Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
Casa abandonada de Burjassot en la que se produjo la supuesta agresión sexual en grupo. Jesús signes

Las violaciones a menores se duplican en cinco años y tocan techo durante la pandemia

Casi 130 menores sufrieron en 2020 agresiones sexuales y los casos se han doblado en sólo cinco años

Sábado, 21 de mayo 2022, 00:11

El confinamiento a causa de la pandemia en 2020 trajo una reducción generalizada de los delitos, tanto en la Comunitat Valenciana como en el resto del país. En concreto, una bajada del 16% en el total de infracciones penales. Pero hubo sólo dos que ... ascendieron: los secuestros y las agresiones sexuales.

Publicidad

Este último delito creció un 5% a pesar del largo periodo de encierro obligado por el coronavirus y de las limitaciones para la movilidad o encuentros sociales. Pero ello no impidió que fuera un año dolorosamente cruel para las víctimas más vulnerables, los menores de edad.

Según los datos del Ministerio del Interior, las agresiones sexuales sufridas por niños y adolescentes tocaron techo en 2020. En concreto sufrieron violaciones 126 menores, en su inmensa mayoría niñas. De estas víctimas, 86 padecieron el infierno entre los 14 y los 17 años, pero hay 40 casos en los que el delito se produjo a edades más tempranas, de 0 a 13 años.

La supuesta violación en manada de Burjassot, con dos víctimas de 12 y 13 años, es sólo la parte visible de un problema que, lejos de solucionarse, se agrava cada año. Y lo demuestran las estadísticas del Gobierno: las violaciones a menores de edad han tocado techo con esas 126 víctimas, el doble de las que se denunciaron cinco años atrás, lo que da muestra de la magnitud del problema.

Publicidad

En este punto, se abre siempre la misma duda. ¿Se denuncia más porque hay más concienciación y alerta de los padres o acaso es que los delitos sexuales contra menores viven un terrible auge? Según los expertos consultados, tanto penalistas como de asistencia a las víctimas, pueden estar sucediendo ambas cosas.

Y es que los menores tienen que hacer frente a un doble riesgo que hace de esta etapa la más delicada para su libertad sexual: por un lado el de la pederastia, cometida por adultos. Por otro, el de agresores masculinos jóvenes y próximos en edad sin educación suficiente como para asimilar lo que significa respetar el «no» de las chicas en esas primeras fiestas, relaciones de pareja o salidas nocturnas de la juventud.

Publicidad

En el primer caso, conocer el alcance de la pederastia en estos momentos es todo un reto. Para empezar, quienes proyectan su deseo sexual hacia los menores de edad no suelen pedir ayuda por temor a la condena social o judicial. En segundo lugar, las estadísticas delictivas que se elaboran en estos momentos por parte del Gobierno o la Fiscalía no establecen qué detenidos o investigados por agresiones o abusos sexuales lo son por delitos cometidos contra menores. Del mismo modo, tampoco entre las víctimas hay datos para distinguir entre las que lo son por acción de un adulto o un semejante en edad.

En este punto, organizaciones como Save The Children han insistido siempre en que falta perfilar mejor los datos si queremos conocer el verdadero alcance y dimensión del problema. Falta una visión más nítida.

Publicidad

Una manera de atisbar su gravedad es el aluvión de juicios que cada semana arrancan en las audiencias provinciales en los que los procesados son adultos con víctimas menores de edad.

Por ejemplo, el lunes comenzará a ser juzgado en Alicante un hombre que se enfrenta a 10 años de cárcel por abusar sexualmente de su prima, menor de edad, cuando coincidían en la vivienda de ambos, en un municipio de la provincia de Alicante. Los hechos sucedieron cuando la víctima tenía entre 9 y 12 años. Según la acusación pública, el procesado aprovechaba la diferencia de edad para someter a tocamientos y otros actos de carácter sexual a la niña. Le considera autor de un delito continuado de abuso sexual a menor.

Más casos. Este martes 24 de mayo será juzgado en Valencia un hombre para el que la Fiscalía solicita tres años y medio de prisión por un delito continuado de abuso sexual a menor. Está acusado de besar y someter a tocamientos a la hija de un amigo de confianza. Los hechos se produjeron entre 2011 y 2014, cuando la víctima tenía entre 13 y 16 años. El sospechoso aprovechaba los momentos que se encontraba a solas con ella, bien en su domicilio o bien en su salón de peluquería para forzar a la menor.

Publicidad

Beatriz de Mergelina, psicóloga al frente del Centro de Ayuda a Víctimas de Agresiones Sexuales, pone el foco en la influencia que el fácil acceso a la pornografía en internet puede estar teniendo en ambos casos. Por un lado, alimenta la inclinación sexual de pederastas y facilita el acceso a sus víctimas en redes sociales. Lo único positivo es que, en ocasiones, su actividad digital permite también detectarlos e incriminarlos. Al mismo tiempo, expande entre adolescentes una visión distorsionada y peligrosa de las relaciones sexuales, difundiendo situaciones de dominio o incluso humillación a mujeres.

La influencia de la pornografía

La Fundación Fad Juventud también ha alertado sobre esta situación y la importancia de educar antes de que el porno sin filtro ni medida deforme las conductas de los más jóvenes. Estas son algunas cifras relevantes: casi siete de cada diez adolescentes españoles de 13 a 17 años consume pornografía de forma frecuente. Lo hacen fundamentalmente en la intimidad, desde el móvil.

Noticia Patrocinada

Contemplan contenidos gratuitos en los que el 88% de las escenas son escenas agresivas o violentas. El 94% de esa violencia está dirigida hacia la mujer y el 95% «de ellas da a entender que a ellas les gusta ser tratadas así», advierte la entidad.

Acceden por primera vez a este tipo de contenidos entre los 8 y los 12 años. Uno de cada tres reconoce que es su única fuente de información sobre sexualidad y, más de la mitad, que la pornografía 'online' les da ideas para sus propias experiencias sexuales.

Publicidad

Por otra parte, ahondan, «sólo un tercio de los padres supervisa de forma habitual la actividad de sus hijos cuando juegan online, usan redes sociales o navegan por internet. Y solo el 11% toma medidas al respecto».

En 2020 se registraron en la Comunitat 4.819 denuncias por actos violentos contra niños y niñas. De ellas, 837 fueron denuncias por malos tratos en el ámbito familiar y 766 denuncias por delitos sexuales, según datos del Ministerio del Interior. Para Rodrigo Hernández, director de Save The Children en la Comunitat, «aunque son datos inaceptables, no hay que olvidar que estas cifras son sólo la punta del iceberg. Pero cada vez se visibiliza más este problema y la sociedad está más sensibilizada».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad