![«El asesinato de Mahsa Amini ha encendido un fuego que ya no van a poder apagar»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202211/03/media/cortadas/1456841610-kDlE-U180590203364WzG-1968x1216@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
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MARC ESCRIBANO
Valencia
Viernes, 4 de noviembre 2022, 22:41
Los sucesos que ocurren en Ucrania e Irán son los más habituales en las noticias actualmente, aunque para el pueblo iraní, el trato de uno y otro no está siendo igualitario. «Irán es un país donde el gobierno está matando a su propia gente. A nosotros nos parece que la vida de los ucranianos vale más que la de los iraníes», señala sobre este tratamiento periodístico María -pseudónimo-, una joven iraní que reside en Valencia, que prefiere no revelar su identidad.
Según los datos de población extranjera del año pasado del INE, en Valencia hay censadas 203 personas con nacionalidad iraní. 93 hombres y 110 mujeres. Dos de ellos han decidido alzar su voz y contar en este periódico lo que sucede en su país. Arash es un chico que estudia farmacia y que no tiene miedo de dar la cara: «Vamos a registrar una asociación de iraníes en España para apoyar a los que vivimos aquí, porque no hay nadie que nos ayude».
Ambos residen en España por voluntad propia, ya que salieron de su país para estudiar. «La gente de aquí no es racista, la verdad, pero el sistema burocrático sí. Los bancos no nos dejan abrir cuentas bancarias a los iraníes», señala Arash. «En España no me he sentido discriminada pero hay cosas que para los extranjeros se nos complican. Para renovar el NIE por ejemplo tardan mucho, pero no por ser iraní, porque el sistema es muy lento», denuncia María.
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Recientemente ha habido manifestaciones por Europa para reclamar más derechos para las mujeres iraníes, pero como bien nos cuentan, no sólo les basta con esos avances sociales tan necesarios, sino que se busca un cambio completo en la estructura gubernamental. «Estamos haciendo manifestaciones aquí para intentar cambiar la opinión de los europeos sobre Irán. Si conseguimos apoyo puede hacer un cambio grande en los gobiernos europeos en cuanto a sus posturas con el régimen de Irán», describe Arash.
Para entender el presente siempre hay que mirar hacia el pasado. La historia de Irán se resume en el conflicto entre la sociedad y la soberanía. La lucha contra la opresión. Tras la revolución de 1979 en la que se derrocó a la monarquía, se instauró una República Islámica que a día de hoy se mantiene. Se describe al régimen iraní como totalitarista por la falta de libertades, su naturaleza teocrática y los abusos contra los derechos humanos que perpetra. Desde que el gobierno tomó el poder, ha arrestado y matado sistemáticamente a opositores políticos para mantener su posición. Las protestas recientes piden acabar con el líder supremo, Alí Jamenei.
«Ahora lo que pasa es que las nuevas generaciones están contra ellos y es el resultado de más de 40 años de resistencia del pueblo. El asesinato de Mahsa Amini ha sido la chispa que ha desencadenado lo que pasa ahora. Ha encendido un fuego que ya no van a poder apagar. Ahora la gente quiere libertad, reconocer derechos para las mujeres, el libre mercado, una economía mejor y un gobierno democrático», afirma Arash.
«La muerte de Mahsa Amini ha empezado un movimiento feminista por los derechos de las mujeres, pero no se conforman con eso, es una revolución de gente que no quiere a la República Islámica. No queremos sólo reformas, lo que estamos buscando es cambiar el gobierno. El asesinato de la chica fue la gota que colmó el vaso para la gente. Es un sentimiento que lleva creciendo años y años», cuenta María. «Antes había conflictos internos entre la gente que protestaba por sus ideologías políticas, pero ahora ha cambiado y a la gente le da igual. El objetivo común es cambiar el régimen, no son protestas para conseguir derechos, es para cambiar todo. Es una revolución para crear una república democrática que proporcione esos derechos que se quieren. A la gente no le basta con reformas», indica Arash.
Los manifestantes son en su mayoría estudiantes que se han criado ya con el régimen de la República Islámica y están hartos de las brutalidades que han visto. «Los jóvenes somos el futuro del país. Convivimos con la guerra con Iraq y hemos crecido con miedo. Gracias a las redes sociales tenemos acceso a información y vemos cómo se vive en otras partes del mundo. Eso sí, con las manos vacías no podemos hacer nada, necesitamos ayuda. Queremos que apoyen al pueblo de Irán igual que se está apoyando a Ucrania para acabar con este régimen. Pedimos también que corten relaciones con el gobierno iraní, cerrando las embajadas, porque no son nuestros embajadores, lo son del régimen. Mi vida como extranjera va a ser más difícil sin un embajador pero lo preferiría ya que no me representan», narra María.
