Borrar
Urgente El precio de la luz se dispara este lunes con la nueva tarifa: las horas desorbitadas para enchufar los electrodomésticos
Tres integrantes del grupo GAMA de la Policía Local de Valencia hablan sobre un caso. IRENE MARSILLA
Así trabajan los policías que combaten las violaciones en Valencia

Así trabajan los policías que combaten las violaciones en Valencia

LAS PROVINCIAS visita al grupo GAMA de la Policía Local mientras las agresiones sexuales suben un 25% desde 2021

Lunes, 3 de febrero 2025, 00:37

Es fácil que piense que Valencia es una ciudad segura. Lo es, en términos generales. Si según el Ministerio de Interior hay hasta menos robos. Claro que es más fácil que lo piense si, como yo, usted es hombre. Porque si es una mujer, seguramente enarcaría las cejas ante esa afirmación: «Tú no has ido solo a casa por las noches, ¿no?». Y es que ellas, ustedes, se enfrentan a un aumento de las agresiones sexuales en las calles de Valencia, un crecimiento de casi el 40% en cuatro años que desvela que ahora se denuncia más, sí, pero también se agrede más. Según los datos ofrecidos por el Grupo de Atención al Maltrato (GAMA) de la Policía Local de Valencia. En 2021, se intervino en 162 ocasiones por agresión sexual. En 2024, la cifra ha subido a 222. En lo que llevamos de 2025, hasta el viernes, la cifra era de 16. Casi una cada dos días, más o menos lo mismo que el año pasado.

Las claves son muchas, tal como explican Estefanía Navarrete, comisaria del grupo GAMA, y los oficiales Eduardo Bonet y Vanessa Señoris. La más importante, quizá, puede ser la entrada en vigor de la conocida como ley del 'sólo sí es sí' en octubre de 2022. «Esta ley ha permitido que cualquier atentado contra la libertad sexual de las mujeres pueda ser considerado como delito de agresión sexual», indica Navarrete. Esto quiere decir que, donde antes únicamente se contabilizaban las agresiones sexuales con penetración, ahora cualquier tocamiento o beso no deseado se considera agresión sexual, algo que en GAMA se celebra. Es por eso que el aumento es tan destacado. Si comparamos 2024 con 2022, el crecimiento es del 25%. La ley, por tanto, ha permitido aflorar agresiones que antes se pasaban por alto e, incluso, las mujeres se llevaban a casa intentando no darle demasiada importancia. La procesión iba por dentro. Una importancia que ahora, por suerte, casi nadie se atreve ni siquiera a discutir.

A este respecto, los agentes hablan de la importancia de la denuncia, porque en el caso de las agresiones sexuales, no pueden intervenir de oficio, como sí hacen en la violencia de género. «No es que ahora no puedas hacer nada con una chica, es que no puedes hacer nada ilegal con una chica», aporta de forma elocuente la comisaria. Los agentes sí han detectado una reducción de la edad de los agresores y las víctimas, provocado en parte por el acceso a las redes sociales («le estamos dando un Ferrari a gente que no sabe conducir», dice Navarrete mientras blande el móvil) y al porno. El auge de ciertos discursos también podría tener algo que ver, aunque ellos no lo aseguran. Sí confirman los agentes que no tienen casos de denuncias falsas. «Tenemos ya una experiencia como para saber si una denuncia es real o no», dice Navarrete.

El grupo GAMA se creó en 2003 como uno de los pocos grupos especializados de España en atender a mujeres víctimas de violencia de género y también de agresiones sexuales. En él trabajan, ahora, un total de 33 agentes que protegen a unas 800 mujeres. De hecho, este reportaje se realiza en la mañana del viernes, en la 3ª Unidad de Distrito en Patraix. «Son cosas del directo, iban a venir dos compañeros pero han tenido que irse corriendo porque una de nuestras protegidas se había tenido que encerrar en el baño para protegerse de su agresor», cuenta Navarrete. La historia tiene final feliz: los agentes liberaron a la mujer y detuvieron al agresor. La Policía Local y la Policía Nacional se dividen las vigilancias en la ciudad de Valencia.

Además de la violencia de género, también tienen que enfrentarse a agresiones sexuales. «Por suerte, la gente va entendiendo», dice Señoris. Se refiere a los hombres, que por fin comprenden que hay comportamientos que antes podían estar más o menos aceptados, o condonados sobre todo por el silencio de ellas, y que ahora no son asumibles. «Es importante la labor que hacemos en los colegios y en los casales falleros», cuenta Navarrete. Los agentes acuden a entornos de fiesta también con un furgón para prestar atención inmediata. «Necesitamos equipos multidisciplinares en los colegios que trabajen con niños y adolescentes», asegura. «Hay gente que no quiere bajarse del burro, pero cada vez más las chicas dicen que si no te bajas del burro no te acercas», cuenta de forma descriptiva.

Educación en casa

Otro factor son, en este sentido, los padres, que pertenecen a generaciones «donde se aceptaban cosas que ahora no». La clave, por tanto, es entender como privilegio lo que suponías que era un derecho: un cambio de chip que no siempre es fácil, sobre todo en las mentes dúctiles e influenciables de adolescentes que, «cada vez antes, tienen acceso a las redes sociales y al porno», explica Señoris.

