Otro bloque con más de treinta apartamentos turísticos se levantará en la Malvarrosa con licencia anterior a la moratoria

Un ejemplo es el apartahotel que se está levantando en un solar de 2.200 metros cuadrados y que albergará 31 apartamentos turísticos. Se trata de una parcela que da a dos calles, a la avenida Malvarrosa, justo al lado del casal fallero de Malvarrosa-Antonio Ponz-Cavite, y también tiene fachada recayente a Antonio Ponz.

Las obras, que se iniciaron antes de la declaración de la moratoria por un año prorrogable otro más en toda Valencia para abrir nuevos apartamentos turísticos y hoteles, se centran ahora en los cimientos y está proyectado un edificio de cinco plantas con apartamentos de cuarenta metros cuadrados.

También contempla tres áticos de unos ochenta metros cuadrados. E incluirá una gran piscina en la azotea para el disfrute de los huéspedes.

No es el único proyecto destinado a turistas que planea en la zona. A pocos metros de distancia, en el número 73 de la avenida Malvarrosa, en una propiedad que ahora incluye dos bajos comerciales, uno de ropa y otro de calzado, y una primera planta, se quiere levantar un edificio con 32 alojamientos de entre 25 y 50 metros: seis viviendas turísticas y veintiséis alojamientos.

Se trata de una parcela que recae a la avenida Malvarrosa y a la calle Guillem Escrivà. En este caso, hace meses que el proyecto está en tramitación en Urbanismo. En el complejo se pretende crear dos edificios de cinco y cuatro plantas con acceso al apartahotel, recepción, cuarto para bicicletas, una sala polivalente en las zonas comunes y una pequeña piscina en la cubierta.

Y también en la Malvarrosa, cerca de la avenida de Los Naranjos, ya hace tiempo que se trabaja en la construcción de un hotel 4 estrellas Premium con 170 habitaciones distribuidas en cinco y siete alturas, con parking y planta ático con terraza.

A todo ello hay que sumar el número de plantas bajas que eran antiguos comercios o estaban sin uso y que se han transformado en apartamentos turísticos. En un paseo por el barrio, en la calle Cavite hay tres que se ofertan con nombre de grandes artistas o escritores, como Sorolla, Benlliure y Blasco Ibáñez; en la misma calle un antiguo salón recreativo alberga varias viviendas turísticas.

En la plaza Cronista Francesc Montblanch, frente a las Casitas Rosa, ya son siete los apartamentos turístiscos existentes y hay que sumar unos diez más entre la calle San Rafael y Doctor Álvaro López. De hecho, este mismo jueves todavía estaban amueblando y poniendo menaje de hogar en dos de ellos en esta última calle.

Desde la asociación de vecinos Amics de la Malva ya hace tiempo que le están viendo las orejas al lobo y ven cómo van surgiendo proyectos todos ellos ligados al turismo «y en cambio ni se acaban de hacer los servicios públicos pendientes ni se construyen casi viviendas para los vecinos en el barrio, con la excepción de una promoción de Aumsa en la avenida de Los Naranjos», detalla Agustín Abarca, componente de la asociación de vecinos Amics de la Malva.

«Están haciendo una residencia de estudiantes premium en la avenida de Los Naranjos, cerca un hotel 4 estrellas Premium y ahora llegan los bloques enteros de apartamentos y no paran de aparecer apartamentos turísticos en plantas bajas», explica.

En cambio, tal como relata, «nos están llegando casos de vecinos que nos cuentan apenados que sus hijos no pueden tener acceso a pisos en los barrios por los precios que han alcanzado e incluso gente mayor que les vence el contrato de alquiler, se tienen que ir porque no pueden costear el aumento».

Por eso, opinan que hay que regular el turismo, «hay que dar preferencia al uso vecinal porque es un barrio, no un complejo turístico y hay que asumir el turismo de forma sostenible porque las familias no pueden elegir dónde quieren vivir porque sólo se piensa en los turistas y en hacer negocio».

Desde esta entidad aseguran que es necesario «establecer cupos de apartamentos turísticos por barrio antes de que se desborde el asunto y con datos reales en manos».

De hecho, tanto esta asociación como la del Cabanyal-Canyamelar llevan meses organizando charlas para concienciar a sus vecinos del peligro del crecimiento desmesurado de las viviendas turísticas y esperan que la moratoria municipal sirva para tomar medidas.

Por otro lado, la directiva de la Federación de Vecinos de Valencia se ha reunido este jueves con el concejal de Urbanismo, Juan Giner, para pedir que la moratoria aplicada se una a más meddidas. «Ahora lo que es necesario es que se concrete con datos y actuaciones, a través de la regulación y con un régimen sancionador que permita la conversión de vivienda turística en vivienda residencial, por ejemplo», ha destacado María José Broseta, presidenta vecinal.

Broseta añade que el hecho de que el Ayuntamiento «haya asumido la necesidad de impulsar una moratoria de licencias de nuevas viviendas de uso turístico, tal y como venía reclamando el movimiento vecinal es, de entrada, una buena noticia, pues significa que el equipo de gobierno municipal asume que existe un grave problema social con el crecimiento descontrolado del alojamiento turístico. Asimismo, es muy importante que la moratoria suspenda también los cambios de uso de residencial a terciario, y esto debe vincularse a edificios completos también».

Y también se ha incidido en la necesidad de una regulación que fije, entre otras cosas, un periodo transitorio de un año para que todos los apartamentos cuenten con el certificado de compatibilidad urbanística para poder continuar en el registro público, especialmente los anteriores a 2018.