Cabe recordar que Mahsa Amini fue asesinada por la policía por no llevar correctamente su hyjab, prenda obligatoria por ley para las mujeres dentro del territorio iraní, incluídas las turistas extranjeras. Fuera de sus dominios, no les pasa nada por no llevarlo. «En el aeropuerto dicen que mantengan el hyjab durante el viaje, pero nadie lo hace. En el avión cuando el piloto dice que ya estamos fuera de Irán, se lo quitan», comenta Arash. «Para las mujeres no es sólo el velo, es que se nos considera inferiores a un hombre. Si matas a un hombre en Irán, hay una ley que dice que tienes que pagar a la familia una indemnización, si matas a una mujer pagas la mitad. Una mujer si quiere salir del país necesita autorización de su padre o de su marido. Una mujer no puede divorciarse de su marido si él no quiere. Hay leyes machistas que apoyan la opresión de las mujeres, pero no es sólo el velo por lo que luchamos», destaca María.
Estas atrocidades son llevadas a cabo por la conocida como Policía de la Moral. Un cuerpo diferenciado de la policía que patrulla las calles controlando a la multitud. Si ven a un chico con una chica, se acercan y preguntan si es su marido o su hermano, pidiendo la documentación para verificarlo. Arrestan y lo hacen con violencia, pegando a la gente, que les tiene miedo. «Llevan armas y se infiltran entre la gente en situaciones normales para sacar información. A mi mejor amiga la detuvieron con su novio y les llevaron a un calabozo, les hablaron mal y les pegaron. La República Islámica nos mete miedo con ISIS porque viola a mujeres y mata a civiles, pero eso es precisamente lo que ellos hacen. Son iguales. Nos asustan con una cosa que hacen ellos mismos. El pueblo iraní está secuestrado por la República Islámica y por eso pedimos ayuda. Mi familia y amigos están secuestrados allí», denuncia María.
También en estas últimas semanas salió a la luz el caso de la escaladora Elnaz Rekabi, que compitió sin el velo y levantó la polémica en su país por ello. Lo que inicialmente se entendió como un acto de rebeldía y reivindicación fue más tarde explicado por ella misma como un 'error'. Estas declaraciones, lógicamente, fueron realizadas bajo amenazas y coacciones. La deportista está ahora bajo arresto domiciliario. «Le obligaron a decir lo que dijo. Es algo muy típico de las dictaduras. Irán es una soberanía totalitarista», dice Arash. «Está en su casa retenida y tienen control de sus cuentas de redes sociales. Esto lo hacen con todas las personas que detienen, para que esa gente no meta más leña al fuego a la situación actual», cuenta María.
Irán es un país muy importante geopolíticamente hablando, además de por los inmensos recursos naturales de gas y petróleo que posee. El deseo del pueblo es el de derrocar al régimen para establecer una república democrática. El gobierno actual es acérrimo aliado de China y Rusia, por lo que se lucha por un acercamiento a occidente, aunque esto es utilizado como herramienta de presión por los mandatarios iraníes: «El gobierno hace propaganda diciendo que la revolución va a fragmentar el país, porque hay partes del país que se quieren independizar, como los de Kurdistán o los de las provincias de Azerbaiyán», comenta Arash.
Irán tiene aparte de sus conflictos internos otros externos, especialmente con Arabia Saudí. «Hay una guerra fría entre Irán y Arabia Saudí, donde cada estado financia a un bando. La gente de Irán está en contra de estas cosas porque el gobierno, en lugar de gastar el dinero que tiene de sus recursos naturales en infraestructuras y mejoras, lo gastan en guerras ajenas en Irak o Yemen. El pueblo iraní está en contra de estos conflictos donde financian a grupos islamistas extremos», cuenta María. «A los países occidentales les interesa mantener este conflicto porque sacan beneficios haciendo negocios de armas y materiales. Por ejemplo, España con Renfe construye los trenes de Arabia Saudí. No les interesa que cambie nada porque perderían dinero», señala Arash.
