HÉCTOR ESTEBAN
Domingo, 21 de febrero 2010, 02:44
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El ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez dejó una frase para la posteridad: «Puedo prometer y prometo...» Una coletilla que ha inspirado el programa electoral de muchos partidos y dirigentes políticos que, años después, vieron como aquellas promesas que llenaban sus mochilas se perdieron por algún agujero. Los herederos políticos de Suárez han conseguido que la frase del que fuera líder de la UCD sea sinónimo de mentira de cara a la sociedad.
En ocasiones no hay que esperar cuatro años para hacer balance. Aunque hay propuestas tan urgentes, tan bien presentadas y tan proclamadas que no admiten un día más de demora. Hay otras, en cambio, que no se cumplirán en los cuatro años de vida de la legislatura para las que fueron pensadas y anunciadas. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el jefe del Consell, Francisco Camps, ya tiene agujeros en sus macutos. Tan grandes que son imposibles de zurcir.
Ambos, en la antesala de la crisis económica más dura de las últimas décadas, no dudaron en garantizar miles y miles de puestos de trabajo y apostar por eliminar el paro. Hoy, con 4,5 millones de desempleados, será difícil cumplir aquella promesa del «pleno empleo y 120.000 puestos de trabajo» que anunció Camps en las autonómicas de 2007. Zapatero se la jugó todavía más en plena crisis negada por la avaricia electoral. En marzo de 2008 prometió rebajar al 7% la tasa del paro y crear 2 millones de puestos de trabajo. Hoy, millones de españoles hacen cola a las puertas de las oficinas de empleo, que más bien se podrían denominar de desempleo.
Estos dos casos, el de Zapatero y el de Camps, son el ejemplo de cómo actúa la maquinaria electoral de los dos grandes partidos en plena campaña: prometer al precio que sea. Cifras alejadas de la realidad social que se avecinaba y que fue más que advertida por muchos expertos. Las palabras se las lleva el viento y si son promesas electorales, a modo de huracán.
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"Daré 4.000 euros por hijo a los matrimonios valencianos". Lo dijo Camps. En letras mayúsculas y en vallas electorales. Y así figura en el número 13 del colorido álbum de las 1.700 propuestas "para mejorar tu vida" que sirvió de manual para que el PP ganara las elecciones.
¿Hoy quién se acuerda de aquella propuesta estrella de la campaña de 2007? Seguramente, los miles y miles de matrimonios que han tenido un hijo o lo han adoptado y no han visto ni un euro de los «hasta 4.000» anunciados. Al Consell le queda menos de un año para poner en marcha la medida. De lo contrario, la promesa más importante de aquella campaña se convertirá en deuda.
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En aquel álbum de salvación electoral, justo un puesto por debajo de la promesa por parto, en el número 14, estaba la ayuda de 100 euros mensuales para las madres «que no trabajaban fuera del hogar». Para las amas de casa. Una forma de equilibrar los 100 euros que el Estado paga a las madres empleadas lejos del hogar. Cada año, en la Comunitat nacen una media de 50.000 niños (150.000 de cero a tres años). Son miles y miles las madres que todavía no cuentan con esos 100 euros al mes.
En la Comunitat Valenciana, muchos jóvenes todavía están a la espera de las 15.000 viviendas de alquiler con opción de compra para lo que el Consell prometió una inversión de 1.000 millones de euros. Y también esperan miles de valencianas que algún día les pongan la epidural si les toca ser madre de noche, en festivo o en fin de semana. El Consell también tendrá que cumplir con la promesa de que ningún valenciano esté a más de 20 minutos de un centro de salud y a más de media hora de un hospital.
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Las unidades para el tratamiento de cáncer para adolescentes es otra de las grandes promesas en materia de Sanidad que todavía no se ha puesto en marcha.
Pero el mismo cuento se puede aplicar la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que durante febrero y marzo de 2008 recorrió la provincia de Valencia como número uno de la lista al Congreso de los Diputados para anunciar cosas que, de momento, no están ni gestadas: «Puedo prometer y prometo...»
Una soleada mañana de sábado, en las instalaciones de Boluda en el puerto de Valencia, anunció "La mar de tots". Un proyecto para recuperar la dársena. El edificio Veles e Vents sería un espacio para acoger congresos nacionales e internacionales además de ser la sede permanente del Foro Internacional de Arquitectura. El proyecto se completaba con una zona cultural para conciertos y otra dedicada al ocio infantil.
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La realidad de hoy en día es que, con la Jarra de las Cien Guineas más cerca de Estados Unidos que de Valencia, se ha quedado una zona desierta a la que nadie le encuentra el uso. Ni siquiera el Gobierno ha insinuado el proyecto de «La mar de tots».
Pero este anuncio de De la Vega no es el único que ha caído en el olvido. La campaña nacional e internacional de «lanzamiento» de los vinos valencianos que anunció en Requena igual se ha quedado en una prueba deportiva para ver quien tira la botella más lejos.
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De la cumbre entre españoles y rusos para impulsar el sector del automóvil que anunció la vicepresidenta del Gobierno durante su visita a la factoría Ford de Almussafes tampoco se ha vuelto a tener noticias.
La ley de la Dependencia es otro de los grande debates sobre incumplimientos electorales. Un asunto con un marcado cariz político. Los socialistas afirman que el Consell no destina el dinero suficiente mientras que el Gobierno valenciano (el PP se comprometió a destinar 400 millones de euros al año) afirma que en 2009 invirtió 189 millones de euros para atender a los dependientes y el Estado 74.
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El Plan Concertado de Servicios Sociales del Gobierno es otro de los programas cuya aportación ha quedado congelada desde hace años y la promesa de crear 30.000 plazas escolares para niños de 0 a 3 años en la Comunitat tampoco se ha cumplido.
En materia educativa, una de las últimas promesas incumplidas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha sido la de considerar a las universidades valencianas como Campus excelencia y las ayudas para investigación todavía no se han ejecutado.
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Una de las grandes promesas incumplidas del Gobierno de Rodríguez Zapatero es la solución a los problemas hídricos de la Comunitat Valenciana. En 2004, la primera decisión que tomó fue la derogación del trasvase del Ebro.
La transferencia del río la sustituyó por la promesa de construir nueve desalinizadoras de las que en la actualidad sólo funcionan dos (Alicante I y Alicante II). Del resto, hay varias que ni siquiera han comenzado a construirse.
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Los 400 euros que el Gobierno devolvió a los ciudadanos en sus nóminas, más que una promesa incumplida puede considerarse como interrumpida. Nació para un año pero con la intención de prorrogarlo durante varios ejercicios más. Una medida polémica que se llevó la crisis económica. La situación actual ha puesto de manifiesto que nunca las promesas se pueden cumplir. Tanto el Gobierno como el Consell han tenido que improvisar. No para rebajar el número de parados, sino para que las listas del desempleo no crezcan más. De ahí llegaron el Plan E del Ejecutivo central y el Plan Confianza de la Generalitat. Dentro de poco volverá el «puedo prometer y prometo...»
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