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Pueblo de Campanar, con la avenida Maestro Rodrigo, epicentro del incendio, al fondo JESÚS SIGNES

Campanar, el barrio que cambió la huerta por las urbanizaciones con piscina

Mantiene el núcleo histórico de lo que fue el pueblo, rodeado de grandes avenidas con el cuarto precio más caro de vivienda de Valencia

M. Hortelano

Valencia

Lunes, 26 de febrero 2024, 00:25

Las tragedias siempre unen. Pasa en todas las casas. En todas las ciudades. Pero cuando se acaba el luto, lo que queda es la cotidianeidad. Y ahí el barrio valenciano de Campanar empieza una reflexión como vecindario. Como barrio hecho de microbarrios. Como uno de los distritos de Valencia que gana más población cada año, pero en el que el modelo de vivienda en toda su zona nueva es el residencial con piscina. Atrás queda el pueblo que un día fue, rodeado de huerta y ahora de grandes avenidas como General Avilés, Manuel Rodrigo o Pío XII. Un contraste entre lo antiguo y lo nuevo que se puede ver de un simple vistazo. El de las casas de pueblo y el de las torres de gran altura. El de los vecinos que aún «van a Valencia» cuando salen del núcleo histórico y los que salen de casa por el garaje de la urbanización en la que viven.

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El pueblo se anexionó un núcleo urbano como también sucedió con Benimaclet, Orriols, Ruzafa o Patraix. A partir de ahí, generó un modelo de convivencia peculiar. Y es que Campanar ha cambiado en apenas tres décadas la huerta por las piscinas. Con un simple vistazo a la imagen aérea de la prolongación del barrio, la que se hace llamar Nou Campanar, se aprecia con rapidez el modelo urbanístico sobre el que se ha cimentado. Residenciales cerrados con instalaciones deportivas, zonas verdes y manchas azules de piscina comunitaria, con poca densidad de vecinos.

La fuga a este extrarradio situado al noroeste de la ciudad tuvo un claro componente generacional, porque durante años este tipo de construcciones se convirtieron en la única opción disponible para comprar en la ciudad. Ahora, los precios están disparados. Campanar es el cuarto barrio en el listado de precios del metro cuadrado urbanizado (2.829 euros el metro) a enero de 2024, sólo por detrás del Eixample, Ciutat Vella o Pla del Ral (que superan los 3.000). Llegó a estar a 1.500 euros el metro en febrero de 2017. El de la ciudad, según datos de Idealista, está ahora mismo en 2.317 euros el metro cuadrado.

Evolución del barrio de Campanar

Pero, quienes se instalaron, y pasaron a formar parte de una urbanización, se unieron a lo que arrastra toda una manera de vivir que tiene aspectos sociológicos muy marcados. La vecindad respecto al resto del barrio se diluye y se amplía el sentimiento individualista. Si a eso le unimos que todas estas urbanizaciones cerradas carecen de bajos comerciales sobre los que asentar tiendas y negocios, el aislamiento se acrecienta, convirtiendo manzanas enteras en grupos de edificios independientes, sin algo como una panadería cerca.

La construcción que el pasado jueves fue arrasada por el fuego, en lo que ya es el peor incendio de la ciudad, era uno de estos residenciales, con 138 viviendas y zonas comunes valladas. Su construcción se enmarca dentro del boom urbanístico que la ciudad de Valencia vivió en los últimos años del siglo XX y que tuvo a este nuevo barrio como uno de los protagonistas.

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En 1996, una agrupación de grandes constructoras valencianas presentó dos PAI (Planes de Actuación Integrada) sobre la partida del Pouet, una de las zonas agrarias más conocidas de la ciudad. Nació así Nou Campanar, tras la rápida reconversión de los terrenos de huerta en zonas urbanizables. El proceso de expropiación fue rápido y las constructoras se convirtieron en agentes urbanizadores que les daba la ley valenciana del suelo. En esa zona, además, se asentaba uno de los puntos más grandes de droga de la ciudad, 'Las Cañas', que aún degradó más la zona y favoreció su reurbanización. Una gran operación policial en 2002 le puso fin, casi a la par de que las primeras promociones de Nou Campanar entregaban las llaves a los vecinos. Surgía así un nuevo barrio de clase media acomodada formado por torres residenciales de gran altura y zonas acotadas. Con el estreno del vecindario, se montó también una nueva falla, auspiciada por uno de los constructores de las promociones, Juan Armiñana. La comisión Nou Campanar se creó en 2002, en uno de los solares anexos a las primeras promociones, en lo que era entonces una prolongación de Maestro Rodrigo. Se estrenó en la sección Especial y ganó el primer premio durante siete ejercicios. Batió récord de presupuesto, con un millón de euros para un solo monumento, y echó el cierre en 2016.

Un par de años después se reactivaron las promociones y se completó el desplazamiento de población a un distrito con gran arraigo popular. Sin ir más lejos, aún conserva las fiestas tradicionales del pueblo y la de la partida del Pouet. De hecho, el lunes finalizaron las de febrero, días antes del trágico suceso. Mientras en la plaza del la Iglesia del pueblo humeaban los calderos de arrò amb fesols i naps, al otro lado de la avenida se juega a pádel y se hace la compra en un gran hipermercado. Mientras en la calle Benidorm, una de las callejuelas del casco histórico hay cola para comprar una coca Cristina en el Forn de Manuela, uno de los históricos del barrio, en la zona nueva es difícil encontrar un horno que no esté en un supermercado.

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