«Pero notamos que cada vez hay más denuncias. Antes si te tocaban el culo te ibas a casa enfadada, ahora ya no. Y eso que todavía se enseña a las mujeres a tener cuidado por la calle en lugar de enseñar a los hombres a no violar», cuenta. Bonet recuerda que hay Ayuntamientos que regalan, en fiestas, cubrevasos para evitar que a las chicas les echen algo en la bebida. Señoris indica que hay mujeres «que vuelven a casa con los tacones en la mano para poder defenderse de una agresión». «¿Cuándo has hecho tú eso?», me pregunta. La respuesta, claro, es nunca. Tampoco he salido a caminar con las llaves en el puño para defenderme en caso de agresión. Navarrete termina la entrevista con una frase: «La violencia sexual es un problema de los hombres que sufrimos las mujeres».

El consumo de alcohol y las fiestas, factores de riesgo

El grupo apunta a dos claros factores de riesgo, además de las redes sociales y el acceso temprano al porno: el alcohol y las festividades. «Siempre aumenta en Navidad, Nochevieja... y claro, Fallas», dice Navarrete, que apunta que este problema no es exclusivo de Valencia. «Ocurre en todas las grandes ciudades», cuenta.

El consumo de alcohol también es importante. «La mayoría de agresores son oportunistas: gente que entabla una relación de cualquier tipo con una chica y que en un determinado contexto tiende a agredirlas», explica Navarrete. Ocurren, sobre todo, en la noche, con la mitad de las agresiones, y en contextos de ocio. Es por eso que trabajan con los locales de la ciudad para explicitar protocolos y saber cómo actuar en caso de agresión.

El mito del callejón, por tanto, desmentido. «Hay agresiones en portales y en garajes, pero no son las más comunes», dice Señoris, que señala que algunas mujeres «todavía se esperan cuando entran en un garaje a que la puerta se cierre antes de ir a aparcar». Otro ejemplo gráfico de ese miedo que algunos no podemos ni imaginar.

Lo que sí descartan es que por vivir en una ciudad mediterránea con buen clima haya más agresiones. «No depende de la vida que hagas en la calle», aseguran. El mensaje es que las mujeres no deberían tener miedo, sino los hombres educación suficiente como para saber algo que a algunos todavía les cuesta entender: que si no es que sí, es que no. Y que un sí, a veces, puede convertirse en un no.

«Hay más mujeres que desisten de llevar su caso a los tribunales que denuncias falsas»

«¿No sería que usted sí quería algo con ese señor?», «usted es una mujer acostumbrada a tratar con el público, ¿cómo no es capaz de decirle que esas condiciones no eran aceptables?» o «no se entiende que se vaya con este señor» son algunas de las vergonzantes preguntas del juez Carretero a Elisa Mouliaá, la actriz que ha denunciado a Íñigo Errejón. Este interrogatorio evidencia una realidad a la que en el grupo GAMA están acostumbrados: el calvario que suponen para muchas mujeres denunciar una agresión.

«Hay más que no denuncian por no tener que enfrentarse a todo el proceso que denuncias falsas», dice Señoris. «El año pasado creo que un 14% de las denuncias fueron retiradas porque la mujer no quiso declarar», asegura la comisaria, que añade de forma lapidaria: «Hay más agresores sueltos que inocentes encarcelados». «En el grupo no tenemos ninguna denuncia falsa», insisten.

Para dar el mejor trato posible a las mujeres víctimas de violencia sexual, el grupo GAMA habla de la importancia de tener agentes especializados en distintos sectores, como en el sanitario. Los agentes del grupo lo están, claro. También otros agentes del Cuerpo, dado que dan cursos de forma frecuente. Para ayudarles en este trabajo policial, los agentes solicitan cambios en las normas que les permitan más interactuación con los agresores.

«Ello no están obligados a venir a vernos, ni a cogernos el teléfono. A veces nos encontramos con que los abogados nos dicen que dejemos de llamarles, pero es que necesitamos saber lo más posible de ellos para proteger mejor a la víctima», asegura Navarrete. «Muchas veces, cuando vamos a cursos los agentes nos dicen que los agresores suelen ser agradables, gente normal. Yo siempre les digo a eso que claro, eso es así porque no son sus parejas», añade.

Las agresiones sexuales, además, no entienden ni de clase social ni de nivel de renta ni de barrio donde se viva ni de prácticamente nada. «En mi unidad llevamos Orriols y el Ensanche y las agresiones son las mismas», cuenta Señoris. Sí se detecta, en ocasiones, que las mujeres de clase más alta evitan acudir a la vía penal y lo solucionan todo con una separación y un pleito civil. «Nuestro trabajo es dar a cualquier víctima todas las herramientas posibles para que pueda denunciar si lo necesita y para que esté segura», cuenta Bonet.

Otro mito destruido en esta mañana de viernes, en un despacho jalonado de los diplomas de la comisaria, licenciada en Derecho y Criminología: en el grupo hay tantos hombres como mujeres. «Es un mito que sea mejor atenderlas si eres mujer», cuenta Señoris, que indica que ha aprendido mucho de algunos compañeros varones, sobre todo en temas de protección de víctimas. Tercia Bonet: «A veces, si tienen que enseñarte una herida en una parte íntima sí prefieren a una mujer». Pero la comisaria añade: «Lo importante es la formación, y saber cómo tienes que hacer las preguntas, o cómo tienes que hablar a la víctima». «O que tienen que dejar el móvil lejos para que una llamada no les despiste», añade Bonet. La comisaria asiente: «Al final, eso pueden hacerlo hacen tanto hombres como mujeres, porque el buen trabajo policial no entiende de sexos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Así trabajan los policías que combaten las violaciones en Valencia