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En la segunda vista del juicio de la joven de Castelló que murió después de que su pareja le propinara un disparo en la cabeza en marzo de 2020 en el pueblo de Castelló en la provincia de Valencia se ven evidentes contradicciones. El acusado de asesinato Juan S. declaró en la reconstrucción de los hechos que se encontraba sentado en el suelo, junto al borde de la cama. Según él «estaba limpiando la pistola para venderla» cuando se produjo la detonación.
Falso. Los investigadores de la Guardia Civil han desmontado su versión. Según la trayectoria de la bala, Juan S. tenía que estar de pie frente a Mónica E. y apuntándola para que coincidiera con la herida mortal que le generó. La nueva hipótesis que plantea la defensa, diciendo que ella tenía la cabeza agachada mientras se ponía una mascarilla en el pelo, también se ha puesto en duda.
El tribunal ha proyectado el vídeo de la declaración de los hechos en la sala Tirant I de la Ciudad de la Justicia de Valencia ya que en la sala del Tribunal del Jurado donde inicialmente se celebraba el juicio había problemas para grabar la sesión. En el vídeo Juan S. no hace referencia en ningún momento de que Mónica E. estuviera con la cabeza agachada.
En esta sesión también ha declarado el amigo de ambos que vivía con ellos y que ayudó a sacar a Mónica a la carretera para que los localizaran los servicios de Emergencias. También se ha esclarecido que ambos mintieron diciendo que los hechos se habían producido en el porche de una casa próxima a la que residían y que tenían alquilada. «Lo dijimos por miedo a que nos pillaran la plantación de marihuana», han mantenido el acusado y el testigo.
En todo momento, el compañero de piso de la pareja ha mantenido que aunque sabía que Juan S. tenía un arma, siempre le dejó claro que no «quería saber nada del tema». También añade que momentos antes del disparo, pasó por enfrente de la habitación que compartían la víctima y el acusado. «Él estaba de pie tocando la pistola, ella salía de de la ducha», recuerda.
No pasó mucho tiempo hasta que se produjo la tragedia. «Oí el 'petardazo' unos diez minutos después. Bajé al comedor a ver la televisión y me lie un porro. No me dio tiempo a encendérmelo porque escuché el disparo y fui corriendo a ver qué pasaba», detalla el único testigo presencial del crimen.
Cuando llegó a la habitación, Mónica ya estaba tendida sobre la cama y el investigado no paraba de chillar según comenta. Juntos llamaron al 112 pero, aunque la víctima permaneciera con vida hasta el día siguiente, los sanitarios no pudieron hacer nada por salvarla ya que el proyectil le había penetrado en un órgano vital.
Aunque el compañero de piso de la pareja diga que nunca vio que Juan S. discutir con Mónica E., las amigas de la víctima ofrecen una versión completamente opuesta. La primera en entrar a declarar era una amiga de la infancia de la fallecida. Según cuenta la testigo, estaban unidas por un vínculo muy estrecho.
Ella conocía la relación de pareja entre la víctima y el investigado. «Le dije varias veces que lo denunciara pero ella decía que no, que lo quería y que cambiaría». Varias veces vio a su amiga llegar desconsolada a su casa, con el cuerpo lleno de moratones después de decir que él le había pegado. Como relata la testigo, era habitual ver a Mónica con heridas, arañazos o los ojos hinchados por una paliza. También cuenta que el investigado la insultaba constantemente. Aunque no estuviera presente cuando se protagonizaban las palizas, sí que escuchó audios que le mandaba Juan S. «Le llamaba guarra y perra», cuenta la mujer.
La Fiscalía solicita para Juan S. una pena de 24 años por asesinato y de tres años por tenencia ilícita de armas, al igual que la acusación popular ejercida por el abogado de la Generalitat Valenciana. Sin embargo, la acusación particular solicita 28 años por el delito de asesinato con la agravante de parentesco y de violencia de género, además de otros dos años por tenencia ilícita de armas ya que el mismo acusado ha dicho que no tenía licencia y también le solicitan 10 años de libertad vigilada.
Por otro lado, la defensa que en un principio solicitaba la libre absolución ahora ha cambiado su calificación a homicidio imprudente con pena de 2 años de cárcel ya que alega las atenuantes de reparación del daño, ya que Juan S. llamó al 112 mientras Mónica seguía con vida, de confesión porque dijo que fue el autor del disparo y de estar bajo los efectos de sustancias estupefacientes. Como ha declarado el acusado, aquella noche consumieron marihuana y 'speed'.
Todo bajo la premisa de que aquel disparo letal no fue más que un «accidente». Según defiende: «Solté la corredera y se disparó el arma». La Defensa ha mantenido que el acusado se encontró la pistola junto a quince cajas de munición y que desconocía que hubiera una bala en la recámara. Aunque en esta vista se ha contradicho: «Vi algo pero no sabía si era una bala o un casquillo».
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