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Un viandante en silla de ruedas, junto a Santoa Juanes. :: lp

Barreras en el centro más turístico

El entorno monumental de la Lonja y la iglesia de los Santos Juanes está repleto de bordillos y obstáculos en contra de los discapacitados

PACO MORENO

Sábado, 28 de mayo 2016, 23:18

El debate sobre la peatonalización del entorno de la Lonja ha dejado fuera de foco a las barreras arquitectónicas que todavía permanecen, mal disimuladas por los maceteros colocados por el Ayuntamiento. Bordillos inaccesibles, aceras estrechas, alcorques sin tierra de relleno y que pueden causar el vuelco de una silla de ruedas. Más que una turística y monumental, parece diseñada para espantar a los viandantes que quieran pasar.

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El asunto se complica todavía más los sábados por la mañana, el día de más ventas del Mercado Central. La cola de vehículos para entrar en el aparcamiento sobrepasaba la avenida María Cristina y llegaba ayer a la calle San Vicente Mártir, apenas horas después de la apertura.

Las retenciones obligaron al Consistorio a colocar vallas en el acceso desde la plaza de la Reina y la calle de la Paz, en la esquina con María Cristina. La asociación de vendedores, a preguntas de LAS PROVINCIAS, no salía de su asombro, sobre todo porque tras consultar con la Policía Local, nadie les dio una explicación de ese desvío obligado.

El presidente del Mercado Central, Francisco Dasí, adelantó que el lunes pedirán una aclaración al gobierno municipal. El cierre de este acceso es un añadido a la pérdida de ventas que sufren desde el pasado febrero, cuando la concejalía de Movilidad estrechó la calzada colocando maceteros, además de peatonalizar todo el tramo desde las inmediaciones de la Lonja hasta Bolsería.

El concejal de Ciudadanos Narciso Estellés comentó sobre las barreras que «casi cuatro meses después, nos encontramos una peatonalización incompleta, ya no sólo respecto al parking de Brujas, sino porque hay aspectos que no fueron nunca resueltos y que los valencianos y los turistas sufren todos los días, especialmente aquellas personas con diversidad funcional y colectivos como las personas mayores».

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Los vendedores enviaron una carta al alcalde Joan Ribó para que anulara las restricciones de tráfico hasta la apertura del aparcamiento, lo que fue descartado por el segundo, quien anunció el viernes que mañana mismo recibirá de manos de la Generalitat la propiedad del parking.

Pese a los avances en la negociación y el acuerdo para el pago de 11,3 millones por parte del Consistorio, la realidad es que el concurso para finalizar y gestionar el aparcamiento, además del plazo de las propias obras, puede rondar los dos años.

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Hasta entonces tampoco se ejecutará en la reurbanización de todo el entorno y la plaza del Mercado, donde se prevé incluir la avenida María Cristina. Eso es lo que temen los vendedores, que los atascos y las barreras se prolonguen durante todo este mandato municipal.

Niños y mayores

Estellés recordó que «los niños, las personas mayores y las que tienen movilidad reducida representan más del 33% de la población de Valencia. Su derecho a una movilidad saludable es innegable para todos», para añadir que «en el entorno peatonalizado de la Lonja y del Mercado Central no se están dando las garantías de accesibilidad».

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Citó como ejemplo los alrededores de la iglesia de los Santos Juanes, donde la acera «es complicada tanto por los materiales como por las inclinaciones. Es difícil que una persona en silla de ruedas pueda subir al mercado sin ayuda porque la rampa es excesiva».

Otro caso es el que ocurre en la plaza del Mercado, donde se sitúan las antiguas 'covetes'. El edil señaló que «los escalones que dan acceso a los antiguos comercios están a ras de la acera y sin proteger ni señalizar con mucho peligro de caídas», para añadir que en la esquina con la calle Lluxent, la acera se va estrechando más, encontrándonos con múltiples obstáculos y dificultades, hasta el punto de ser una acera peligrosa y no adaptada.

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La decisión del gobierno tripartito fue remodelar el tráfico sin tocar nada de la urbanización, por lo que todo sigue igual que hace décadas. La calle Vieja de la Paja debe quedar peatonal salvo el acceso al parking del Mercado Central y el Plan de Protección de Ciutat Vella permite la apertura de comercios en las 'covetes' de la iglesia cercana.

Pero esa es una idea en un documento, mientras que la realidad pasa por todos los conductores que ayer tuvieron que seguir circulando hacia la plaza del Ayuntamiento por la barrera colocada en la confluencia de San Vicente con María Cristina. Los vendedores han pedido más líneas de la EMT en la puerta del edificio modernista, aunque la empresa municipal ha respondido de momento con la colocación de una marquesina en la plaza de Brujas.

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El concejal de Ciudadanos añadió que «nos encontramos con casos al hacer un recorrido por toda la zona como el de un turista que iba en una silla eléctrica. Empezó a dar vueltas en la plaza del Mercado para ver por dónde podía pasar y al final tuvo que da la vuelta, al carecer de acceso».

Por estos motivos, el edil reclamó que «se subsanen todas estas deficiencias», que afectan también a calles como Calabazas, donde la acera se estrecha tanto en algunos tramos que casi no se puede pasar en una silla de ruedas.

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