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Las paredes hablan. Pintadas en una casa que hicieron los dueños contra el botellón. t. rodríguez
Barrio de Benimaclet | Benimaclet, el barrio que sueña con poder dormir

Benimaclet, el barrio que sueña con poder dormir

La brecha. El botellón irrumpe los fines de semana en una zona marcada por un PAI que no acaba de arrancar y sobre el que los vecinos están cada vez más divididos

MAR GUADALAJARA

Lunes, 15 de noviembre 2021, 00:07

Durante el día las paredes hablan mientras el barrio calla. El bullicio y el trasiego sólo se sienten en las calles más grandes que son las lindes de Benimaclet pero de puertas para dentro reina la tranquilidad. De las pintadas en las paredes se adivina el verdadero ruido. «Volem dormir», «Per el dret al descans, cuidem el barrio». El «Aturem el PAI» también tiene su espacio en este tablón de quejas en el que se han convertido las fachadas y los balcones, aunque el botellón ahora le haga ahora un poco de sombra.

Algo más oculto va creciendo otro sentir, otros quejidos que se escuchan cuando se presta atención. Entre el silencio del día, alrededor de la plaza de Benimaclet hay voces que susurran en otra dirección. Su relato, su historia dice así: «Esto era un pueblo pegado a una ciudad».

Toni es el dueño de la zapatería más antigua del barrio y se atreve a decir que seguramente una de las más viejas de la ciudad. «Este negocio en el barrio funciona desde el año 58 como zapatería y siempre con los mismos dueños, mi familia, anteriormente ya era alpargatería porque esto en el 54 era huerta», explica, para señalar la puerta de la tienda y decir con orgullo: «Ahí mismo nací yo».

El barrio de moda. Un gran mural en una fachada de una vivienda junto a un vecino que sale del portal con un carro. T. RODRÍGUEZ

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Acto seguido se muestra tajante. «Aquí no queda nada de eso, los del barrio de toda la vida ya no somos nadie aquí, se nos han comido los de fuera, que son los que mandan». Comenta que Benimaclet era como un «pueblecito» cuando era una pedanía donde todos se conocían y siguió así cuando se convirtió en barrio, hasta que fue creciendo pegado a las Universidades y se puso «de moda», dice. Para él, el barrio se ha convertido en una zona alternativa que atrae a un tipo de personas, progresistas, con ideas de cambio, de revolución, que nada tienen que ver con los orígenes de Benimaclet. «Los que han venido de fuera, de otros sitios de Valencia, son ellos los que llevan el barrio y nosotros no pintamos nada», dice el zapatero.

En el horno junto a la Iglesia se escucha lo mismo entre conversaciones de vecinos. Laura, vecina del barrio, comenta con Paco, el dueño del horno, «lo del botellón». Dicen que, ahora que hay más presencia policial en la plaza durante las noches, la fiesta se traslada. «Ahora se van todos a la escombrera, al lado del cementerio, lo dejan todo sucio, hacen ruido, y desde la asociación de vecinos piensan solucionarlo poniendo carteles», afirma el segundo. «Pero si esos sólo quieren que volvamos atrás, no quieren el PAI por salvar cuatro huertos mal cuidados, cuando lo que hace falta es quitar a los que están allí de okupas y dar servicios para el barrio», replica Laura.

Mirando el dibujo que dejan los resultados de las últimas elecciones municipales se ve una zona dividida entre la izquierda y la derecha. La huerta y la ciudad. Entre la noche y el día.

Movimientos vecinales. Cartel del CSOA L'Horta de los huertos urbanos que reivindica su espacio.| Huerta y ciudad. Parcelas de huertos urbanos en el barrio. | Pancartas. Un vecino sentado en un banco de la plaza de Benimaclet y sobre él una pancarta contra el botellón. T. RODRÍGUEZ
Imagen principal - Movimientos vecinales. Cartel del CSOA L'Horta de los huertos urbanos que reivindica su espacio.| Huerta y ciudad. Parcelas de huertos urbanos en el barrio. | Pancartas. Un vecino sentado en un banco de la plaza de Benimaclet y sobre él una pancarta contra el botellón.
Imagen secundaria 1 - Movimientos vecinales. Cartel del CSOA L'Horta de los huertos urbanos que reivindica su espacio.| Huerta y ciudad. Parcelas de huertos urbanos en el barrio. | Pancartas. Un vecino sentado en un banco de la plaza de Benimaclet y sobre él una pancarta contra el botellón.
Imagen secundaria 2 - Movimientos vecinales. Cartel del CSOA L'Horta de los huertos urbanos que reivindica su espacio.| Huerta y ciudad. Parcelas de huertos urbanos en el barrio. | Pancartas. Un vecino sentado en un banco de la plaza de Benimaclet y sobre él una pancarta contra el botellón.

Desde la verja candada que da a los huertos urbanos y a la alquería okupada se puede ver a un par de personas dentro. Es el Centro Social Okupado Autogestionado (CSOA) de L'Horta, un colectivo social que se mueve en el barrio con proyectos y actividades así como asambleas de otros colectivos, todo sin ánimo de lucro. Pese a que este periódico se intentó poner en contacto con el colectivo no hubo respuesta. Trabajan los huertos que también entran dentro del PAI. Tanto ellos como asociaciones como Cuidem Benimaclet o desde la propia entidad vecinal, son los que consiguieron revertir el PAI con sus movilizaciones para que se replanteara de nuevo. Aún hoy sigue atascado por la brecha política que también crece entre Compromís y el PSPV.

  • Acogida nacional La mayoría de los vecinos inmigrantes de esta zona son procedentes de otras comunidades autónomas de España, con lo que hay más inmigración nacional que internacional.

  • 365 El Ayuntamiento de Valencia invirtió el año pasado más de 365.000 euros en el barrio de Benimaclet y la zona del Camí de Vera. Es uno de los que contó con menor inversión junto con Pla del Real. Para este año en los presupuestos participativos consta que el Ayuntamiento habría invertidos una cantidad algo inferior, 297.915 euros en el barrio.

  • Refuerzo policial contra el botellón En octubre el Ayuntamiento reforzó la presencia policial en el barrio durante las noches contra el botellón con 30 agentes.

  • 2,2% El desempleo no está agravado, pero hay un 5% de larga duración. Un 2,2% de los empleados se dedica a la agricultura.

Hay algo en lo que sí coinciden todos: «Esta es mi casa, de aquí no me voy ni con agua caliente». Aunque no todos sean tan claros como Loli, dueña de una tienda de fotografía en el barrio. «¿Qué tiene? Pues no lo sé, es Benimaclet, todo el mundo quiere vivir aquí, cualquiera se acaba sintiendo del barrio», añade.

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