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No hay día de descanso para los conflictos abiertos entre Compromís y el PSPV en el Ayuntamiento de Valencia. Las aguas vuelven luego siempre a su cauce, aunque cada jornada se tensa más la cuerda y el ambiente enrarece con un nivel ... más tóxico. El último episodio ocurrió esta semana en la comisión de Cultura, donde la coalición valencianista rechazó la urgencia de una moción para rotular una calle con el nombre del socialista Largo Caballero. Los grupos de la oposición votaron también en contra, con lo que el asunto fue devuelto a corrales hasta el 17 de junio.
A partir de ahí empezó un cruce de acusaciones donde fuentes de Compromís defendían que el expediente ya está abierto y que la moción presentada por la edil socialista Pilar Bernabé carecía de sentido, mientras que desde el PSPV se hablaba abiertamente de que sus socios de gobierno «mentían» a la hora de explicar el relato del proceso.
Sea como sea, la urgencia no fue aceptada y se ha convertido en otra piedra en el camino que debe llevar a los dos partidos hasta las elecciones de 2023. La relación entre PSPV y Compromís no pasa por su mejor momento y otro ejemplo sucedió en la presentación de una campaña del PSPV para poner en valor el trabajo en los barrios.
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«Nos preocupa que alguna izquierda pueda caer en los mismos errores que el PP y en cierto elitismo», indicó la portavoz municipal, Sandra Gómez, en referencia a Compromís, básicamente por no hay más partidos de izquierda en el hemiciclo. Anunció que se centrarán en barrios como Torrefiel, Nou Moles, Benimàmet, Benimaclet o San Marcelino, entre otros barrios. «El PSPV siempre está a pie de calle», defendió.
«Tenemos barrios que alguna izquierda olvida, de los que nunca hablan, que quedan relegados a barrio dormitorio, como Torrefiel. Es un barrio que tiene pendiente infraestructuras públicas. Queremos que sueñe con tener dotaciones y servicios públicos», señaló, para alertar del riesgo de que «el gobierno progresista desconecte de las preocupaciones de los barrios de la ciudad».
Gómez recordó que durante décadas «se ha estado hablando de poner Valencia en el mapa, lo que se traducía en que en las postales siempre salían los barrios de siempre, que representaban un elitismo que olvidaba a la gran mayoría de barrios trabajadores». «Queremos que las postales de la ciudad hablen de Benimàmet, San Marcelino, Benimaclet, Nou Moles, Torrefiel… Queremos poner en el centro las necesidades y los problemas reales de las familias», dijo.
El nuevo conflicto abierto entre los partidos de gobierno fue rápidamente aprovechado por el principal grupo de la oposición. La portavoz del PP en el Consistorio, María José Catalá, dijo que los dos partidos «siguen politizando la ciudad y no satisfechos con dedicar la plaza del Ayuntamiento al 15-M, ahora han tratado de aprobar de urgencia, la rotulación de una calle a Largo Caballero».
La edil dijo que no se entiende «esta urgencia cuando siguen pendientes la calle a Miguel Ángel Blanco, aprobado hace dos años en pleno, o el reconocimiento al arquitecto Guastavino en la plaza de la Reina».
Acerca del primero, fuentes cercanas a la concejalía de Patrimonio señalaron que la calle al concejal del PP asesinado por ETA estará situada en un tramo de la actual Camp de Túria, en el entorno del Palacio de Congresos. De esta manera se cumple el acuerdo plenario.
«Si primero fue Compromís dedicando la plaza del Ayuntamiento al 15-M ahora es el PSPV quien quiere dar nombre a un socialista a una de las calles de la ciudad. Con el enfrentamiento dejan bien claro que están utilizan el Ayuntamiento para politizar las calles y plazas de la ciudad, en un intento por ideologizar a los vecinos de Valencia», apuntó.
Catalá vinculó la petición de calle a Largo Caballero, histórico dirigente de la UGT y presidente del Consejo de Ministros durante un periodo de la Guerra Civil con el congreso que la formación clausuró ayer mismo en Valencia, en el Palacio de Congresos. «La propuesta llega un día después del congreso nacional de UGT al que asistió ayer (por el miércoles) el presidente Sánchez, y que ha estado regado de ayudas y subvenciones de las administraciones públicas, algo que nunca se había hecho desde el Ayuntamiento de Valencia. En total los valencianos han pagado cerca de 200.000 euros».
En el cruce de acusaciones entre Compromís y el PSPV, los primeros hablaban de que la propuesta de calles a Largo Caballero e Indalecio Prieto «está ya en tramitación, con lo que no se entiende la presentación unilateral de una moción de urgencia sin haberlo comentado en los días previos. Estas no son formas deseables de trabajo en equipo».
El portavoz de Ciudadanos en el Consistorio, Fernando Giner, dijo por su parte que el callejero de Valencia «debería estar consensuado y alejado de cualquier intención política. Además, recordemos que, a día de hoy, existen reivindicaciones que son muy importantes, como que la Semana Santa Marinera tenga un espacio reconocido en la ciudad».
Para el edil, la nueva polémica «nada tiene que ver con una calle. Es el ajuste de cuentas que Compromís le hace al PSPV por el monolito dedicado al 15-M. Estamos ante un partido incapaz de dialogar y que 'se la guarda' con rencor cada vez que se le dice que actúa de forma sectaria. Lamentablemente, de todo esto, siempre los perjudicados son los valencianos». Sobre esto, el pasado viernes, ningún edil socialista acompañó al alcalde Ribó en la inauguración del monolito ni en la exposición fotográfica.
Catalá comentó que el gobierno municipal «se cree que gobernar es tomar las calles con sus consignas y politiqueo, lo ha hecho el PSPV con Largo Caballero y Compromís con el 15-M. Desde el PP pensamos que la ciudad es de todos y ya está bien que la izquierda quiera manipularlas».
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