Salida de la Virgen de los Desamparados a la plaza en 2014 Txema Rodriguez

El alcalde republicano que sí salvó a la Virgen

Un día de furia. La nieta del primer edil José Cano y Ciudadanos recuperan el papel de quien ordenó que la talla fuera trasladada al Ayuntamiento oculta en un camión de patatas

Álex Serrano

Valencia

Domingo, 4 de diciembre 2022, 19:51

Dos de la tarde del 21 de julio de 1936. Valencia lleva dos días de huelga. La ciudad, como un organismo vivo, se enroca en sí misma e intenta apagar la revolución militar. Al tiempo que los sindicalistas de la CNT y la UGT intentan ... hacerse con el control de Valencia, un hombre, convencido republicano, observa el cielo límpido desde su despacho de la Alcaldía. José Cano Coloma sabe que de lo que él haga depende el futuro de la ciudad. Entonces, alguien entra a su despacho. «Don José, van hacia la Catedral. Van a quemar a la Virgen». Cano acude al Gobierno civil, en la plaza de Tetuán, esquivando comités de huelga, y a través de la radio manda un mensaje de tranquilidad a los milicianos, a quienes llama canallas. Pero el descontrol es total: el olor del humo se deja notar por todas partes, un aroma gris que prueba que ya no quedan iglesias sin arder. De hecho, los Santos Juanes lleva ya 72 horas en llamas. En medio de ese horror, Cano Coloma recibe una llamada. Es Javier Goerlich Lleó, arquitecto de la ciudad, que le informa de que lo peor ha pasado. «¡Señor alcalde, que ya están allí!», le dice. Cano corre hacia la plaza de la Virgen donde observa, con el corazón en un puño, que el templo, hoy basílica, ya está ardiendo. En su interior, entre otros tesoros de alto valor, descansa la talla de la Mare de Déu que permaneció años escondida en el Ayuntamiento. Se llevó, en 1939, a la Basílica y su lugar en el Consistorio la ocupó otra imagen, que se exponía en el mismo sitio en que estuvo emparedada la talla original, y que ahora Ribó quiere relegar a un museo en obras. Esta es la historia de un hombre y del día de furia que estuvo a punto de terminar con una de las imágenes más veneradas de la patrona de la ciudad de Valencia.

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La cuenta Adela Cano, su nieta, que ha visitado el Ayuntamiento invitada por el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner. Buena conocedora de la historia de su abuelo, explica que José Cano Coloma intentó, junto a Juan Peset Aleixandre, rector entonces de la universidad, detener el incendio. Peset Aleixandre, de hecho, fue antes, y pidió respeto «para el lugar de veneración de vuestros antepasados», en una de las imágenes más potentes de la historia de la ciudad: un hombre, un intelectual, contra las turbas descontroladas.

Fernando Giner pide a Ribó que aplique la Ley de Memoria Democrática para mantener la talla en el edificio consistorial

Pero no evitó el incendio. Hasta siete fuegos simultáneos se prendieron en la Catedral. En ese escenario naranja, ardiente, Cano Coloma pide a los bomberos que actúen. Había miedo en el cuerpo, porque los incendios eran pavorosos y los milicianos no dejaban intervenir. «Finalmente consiguió que los bomberos entraran al edificio y apagaran el fuego, y también consiguió echar a los incendiarios», cuenta la nieta del alcalde. Hay que imaginarse al primer edil, atravesando el suelo encharcado y repleto de madera abrasada, y preguntándose qué queda por salvar. «Un notario hizo inventario de todos los bienes que se habían dañado, y decidió que tenía que sacar a la Virgen, o lo que quedaba de ella, de allí», cuenta Adela Cano.

Nadie sabe tanto de lo que pasó aquel día como Andrés de Sales, director del Archivo de Religiosidad Popular del Arzobispado de Valencia y autor de dos magníficas obras sobre ese 21 de julio. En «La imagen de la Virgen de los Desamparados el 21 de julio de 1936», de Sales hace un recorrido minuto a minuto sobre lo ocurrido en aquel día. Asegura que no hubo un ánimo por parte de los milicianos de dañar a la Virgen, aunque sí de robar todas sus alhajas. Explica que la Mare de Déu viajó al Consistorio escondida en un camión de patatas, «con el pelo cubriéndole la cara para que no se viera los impactos de bala que tenía», y alaba la figura de Cano Coloma. «Su intervención fue determinante, sin él no se habría salvado la Virgen», asegura.

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La talla permaneció oculta junto al Salón de Cristal durante toda la guerra. De hecho, cuando el Ayuntamiento se convirtió en la sede de la presidencia de la República, Manuel Azaña o Francisco Largo Caballero pasaron a escasos metros de la venerada imagen, emparedada y oculta, hasta que al terminar la guerra salió en loor de multitudes y volvió a la Basílica. Su puesto lo ocupó otra talla, que ahora Ribó quiere esconder, de forma muy distinta a como hizo otro alcalde republicano hace ahora años.

«No es una cuestión religiosa»

Hay que reconocerle a Fernando Giner el empeño en recuperar esta historia. «Su presencia en el Archivo Histórico del Ayuntamiento no es una cuestión ideológica ni un debate religioso. Es un hecho histórico», ha aseverado. «Le pido a Ribó que se contagie del espíritu de Cano Coloma y que ponga la identidad y la cultura valenciana por encima de su ideología», ha exigido.

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«La Virgen no está en el Archivo Histórico del Ayuntamiento por una cuestión religiosa, ni tampoco es un lugar de culto. Está aquí como recuerdo a los esfuerzos de un alcalde republicano por proteger nuestra historia, nuestro patrimonio, nuestros valores y nuestra cultura. Esa Virgen llevaba 80 años ocupando el lugar en el que estuvo la imagen original de la Virgen durante la Guerra Civil, y es nuestra labor mantener viva la memoria», ha indicado Giner, que ha lamentado «la memoria democrática selectiva» de Ribó. «No se me ocurre mejor ejemplo de compromiso cívico, tolerancia y concordia que la historia de la Virgen de los Desamparados del Ayuntamiento», ha asegurado Giner, que ha pedido a Ribó que se acoja a la Ley de Memoria Democrática, que a él no le gusta, para mantener a la Virgen en el espacio que le corresponde desde aquella noche que pasó escondida y vigilada por funcionarios municipales. Así, Giner ha recordado que la formación liberal ha impulsado una recogida de firmas que ya acumula más de 1.500 apoyos.

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