Otro tema de actualidad relacionado con Irán ha sido la desaparición del español Santiago Sánchez, que se dirigía a pie hasta Qatar para presenciar el Mundial de Fútbol. A su paso por Irán fue detenido y hace tres semanas que no se tienen noticias de él. Esto es una práctica habitual en el país antiguamente conocido como Persia. «Las embajadas no recomiendan a la gente que viajen allí, porque hay muchos secuestros a extranjeros a cambio de dinero por un rescate. Es muy común allí. El gobierno iraní te dice que eres espía y por eso te secuestran. Pero en el futuro cuando se arregle todo, Irán es un país muy bonito que me gustaría que la gente pudiera visitar, porque tiene mucha historia y la gente tiene mucha hospitalidad», describe Arash.
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«Suelen pedir a cambio que liberen a presos iraníes que hay en cárceles occidentales. Parte del gobierno quiere hacer actos terroristas en Europa. Por ejemplo, hace años había un embajador iraní en Austria que fue a Bélgica con dos personas más para ir a Francia y poner una bomba en una reunión de opositores al régimen iraní. Esto lo detectaron y detuvieron a estas personas y están en una cárcel de Bélgica. Si un belga va a Irán, lo van a querer secuestrar para pedir a cambio liberar a esos presos», denuncia María.
Los iraníes en España denuncian el mal hacer de la Embajada de Madrid, que los tiene desamparados. «Queremos que se cierre la Embajada porque no hacen nada para ayudarnos. Si te pasa algo y llamas, no te ayudan. Para cualquier trámite te cobran mucho dinero, como renovar el pasaporte, que encima es uno de los más débiles del mundo», reclama Arash.
La prensa en Irán está, como en toda dictadura, manipulada. La propaganda está a la orden del día. Un estudio de la BBC analizó que la palabra más repetida por el líder supremo Alí Jamenei en sus discursos era 'enemigo'. Como todo régimen totalitarista, necesita construir un conflicto para mantenerse en el poder. Crean enemistades para sobrevivir. «Yo he crecido con la propaganda de que occidente es nuestro enemigo. Meten miedo a la gente para que les creamos. La prensa en Irán no existe. Todo lo que sale en los medios tiene que pasar por su filtro, no hay acceso a información fiable. Hace poco se publicó que murieron unas 1500 personas en unas protestas, pero esa es la cifra que dicen ellos, seguramente hayan sido muchas más. Secuestran a gente enferma o incluso a muertos de los hospitales para ocultar las cifras de fallecidos», denuncia María.
«Los medios están totalmente manipulados. La mayoría de las cosas que dicen son mentira. Los iraníes nos informamos a través de canales de Telegram. También pasa que en Irán no hay apenas corresponsales de otros países, entonces no se puede seguir las noticias desde un punto de vista extranjero. Para saber la verdad es mejor escuchar o leer noticias de la oposición y del régimen para comparar, porque incluso en la oposición hay cosas falsas. No te puedes fiar. Hay que interpretar y sacar conclusiones de las informaciones», describe Arash.
Todo esto está afectando a la vida de los iraníes, que sufren para sobrevivir debido a las duras sanciones globales que está recibiendo su país. «La economía va muy mal en Irán. La moneda se ha devaluado muchísimo. Mi padre trabajaba para el Ayuntamiento de Teherán y cobraba algo equivalente a 4000€, ahora su salario vale unos 400€», cuenta Arash, que pese a ello, tiene claro que algún día quiere regresar a casa: «Sí, quiero volver y construir mi país. Si algún día cambian las cosas en Irán, claro que vuelvo. Conozco gente que tiene miedo de volver. Hay gente que canceló sus vuelos porque tenían miedo. No es el mejor momento para ir a Irán ahora». Por su parte, María coincide con su compatriota. «No me gustaría volver a mi país en la situación actual. He viajado de vez en cuando, pero ahora mismo con todo lo que está pasando, tengo mucho miedo. Si la situación mejora, claro que me gustaría volver. Para verme con mi familia tuvimos que quedar en Turquía, en un punto neutral, porque no quería entrar en el país».
Este sábado 5 de noviembre a las 18 horas tendrá lugar en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia una concentración pacífica en protesta por la represión que está sufriendo el pueblo iraní en su país a manos del régimen de la República Islámica. Se leerá un manifiesto y se celebrará la libertad del pueblo iraní con bailes y músicas tradicionales. Bajo el lema «únete y sé nuestra voz», los iraníes que residen en Valencia piden ayuda a los valencianos para que se unan a la concentración y conseguir así más visibilidad nacional e internacional.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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