Ver fotos
Ver fotos
Dos frases llaman la atención del completo informe del arqueólogo Albert Ribera, director del Museo de la Almoina, entregado a la concejalía de Patrimonio el pasado febrero. La primera es que el experto considera el centro como «un privilegiado espacio para la interpretación de la historia urbana de Valencia» y la segunda se refiere a la «pesadilla del mantenimiento y la gestión» de un recinto donde se custodia el pasado del cap i casal, pero también una larga lista de deficiencias en forma de humedades, disgregación de materiales y problemas de todo tipo, que ahora quiere solucionar el gobierno municipal con una serie de contratos a dedo de encargos realizados marginando a la dirección.
Publicidad
No es la mejor manera de acometer la reconversión de un museo inaugurado hace apenas una década (diciembre de 2007), donde las carencias han sido de tal calibre que durante un breve periodo de tiempo se dejó de cobrar entrada, debido a la rotura de la mayor parte de los audiovisuales, un proceso que culminó a principios de este mes con la retirada para su traslado a un depósito de valiosos restos arqueológicos, como el esqueleto de un soldado romano o el contenido de dos tumbas visigodas.
El Ayuntamiento se encontró en 1985, cuando acordó con la Archicofradía de la Virgen una campaña arqueológica, uno de los mejores regalos que puede deparar la suerte a una ciudad, un recinto donde se concentra toda la historia de Valencia en sucesivas capas. Como si fuera una tarta, los expertos las fueron quitando una a una dejando lo más relevante hasta llegar al terreno estéril. La urbe romana, la musulmana y la visigoda, con especial relevancia de construcciones medievales, permiten a los visitantes hacer un recorrido sobre la Via Augusta, contemplar el lugar del martirio de San Vicente o los almacenes de grano de los que vivían los habitantes dentro de las murallas.
1985: El Ayuntamiento decide realizar excavaciones en la parcela, en lo que se convierte en una apasionante aventura que va más allá de un centro arqueológico al aglutinar toda la historia de la ciudad.
El origen de la Almoina: Su nombre procede de la institución medieval de l'Almoina, dependiente del cabildo catedralicio, que ocupaba parte del espacio del actual museo. En su momento fue donde se atendía y alimentaba a los pobres. Con el tiempo, el edificio se adaptó a otras funciones.
Ampliación de la basílica: La formación de un inmueble tan grande con una superficie de 2.500 metros cuadrados, se debió a la intención de levantar un gran edificio religioso que serviría como ampliación hacia el lado oriental de la basílica de Nuestra Señora de los Desamparados.
Pacto con la Iglesia: El solar estaba completamente abandonado, por lo que el Consistorio pactó con la Archicofradía de la Virgen, la propietaria, realizar una campaña de excavaciones de diez meses antes de su uso como jardín litúrgico. Los hallazgos modificaron esa utilización.
13 etapas fascinantes: Entre 1985 y 2005 el Ayuntamiento hizo 13 grandes campañas arqueológicas que revelaron la enorme importancia y el buen estado de conservación de los edificios descubiertos, la mejor muestra material de las diversas culturas asentadas en Valencia.
Pero el reverso de todas esas sorpresas es descubrir con desagrado las manchas de humedad, las vitrinas vacías y los audiovisuales apagados. Eso por lo que respecta al interior, dado que en el exterior, una plaza diseñada con la ambición de ser singular por su ubicación privilegiada junto a la Basílica de la Virgen y la catedral, predominan los rastros del vandalismo y el botellón.
La solución a estos problemas se encuentra en el mismo informe redactado por Ribera, aunque la concejala Tello ha decidido encargar el nuevo proyecto museográfico al diseñador Daniel Nebot, el mismo que ha trabajado los últimos meses en la remodelación del Museo Histórico Municipal. Una parte de los audiovisuales está ya en servicio, al contrario de lo que opinaba el director, quien abogada por su retirada, mientras que una empresa decidirá como resolver el problema de las humedades.
Publicidad
Hay aspectos relevantes que deben tenerse en cuenta. «La escalera de emergencia no es del todo fiable debido a un error en la obra que ha provocado un exceso de material y peso y a que, en su tramo medio, esta anclada al techo y no al terreno firme. Habría dudas razonables sobre su seguridad en caso de sobrepeso», se indica en el documento como ejemplo.
En cuanto a las condiciones ambientales, se señala que «es el apartado más preocupante por ser el más deficiente. La deteriorada situación es un grave riesgo para los restos arqueológicos, tanto muebles como inmuebles, que en estas condiciones no pueden hacer más que deteriorarse. En el subterráneo, los objetos de las vitrinas y los dispuestos a lo largo de la instalación didáctica, se están viendo afectados gravemente en su integridad física y química por un ambiente que, vistas las mediciones, se asemeja a una cámara de envejecimiento». La solución a esto ha sido la retirada de las piezas, que no volverán hasta eliminar las filtraciones, especialmente dañinas en la parte sur del recinto, junto a la catedral.
Publicidad
Humedad: Es el gran enemigo para la conservación de los restos arqueológicos. Las filtraciones por los muros pantalla de hormigón y las goteras de la lámina de agua han producido hasta estalactitas.
Vandalismo: La plaza de la Almoina es como un imán que atrae una muestra de todos los problemas que degradan el centro histórico. Botellón, placas arrancadas, restos de vómitos y basura esparcida son ejemplos de lo que encuentran las brigadas de limpieza.
Recorrido: Las averías de audiovisuales son constantes, mientras que hasta el itinerario se ha puesto en cuestión para los visitantes.
Esto no se puede aplicar a los restos de muros y pavimentos por razones obvias, donde se indica que «especialmente preocupante es el avanzado proceso de disgregación en plena expansión», que afecta a la cal y el mortero que sujetan las paredes. También hay defectos en los itinerarios, donde destaca que se consideran «caducos, cuando no erróneos, algunos de los contenidos, que se deberán corregir. Los más flagrantes son los paneles de la reconstrucción de las termas y el ninfeo, las maquetas del foro, ninfeo y catedral, además de la reconstrucción del foro con el alzado de su entablamento arquitectónico, que supone un falseamiento de la información histórica y arqueológica». El informe sigue con las deficiencias en el ascensor, la climatización y la iluminación, por citar sólo algunos ejemplos, en una relación demasiado extensa para un centro arqueológico que se logró tras dos décadas de trabajos.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.