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Su adicción a la cocaína le delató y acabó con su fuga carcelaria. La Policía Nacional ha arrestado en Burjassot en la madrugada de este miércoles a Sergio Cabello, uno de los dos presos que huyó de la prisión de Picassent el pasado 22 de diciembre tras aprovechar el alboroto de otros internos que celebraron los goles del partido Barça-Atlético.
La detención se produjo sobre las 0:30 horas de la madrugada en un edificio de la calle Virgen de los Desamparados en Burjassot. Uno de los vecinos llamó al 091 para avisar de que un individuo estaba golpeando las puertas de las viviendas. El hombre gritaba: «¡Abre, abre, soy policía!». Pero ninguno de los vecinos le hizo caso debido al aspecto desaliñado que presentaba y su estado de excitación.
Estaba bajo los efectos de la cocaína y había consumido tres gramos de esta droga, según dijo él mismo a los policías que lo detuvieron. Cabello perdió el control tras un mes y medio de fuga, y fue localizado y detenido por el escándalo que montó en la noche del martes. Primero intentó entrar en un piso, pero el dueño de la vivienda forcejeó con el delincuente y evitó que se colara dentro.
Cabello siguió en su empeño de entrar en una de las viviendas del barrio de Burjassot, y se escondió incluso debajo de una cama. Uno de los vecinos del edificio se enfrentó al recluso y le propinó un puñetazo en la cara. El hombre pidió ayuda a gritos a la Policía para sacar al intruso de su casa, y los dos agentes que se encontraban en la finca acudieron de inmediato y arrestaron al delincuente.
El detenido se encontraba bajo los efectos de la cocaína que había consumido, por lo que lo que fue trasladado al Hospital Arnau de Vilanova. Cuando reciba le alta médica, el delincuente pasará a disposición judicial en Paterna.
Los vecinos aseguran que la primera vez que vieron al fugitivo por la zona fue en la madrugada de este miércoles, cuando despertó a todo el barrio residencial a golpes chillando que era policía. Incluso reventó una tubería del portal (sin ninguna explicación aparente). Los testigos recuerdan que Sergio Cabello estaba fuera de sí. «Nunca había visto unas pupilas tan dilatadas», asegura un residente.
Un joven que vive en la finca en la que se coló el recluso fugado rememora que se asomó por el balcón. El agua se salía del portal después de que el preso reventara la tubería. Después, oyó los porrazos que Cabello dio contra las puertas para que alguien le abriera.
Tenían miedo. Horas más tarde, los vecinos más mayores siguen temiendo. Nadie se explica cómo un fugitivo de la justicia acabó en su finca. Despertándolos de madrugada. Una vecina rubia de avanzada edad rompe a llorar cuando ve a los periodistas arremolinarse frente su portal. «Estoy muy agobiada», comenta. Otra vecina va a su encuentro. «No es de recibo que le pase eso en su casa y no va a decir nada», espeta.
Cabello tiene numerosos antecedentes policiales por violencia de género, robo con fuerza y otros delitos. Como ya informó LAS PROVINCIAS, rompió la barrera del depósito municipal de vehículos para recuperar su coche sin pagar una multa por mal aparcamiento. Contra él pesan requisitorias de los juzgados de instrucción 2 y 7 de Valencia, los juzgados 1 y 3 de Picassent y el juzgado número 2 de Paterna.
El otro recluso que huyó de la cárcel valenciana tras anudar unas sábanas a la reja de una ventana, David Montejano, sigue en paradero desconocido y las fuerzas de seguridad del Estado mantienen el operativo de búsqueda y captura. Ambos son considerados presos peligrosos.
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