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Un infierno. Eso es lo que, según testigos, se ha vivido en el interior de un tren Avlo Madrid-Valencia que esta tarde ha sufrido una avería mecánica en el interior del túnel de Chamartin. Varios pasajeros han optado por reventar ventanas en busca de algo de aire fresco, pero según fuentes de la compañía ferroviaria no se han producido evacuaciones.
Para los pasajeros, cuyo número no ha podido confirmar Renfe, el Avlo, que ha salido a las 13.31 de Joaquín Sorolla, debería haber llegado a Madrid a las 15.38 horas, pero el percance ha hecho que quedara detenido poco antes de esa hora cuando encaraba el túnel de la estación de Chamartín.
Ha sido ahí cuando, por motivos que no se han especificado más allá de la avería mecánica, el tren ha quedado detenido por un tiempo aproximado de 90 minutos. Y a partir de ahí, el caos. La luz se ha apagado, el aire acondicionado no funcionaba y se han soportado temperaturas elevadas de casi 40 grados. La incertidumbre y desesperación se ha apoderado de los pasajeros hasta el punto de que, al menos uno de ellos, la ha emprendido a martillazos para quebrar una de las ventanas del ferrocarril mientras era jaleado por el resto.
Según Renfe, la solución que se ha adoptado ha sido la de remolcar el tren con otro vehículo ferroviario hasta la estación de Chamartín, donde al fin los pasajeros han podido apearse en torno a las seis de la tarde.
Además del percance en el Avlo, su avería ha ocasionado retrasos de entre 70 y 80 minutos en cuatro trenes de alta velocidad con origen o destino en Valencia.
Jorge Pinés, un joven valenciano de 24 años, ha sido testigo de lo ocurrido cuando viajaba en el tren junto con un grupo de cuatro amigos para pasar la noche en Madrid con la intención de iniciar después el Camino de Santiago desde Galicía.
Según ha descrito, ya había avisos previos de que algo no funcionaba bien. «Nada más pasar la estación de Cuenca ha habido una parada de unos 15 minutos donde ha empezado a fallar también el aire acondicionado, sin embargo se ha recuperado».
Lo peor estaba por llegar. Y ha sucedido «dos o tres minutos después» de que el convoy se internara en el túnel de Chamartín.«Ahí ya se ha apagado la luz y se ha detenido la marcha completamente», ha detallado el pasajero valenciano.
Al principio, «silencio y risas» entre los viajeros. «Se apagaba la luz y se volvía a encender». Después, «calma tensa». Al principio de la avería, agrega Jorge, «el aire acondicionado aún tiraba algo o se conservaba el que ya había refrigerado de antes del parón».
Pero, poco a poco, «el ambiente ha empezado a estar más cargado». La temperatura ascendía, el tren no se movía y, tanto por megafonía como en persona, el personal ferroviario intentaba tranquilizar a un pasaje cada vez más acalorado y enfurecido. Hablaban de «un fallo en la locomotora y barajaban arreglarlo o establecer un remolque en unos 15 minutos».
Pero ese cuarto de hora se ha convertido en una hora y media infernal. Los últimos 20 minutos han sido ya caóticos. «¡Es que el calor era ya insoportable! Ha cundido el pánico. Los chicos se han comenzado a quitar camisetas y en mi vagón se han roto dos ventanas con los martillos de emergencia». En otros coches, más cristales quebrados.
Al final «se ha logrado que el aire corriera un poco para ventilarnos», y más cuando, por fin, el Avlo averiado ha sido remolcado con rumbo a Chamartín. «Había gente muy cabreada. Jóvenes cansados que volvían del festival Arenal, personas que han perdido sus enlaces de vacaciones...», ha descrito Jorge.
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