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Vivo o muerto. Así busca la policía a Antonio Anglés Martins. Veintisiete años después del triple asesinato de Alcàsser, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) sigue incluyendo al fugitivo brasileño en la lista de delincuentes más buscados. Bajo las acusaciones de rapto, violación, asesinato, inhumación de cadáver y tenencia ilícita de armas, la orden internacional de captura continúa en vigor y la policía no deja de revisar el caso y realizar pesquisas para tratar de averiguar su paradero.
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Anglés sigue siendo uno de los principales objetivos del Grupo de Localización de Fugitivos Internacionales de la Comisaría General de Policía Judicial. Los investigadores de este grupo de élite tratan de reconstruir la huida que protagonizó en el buque de contenedores 'City of Plymouth' en la bahía de Dublín.
La extraña desaparición de Anglés en aquel mercante vuelve a ser actualidad tras la comisión rogatoria internacional emitida por una jueza de Alzira para tomar declaración al capitán Kenneth Farquharson Stevens y a otros miembros de la tripulación.
Tras una petición expresa de la policía, la magistrada pretende esclarecer si los marineros ayudaron a escapar al polizón -en ese momento no sabían que era buscado por el asesinato de tres niñas en España-, y si pueden aportar algún dato sobre el paradero del prófugo o su posible ahogamiento en las frías aguas de Irlanda.
El capitán Stevens ya fue interrogado en Liverpool por la policía inglesa, que también registró el barco, y no dijo nada de la ayuda que habría recibido Anglés en su huida, supuestamente, ni que la policía sospechara de algún miembro de la tripulación, como aseguró en una entrevista emitida en el programa 'Equipo Investigación' de La Sexta.
LAS PROVINCIAS ha tenido acceso a la declaración que realizó Stevens el 26 de marzo de 1993, un día después de la fuga de Anglés, en la que detalla cómo el prófugo logró escapar en dos ocasiones de un camarote antes de que la policía irlandesa subiera al buque. Un marinero descubrió al polizón en la madrugada del 23 de marzo en el almacén de proa de la sala de motores. Llevaba una bolsa con un mapa mundial, tabletas de proteínas, dos mecheros, cigarrillos, un tubo de pomada y un reproductor de música con auriculares, entre otros objetos personales.
Cuando fue llevado ante el capitán, Anglés se identificó con un nombre falso, Carlos Joaquim Carvalho Gonzales, el toxicómano que le dio cobijo en el puerto de Lisboa, y entregó hasta tres documentos de este hombre ya fallecido. «Examinamos la foto con cuidado después de ver al hombre en la cubierta y sospechamos que el documento era falso. El color de sus ojos era distinto», declaró Stevens.
El capitán aseguró que informó al propietario del barco y a la agencia de Irlanda que llevaban a bordo un polizón con documentación falsa. Tras ordenar el encierro del individuo en un camarote, Stevens comprobó que los cerrojos de las ventanas estaban cerrados y quitó la llave. También ató la manilla de la puerta a un soporte porque la cerradura se podía abrir desde dentro.
Horas después, Anglés huyó de noche en un bote salvavidas, pero fue localizado por un avión francés a 300 millas de Burdeos y la tripulación le ayudó a subir para encerrarlo en el mismo camarote. Cuando el buque atracó dos días después en el puerto de Dublín, dos agentes de la Oficina de Extranjería subieron a bordo para llevarse al polizón y fue entonces cuando la tripulación descubrió que había logrado escapar por segunda vez. Faltaban una cuerda de la cubierta de popa y un chaleco salvavidas, que fue encontrado a la mañana siguiente en la bahía de Dublín, por lo que dedujeron que el fugitivo logró alcanzar la costa.
Tras registrar el mercante y no encontrar al polizón, los dos oficiales de Extranjería se marcharon y llegaron agentes de la Garda Síochána (policía de Irlanda). «Ellos eran muy precavidos y dijeron que habían recibido una llamada por teléfono en relación al problema. No sé quién contactó con la Garda. Nadie lo hizo desde el barco», manifestó Stevens.
El 'City of Plymouth' zarpó al día siguiente rumbo a Liverpool, donde la policía inglesa rodeó el puerto y realizó otro registro con perros adiestrados. Era el 26 de marzo de 1993. «Nos estaban esperando. La presencia de la policía era muy grande en el muelle y los alrededores con agentes uniformados y una brigada especial», señaló el marino jubilado.
Pero una vez más, como había sucedido en España en cuatro ocasiones, Anglés logró escapar cuando la policía le seguía de cerca o se ahogó en la bahía de Dublín, otra de las hipótesis que barajan los investigadores. En una huida marcada por la suerte y su espíritu de supervivencia, el presunto autor de los asesinatos de Toñi, Míriam y Desirée consiguió eludir el cerco policial hasta seis veces en menos de tres meses en España, Portugal e Irlanda, concretamente en Catarroja, Valencia, Alborache, Vilamarxant, Lisboa y Dublín.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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