Fuentes policiales destacaron, no obstante, sus dotes huidizas.
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El 16 de julio de 2008 un detenido que iba a comparecer en un juzgado para que le notificaran una condena de dos años de prisión logró escapar también de los calabozos de la Ciudad de la Justicia en circunstancias similares. La Conselleria de Justicia no aclaró cómo el recluso pudo eludir la vigilancia policial y escapar pese a los sistemas de videocontrol del edificio.
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