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ATLAS ESPAÑA
Miércoles, 2 de octubre 2019, 20:07
La propietaria de una vivienda de Vigo mantiene una conversación de Whatsapp con una posible inquilina. Hablan de precio, fianza y cierran el acuerdo pero cuatro meses después la inquilina deja de pagar y dice que no existe contrato entre ellas. La propietaria guardaba la extensa conversación mantenida durante esos cuatro meses y aportando los whatsapps como prueba, la llevó a juicio. Ha ganado.
El juez considera los mensajes un contrato, así que tendrá que pagarle los cuatro meses que le debe y abandonar la vivienda. Casos como este son cada vez más habituales, tanto que ahora muchos jueces piden pruebas informáticas para cerciorarse de que las conversaciones son reales.
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