El Ayuntamiento se desmarca de la reforma de la autovía de El Saler

La autovía de El Saler y su reforma salió ayer a colación en el Ayuntamiento por vía doble, antes y durante el pleno mensual que trató dos mociones del grupo popular y Ciudadanos favorable a la paralización del estudio de paisaje de la Generalitat. El alcalde Joan Ribó aseguró que el documento ahora en exposición al público «no tiene el consenso del Ayuntamiento», para señalar que la iniciativa necesita el apoyo vecinal.

Un jarro de agua fría en toda regla a la iniciativa de la Conselleria de Obras Públicas, que el pasado viernes ya anunció una ampliación del plazo de alegaciones, coincidiendo con una marcha de tractores y otros vehículos hasta la misma plaza del Ayuntamiento. La reducción de cuatro a dos carriles de la calzada de la autovía ha sido rechazada de plano por vecinos, hosteleros y asociaciones agrícolas de la Albufera.

El primer edil insistió en la necesidad de dialogar con los vecinos, para mencionar que el Consistorio carecía de información previa a cuando el estudio de paisaje salió a información al público. La concejalía de Devesa-Albufera debe redactar un informe, sin que se sepa de momento las objeciones que pondrá a la transformación de la autovía en un bulevar ajardinado. Ribó insistió en que debe rectificarse, sin dar más pistas de que el primer cambio debe ser lograr el apoyo de los afectados.

Ya en el pleno, salió adelante la alternativa defendida por el vicealcalde Sergi Campillo, donde no se llega a pedir la rectificación del estudio, sino apoyar las medidas tomadas desde 2015, en cuanto a la reducción de la velocidad máxima de 80 a 60 kilómetros por hora, así como por la línea continua.

Campillo también destacó la petición a la conselleria de «pacificar la CV-500 para que esta carretera sea compatible con la máxima seguridad viaria para las personas, el transporte público, el tráfico agrícola y el resto de vehículos».

El pleno aprobó también de manera provisional el presupuesto de 2020. La portavoz del grupo popular, María José Catalá, dijo directamente que «son una estafa porque no se ejecutan», mientras su homólogo en Ciudadanos, Fernando Giner, habló de «inversiones marmota por los 122 millones de euros que tienen pendientes este año».

El alcalde Ribó defendió que los 893 millones de euros constituyen «los más altos» de la historia municipal, para señalar que en Valencia «hay menos presión fiscal que en otras grandes ciudades, pese a lo que digan», en respuesta a la avalancha de críticas del PP y Ciudadanos. El concejal de Vox, Vicente Montañez, se puso incluso una careta para escenificar a un personaje de la serie 'La casa de papel'. «Lo que van a hacer ustedes es perpetrar un asalto al bolsillo de los valencianos».

Giner denunció la falta de inversiones en aspectos esenciales para los servicios públicos, como la red de alcantarillado o el mantenimiento de las playas, mientras que Catalá dijo por último que «hay que hacer una política eficaz del gasto, en lugar de subir los impuestos».