La pandemia ha disparado el hambre de naturaleza y aire libre. Escalar, hacer rutas o barranquismo son actividades al descubierto que cobran brío en una época en la que el riesgo de contagios es mayor en lugares sin ventilación. Y en una Semana Santa sin restricciones, el turismo rural se ha impuesto con el mismo tirón que las playas. Pero el aluvión de visitantes a ríos y montañas también ha conllevado muerte y peligro.
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Lo constatan los 181 salvamentos que han realizado los equipos de emergencias valencianos entre el lunes 11 y el domingo, según Emergencias. Son rescates en montañas, ríos o senderos. Roturas o torceduras en puntos de difícil acceso, personas extraviadas, fatigadas o indispuestas, excursionistas despeñados… A razón de 26 rescates al día.
De acuerdo con los balances diarios del 112, el periodo festivo termina con más de 15.500 incidentes de toda índole. De ellos, 181 son salvamentos, 682 son accidentes de tráfico y 280 incendios, tanto de vegetación como en viviendas.
La factura más dramática de las salidas a la montaña está en Bolulla, con tres fallecidos desde el 8 de abril en el entorno de su catarata y barrancos. Pero se han vivido otros muchos momentos de riesgo.
En el mismo día en que perecía un joven de 24 años arrastrado por el río Algar tras una caída en la catarata de Bolulla los bomberos de Alicante salvaron a uno de 25 en otra zona fluvial de Abdet. Horas antes, el sábado, bomberos de Valencia hacían lo propio con un hombre de 67 años que cayó de 20 metros en una zona rural de Náquera.
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El reguero de rescates seguía este lunes 18 de abril. Bomberos y sanitarios auxiliaron ayer a un hombre herido tras caer de unos 20 metros cuando practicaba barranquismo en el Chorrador, un salto de agua de la localidad castellonense de Castillo de Villamalefa. Mientras, en Benidorm, un excursionista de 54 años también fue rescatado tras sufrir una caída en una pinada.
Pepe Cerdá es oficial de operaciones y portavoz del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante. Según detalla, detrás de muchos de estos rescates hay «imprudencias por exceso de confianza». Se refiere, en especial, al barranquismo. «Cada vez que llueve y los cauces se llenan, como ha sucedido en las últimas semanas, hay una gran avidez de aficionados en busca del atractivo del agua». Sin embargo, «muchos subestiman la fuerza de arrastre de los ríos cuando el caudal ha crecido», destaca.
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En escaladas, por ejemplo, «hay quien no planifica bien su ruta y se queda sin luz o el que se equivoca de camino y toma la vía más compleja». En más mayores, «nos encontramos con torceduras y fracturas en desniveles por recorrer sendas que no se ajustan a sus capacidades físicas».
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