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J. A. Marrahí
Sábado, 14 de enero 2023, 00:47
La normativa penitenciaria prevé dos requisitos que podrían suponer un obstáculo en el caso de que María Jesús M. C., Maje, decidiera convivir con el bebé que espera ... en sus primeros años de vida. Las unidades de madres, previstas para embarazadas y progenitoras con hijos recién nacidos, ponen una barrera en aquellos casos de condenadas por delitos de extrema gravedad (en su caso es el asesinato de su marido Antonio por mediación de su amante Salva y con la agravante de parentesco) o internas en el «periodo inicial» de una condena de alta cuantía, como refleja el documento de Instituciones Penitenciarias.
En este último punto conviene recordar que la viuda de Patraix, reclusa embarazada en la cárcel de Picassent, fue sentenciada a 22 años de prisión en noviembre de 2020 por el asesinato de su esposo. Pero ingresó en prisión provisional en enero de 2018. Y este tiempo se descuenta. Es decir, ha cumplido cinco años de su pena y le quedan todavía 17. Los supuestos que rigen el acceso a las unidades de madres ya no marcan qué proporción de cumplimiento estiman para determinar que se entiende por «periodo inicial».
Si estos dos baches son obviados, hay otros requisitos para su eventual traslado que sí cumple la asesina de Patraix. Según las normas expuestas por Instituciones Penitenciarias, «podrán ser destinadas a una unidad de madres mujeres clasificadas en segundo grado». Según fuentes penitenciarias, ella entraría en este supuesto ya que no se considera una reclusa peligrosa (en tal caso estaría en primer grado) y se ha integrado bien en prisión. Hasta el punto de participar en los trabajos internos de la panadería antes de quedar exenta de esta tarea por su embarazo.
Por tanto, y al margen de la decisión personal de la reclusa, será el centro el que, sopesando pros y contras, autorice o deniegue el traslado a la única unidad de madres de nuestra región, que arrancó en 2020 con el nombre de Irene Villa y se ubica junto a la cárcel de Fontcalent.
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Fuentes de Instituciones Penitenciarias eludieron pronunciarse sobre la situación concreta de Maje en estos momentos, pero sí aclararon que cada caso de solicitud de traslado se estudia «individualizadamente» y atendiendo a los parámetros de conducta de la madre «en el momento que lo plantea».
En el caso de que los citados impedimentos no frenen el traslado, Maje podría ser trasladada a la unidad alicantina antes incluso del alumbramiento del bebé. A partir del sexto mes de embarazo, la normativa ya abre la puerta a estos espacios. Sin duda, la unidad externa de madres supone un plus de calidad de vida penitenciaria, pues son espacios mucho más amenos que las celdas habituales. En el caso de Maje, además, queda a sólo 20 minutos de su pueblo de origen, Novelda, lo que la aproxima a su familia.
La vida de bebés recién nacidos con sus madres reclusas se concibe con un doble beneficio: el niño está con su progenitora cuando más la necesita y ésta a su vez adquiere «un elemento motivador para trabajar con éxito políticas de reinserción». La unidad de madres Irene Villa de Fontcalent echó a rodar en octubre de 2020 y se suprimió la existente en la cárcel de Picassent.
Hoy habitan allí 15 mujeres y una decena de niños, según Instituciones Penitenciarias. Se trata de un edificio independiente del resto de la cárcel que alberga 32 habitaciones, dos de ellas dobles concebidas para acoger a una madre con hijo y a una embarazada.
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