![Violación en una discoteca de Valencia | La víctima de la violación en manada en una discoteca de Valencia: «No paraban de pegarme y reírse»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202209/14/media/cortadas/manada-U62150374237rhT-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
![Violación en una discoteca de Valencia | La víctima de la violación en manada en una discoteca de Valencia: «No paraban de pegarme y reírse»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202209/14/media/cortadas/manada-U62150374237rhT-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
La Audiencia ha comenzado el juicio contra dos de los cuatro presuntos participantes en la agresión sexual múltiple que sufrió una joven en una discoteca del centro de Valencia. La víctima tenía entonces 18 años. Dos de los sospechosos no han podido ser ... localizados. Fue agredida al menos por tres jóvenes mientras otro cooperador vigilaba en el exterior de los aseos, según el escrito de la Fiscalía.
Las pruebas de ADN, no obstante, exculpan a la pareja que se sienta en el banquillo. Pero la identificación de la víctima tras el suceso, posteriormente en el juzgado y este miércoles en la vista oral, ha sido clara y contundente. No admite dudas: son ellos.
El ministerio fiscal reclama 13 años y medio por cada agresión sexual. Al margen de la que cada uno protagonizó se les pide la condena también como cooperadores necesarios de las otras dos, castigadas con la misma pena. En total, más de 40 años de cárcel.
Noticia Relacionada
Iván M. ha sido el primero en someterse al interrogatorio del fiscal. «Estuvimos toda la noche juntos. No nos separamos», señaló respecto a su compañero. «Bailamos, pedimos en la barra...» El joven aclaró que en ningún momento fue a los baños. Pero el fiscal le ha recordado que hay un mensaje en su móvil que dice: «Estoy en el baño con la peña». No ha ofrecido ninguna explicación convincente a esta aparente contradicción.
El acusado relató cómo fue su detención, justo a la salida de la sala Indiana. «Ofrecí cualquier prueba, las de ADN, les di mis calzoncillos. Quería que todo aquello se aclarara». El joven admitió que cambió su aspecto físico antes del reconocimiento en el juzgado, pero lo ha atribuido a que su imagen había sido difundida en redes sociales y temía por su integridad. Según indicó, en la cárcel le llegaron a mostrar una foto suya, lo que incrementó el supuesto miedo a una agresión. Su compañero de noche, Agustín, también alteró su aspecto en la prisión exactamente por el mismo motivo. Negaron que fuera una estrategia para dificultar su identificación.
El relato fue similar al del otro acusado. «Estuve con una chica, Judith, toda la noche. Vi que había feeling». Su amigo, el otro acusado, se mantuvo junto a él, insistió. Tras los hechos, fue identificado en la puerta de la discoteca desde un vehículo policial. «No sé quién estaba dentro de aquel coche. Entonces me detuvieron».
El procesado ha sido interrogado por mensajes en un grupo de WhatsApp acerca de comentarios sobre su presunta participación en los hechos. «Yo sí había estado con una chica esa noche», corrigió. De ahí esas especulaciones de sus amigos porque lo habían visto con otra mujer.
El principal indicio incriminatorio parece ser el testimonio de la joven. La víctima ha declarado protegida por una mampara para no exponer su imagen. El relato, durísimo tratándose de unos hechos como estos y en alguien tan joven, ha sido idéntico a sus comparecencias previas. Sin dudas, ni vacilaciones ni aparentes ambigüedades. Aquella noche celebraban una fiesta con sus compañeros de trabajo. Más tarde, ya en la discoteca se separó del grupo. «Mientras mi amiga fue a la barra a pedir, yo decidí ir al baño. No me aguantaba».
La joven permanecía en el pasillo junto a los aseos, esperando a entrar. «De repente, me cogen del brazo. Había mucho movimiento de gente. Me dicen: 'Necesitamos ayuda, ayuda...' En un segundo ya estaba dentro del baño de chicos. Y me veo a otros tres allí... Me empiezo a agobiar y ellos a reírse».
La víctima ha tenido que interrumpir su testimonio en varias ocasiones debido al lógico impacto emocional. «Qué bien has elegido», oyó entre los comentarios de sus agresores. «Me tocaban, abrazaban, apretaban...». A la gente del baño, que se interesó por lo que estaba ocurriendo, se les dijo que era la novia de un amigo.
La mujer ha descrito con detalle cómo se produjo la primera agresión, mientras uno de los participantes la sujetaba para que no pudiera escapar de las dependencias. Todo esto ocurría en el baño, pero en una zona abierta. A continuación, «me meten dentro y cierran la puerta». Entonces, «me tiran al suelo, me dejan de rodillas». Ellos seguían de «risas», como «preparándose a ver qué hacían». «Me empezaron a decir que me callara, que no gritara...». La chica comenzó a llorar. «Ya veía lo que iba a pasar», señaló aún atemorizada por el recuerdo.
Tres de ellos le obligaron a hacer una felación. «El de rojo», uno de los acusados identificados, era el que dirigía la agresión sexual, insistió. «Se salieron dos y cerraron la puerta». La víctima seguía en el suelo, recibiendo patadas por parte de los dos agresores. «Me cogieron del pelo para levantarme y me apoyaron contra la pared». Allí fue agredida de nuevo con penetración. «Estaba inmovilizada». «Tío, nos tenemos que ir», se dijeron al terminar. «Me pusieron la zancadilla y se fueron».
Ella siempre tuvo la sensación de que todo estaba planeado desde el principio: «Sabían el paso 1, el paso 2, cuándo se tenían que ir...». Más tarde, fuera, una vez había pasado todo se reencontró con sus amigas. Le comentaron a un seguridad de la sala lo que había ocurrido. Y este les dijo que ellos no eran los responsables, que llamaran a la Policía. Una atención cuanto menos censurable en un momento como aquel.
La joven salió finalmente a la calle con sus acompañantes. «Estaba muy mareada. Sólo quería irme a mi casa». Su amiga llamó a la Policía. «Nada más salió uno, dije: 'Ese es'. Sabía que eran ellos». Se mostró firme: «Yo trabajo de cara al público, si veo una cara me quedo con ella». También ofreció otros detalles de sus agresores. «Olían mucho a tabaco». Y se le quedó grabado el olor del desodorante de uno de los acusados. «El mismo que se usaba en mi casa entonces». Aún hoy necesita ayuda psicológica.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.