El arquitecto de la plaza del Ayuntamiento de Valencia ya advirtió de que su proyecto era inviable por el bajo presupuesto

En el documento figura a pie de página como fecha de confección el 8 de junio, momento en el que el gobierno de Ribó estaba en funciones tras las elecciones municipales en las que ganó el PP. Sin embargo, en la firma digital del mismo Del Rey aparece la fecha del 19 de junio, segundo día ya de mandato oficial de la nueva corporación municipal.

Más allá del baile de fechas, lo cierto es que en el escrito el autor recuerda que el presupuesto inicial de 8,5 millones sólo es orientativo y se muestra preocupado por saber qué pasará si el aumento del Presupuesto de Ejecución Material (PEM), el coste definitivo, supera el 10%, porque el pliego de las bases para presentarse al concurso de ideas dejaba claro que de ningún modo se podría superar esa cantidad.

Acto seguido dice que si finalmente no se puede subir el presupuesto más del 10%, la opción que ve viable es «reducir el alcance de la intervención de muchas zonas y elementos que funcionan aparentemente de forma correcta en la actualidad», que es la que finalmente aplicó, ya que el diseño de Re-natura, que fue el ganador, se circunscribió a 36.000 metros cuadrados, y no a los 60.000 metros cuadrados que se contemplaba como orientación en el pliego del concurso de ideas.

En este documento se reconoce que algunas zonas de la plaza del Ayuntamiento estaban en buen estado actualmente y, por eso, se iba a realizar ahí «la actuación lo más somera posible, dado que las instalaciones, según los datos que tenemos disponibles, funcionan correctamente». Y acto seguido se añade que si «bien es cierto que aprovechando la intervención, sería deseable mejorar o actualizar algunas de las instalaciones», pero añade que «el presupuesto estimado no lo permite».

Además, en este escrito el arquitecto ya advierte al Ayuntamiento que entienden que «el presupuesto estimado seguía sin ser suficiente, según los módulos de presupuesto por superficie de proyectos similares como el de la intervención en el entorno del Mercado Central y la Lonja de Valencia, pero estaba algo más cerca».

Por eso, en este escrito vuelve a plantear que considera que la «mejor opción para la correcta realización del proyecto era aumentar el presupuesto», pero añade que es consciente de que «durante la fase de de concurso no era posible dicha consideración y era causa de exclusión directa», por eso ajustó la zona de actuación y argumenta que «por eso optamos por considerar la opción de adecuar la actuación a mínimos que cumplieran los objetivos».

De igual modo, se añade que ya sería una vez superada la fase de concurso «poder plantear la opción de un aumento de presupuesto, en fase de negociación, para poder realizar un proyecto más exhaustivo que permita incluir todas las necesidades reales». Por tanto, hablaba de poder ampliar el ámbito de actuación si se consideraba necesario negociando ese punto.

De igual modo, Del Rey en el escrito presentado ante el Ayuntamiento insiste en la idea de que los 8,5 millones de euros estimados como en el concurso de ideas son orientativos y eso hace que sea «difícil ajustar el presupuesto a una cifra exacta antes de redactar el proyecto».

Eso sí, admite que el reajuste no sería elevado, ya que «analizando otros proyectos similares en objetivos y alcance, es posible acercarse a una cifra cercana que no genere diferencias excesivas en este caso». Y se añade que en una comparación entre «la reciente intervención en el entorno de la plaza del Mercado Central en Valencia resulta un ratio de euros por metros cuadrados construido en una proporción por debajo cercana a la tercera parte de presupuesto, lo cual excede cualquier comparación o diferencia lógica».

Además, insiste en la idea de que no se diseña sobre un presupuesto cerrado y que los precios de mercado han aumentado mucho. Por eso el arquitecto argumenta: «Entendemos que si el Precio de Ejecución Material aumenta un 10% por una causa justificada posteriormente a la fase del concurso, con un justificado ajuste a los precios de mercado, debe vincularse de una u otra manera los honorarios».

Coincidiendo con la infravaloración de precios que Catalá ya ha señalado esta mañana que hizo el gobierno de Ribó, en este caso Del Rey reconoce que «entre el módulo que define el Presupuesto de Ejecución Material estimado que sirvieron de base para el cálculo del precio del contrato, correspondiente a los honorarios facultativos de redacción del proyecto de urbanización y el módulo de mercado son extremadamente distintos».

Y también se apunta al encarecimiento de los precios y la necesidad de revisar el presupuesto cuando cita que «desde que se realizaron dichos pliegos en el año 2019 y después de cuatro años, con los aumentos del IPC, de los costes de construcción y demás subidas de precios de todos los sectores, lo cierto es que a día de hoy se han producido incrementos suficientemente importantes y anómalos como para producir una revisión del Presupuesto de Ejecución Material».

Precisamente este escrito se envía al Ayuntamiento en junio, ya que cabe recordar que no fue hasta finales de mayo cuando el Tribunal de Recursos Contractuales resolvió en contra de otra de las aspirantes al concurso de ideas que había presentado un recurso.

Y a todo ello hay que sumar que con el cambio de gobierno, todavía no se ha hecho efectivo la firma del contrato, que con todo lo anunciado el miércoles por Catalá, se vuelve muy incierto.

Con todos estos frentes abiertos, LAS PROVINCIAS trató de recabar la versión de Miguel del Rey sin éxito.

Después de trascender este informe, fuentes municipales afirman que la «extrañeza y la crítica desaforada contra la alcaldesa por revelar el precio real de la remodelación de la plaza del Ayuntamiento es, una vez más, una muestra de del cinismo y pasión por mentir y manipular a la opinión pública de los socialistas y de Compromís».

Y añaden que los «socialistas, como responsables del Urbanismo de Valencia, debieron ser conocedores al final de su mandato de la existencia del informe en el que los redactores de proyecto Re-Natura advertían que el presupuesto estimado habría que triplicarlo para equiparlo a proyectos emblemáticos similares como el de las plazas del Mercat y la Reina».

Por su parte, el portavoz socialista, Borja Sanjuán dice que los mentirosos son los miembros del actual gobierno. Ha criticado el nuevo intento de Catalá de «confundir y engañar a la ciudadanía. Vuelve a recurrir a la mentira para tratar de justificar unos sobrecostes inexistentes que, casualmente, siempre se producen cuando gobierna el Partido Popular».

Sanjuán ha hecho hincapié en la «burda manipulación a la que ha recurrido el gobierno de Catalá con un informe que está firmado digitalmente el 19 de junio de 2023, cuando ya se había producido el cambio de gobierno. Quien tenía ese informe y lo ha ocultado desde hace más de un año a la ciudadanía es el Partido Popular, que lo recibió en los despachos de Urbanismo y lo guardó en un cajón».

Para escudarse y quitarse las posibles culpas de encima, Sanjuán argumenta que el documento «al que hace referencia el PP está firmado electrónicamente el día 19 de junio de 2023 y no se pudo recibir antes de esa fecha porque desde el día 16 de junio de 2023 quien recibe todas las comunicaciones es el actual gobierno municipal. Es decir, que el PP es el único conocedor del mismo desde hace más de un año y hoy intenta engañar descaradamente a los vecinos de Valencia. Afortunadamente, la firma electrónica los ha delatado y los ha confirmado como unos mentirosos».

En cuanto al contenido del informe, Sanjuán ha recalcado que en ningún caso indica que el proyecto cueste el triple de lo presupuestado. «Lo que dice el informe, aunque el PP intente ahora retorcerlo torticeramente, es que el presupuesto era insuficiente para hacer 59.000 metros cuadrados, que era el ámbito que proponían los pliegos y en los que se incluían calles como Moratín, que ya es peatonal, o San Vicente hasta San Agustín, que es un tramo reurbanizado recientemente».

Y opina que «intervenir no significa reurbanizar sino que se podían plantear mejoras. Así, de hecho, el arquitecto Miguel del Rey optó por presentar un proyecto que reducía el ámbito a 36.000 metros cuadrados que, finalmente se convirtió en el proyecto ganador, puesto que se consideró que había calles que no hacía falta actuar, así como que había instalaciones en buen estado que no era necesario renovar».

El portavoz socialista, una vez ha reconocido que se permitió reducir el ámbito de actuación que marcaba el pliego, algo que no deja de ser llamativo, echa mano de la calculadora, para referirse a la reducción del ámbito de actuación y afirma: «Si multiplicamos estos metros -36.000- por el coste por metro cuadrado de las plazas del entorno del Mercado Central, estamos hablando de una cifra cercana a los 12 millones, una cifra muy alejada de los 20 millones o de los 24 que retorcidamente citan las fuentes municipales en un intento desesperado de engañar», ha dicho.

Eso sí, en todo caso, hay que aclarar que con estas declaraciones Sanjuán reconoce de forma tácita un sobrecoste del 50% del precio marcado de forma orientativa en el pliego del concurso de ideas, ya que se dejaba bien claro que de ningún modo se podía superar en más allá de un 10%.