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Casa barco en La Marina de Valencia | Mi casa es un barco: vivir fondeado en La Marina

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IVÁN ARLANDIS

Mi casa es un barco: vivir fondeado en La Marina de Valencia

CASAS QUE HABLAN ·

La insólita experiencia del arquitecto Ricardo Candela, cuyo estudio reconvirtió un barco como vivienda que luego habitó entre sorprendido y emocionado

Jorge Alacid

Valencia

Sábado, 24 de septiembre 2022, 00:41

También puedes escuchar este artículo locutado por su autor, Jorge Alacid:

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Si el texto que sigue fuera un anuncio inmobiliario, se podría redactar así: estupendo piso de 50 metros cuadrados en la mejor zona de Valencia, con vistas al mar por los cuatro puntos cardinales, tres dormitorios con baño, salón-comedor con todas las comodidades, terraza y solárium. Razón, La Marina. Sería una muy acabada descripción de un peculiar apartamento que se oculta a los ojos de quien pasee entre los pantalanes donde fondean yates de quitar la respiración, barcos de todos los tamaños y modelos y esta coqueta goleta turca fondeada en un discreto rincón de La Marina, que en realidad acoge en su seno un espacio reconvertido al uso doméstico gracias al taller de arquitectura que dirige Fran Silvestre. Una ingeniosa reinvención que sirve como vivienda para uno de los miembros de su equipo, el también arquitecto Ricardo Candela. Su casa es un barco.

Mejor dicho, su casa ha sido un barco durante meses. Ahora la utiliza ocasionalmente, pero durante un largo tiempo ha vivido aquí, entre estas cuatro paredes reinventadas como solución doméstica cuando en realidad habían sido ideadas para la náutica. Su historia es una historia de azares, donde la diosa casualidad juega un papel decisivo: un cliente del estudio de arquitectura adquirió este barco, que perteneció en su día a George Martin, al que llamaban el quinto Beatle porque fue el productor que puso en órbita al cuarteto de Liverpool. Como sólo utilizaba el navío muy de cuando en cuando, acabó sugiriendo a sus arquitectos de confianza que lo transformaran en vivienda, porque así la podría aprovechar como tal durante sus viajes a Valencia.

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Para Silvestre y Candela, el encargo tuvo mucho de reto. Un desafío que les obligó a repensar las funciones del barco, a alumbrar un programa básico que conviviera felizmente con las particularidades de la ingeniería naval y tuviera en cuenta cuestiones (el equilibrio, por ejemplo, o la estabilidad) que no suelen figurar entre las propias de encargos más convencionales. Corría el año 2017 cuando se abordó la primera fase de los trabajos, más centrada en la apariencia exterior de la goleta; unos meses después, la segunda fase acometió su conversión como vivienda, a partir de un pasillo que ejerce como distribuidor va de popa a proa, con un par habitaciones a un lado y una zona estancial de cocina, comedor y salón al otro. Al fondo, una tercera habitación también equipada como sus hermanas con baño. Y todavía más hacia popa, bajo el vientre de la nave, un espacio sirve como dormitorio para el capitán y un marinero. Sobre sus cabezas, la goleta dispone de un espacio recubierto de madera, al aire libre: un estupendo solárium ideal que se puede aprovechar tanto cuando está fondeada como ahora, mientras dura la visita organizada para LAS PROVINCIAS, como cuando sale al mar. En el otro extremo, una zona estancial de esparcimiento también al aire libre completa las comodidades de que dispone la nave-casa, muchas de las cuales están escamoteadas a la vista: armarios, urinarios y electrodomésticos permanecen camuflados gracias a la habilidosa optimización de espacios que distingue a todo el conjunto.

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Se trata de un guiño de confort adicional: la casa está para entrar a vivir, como dicen también las guías inmobiliarias y como confiesa Ricardo, feliz como inquilino de una vivienda que genera alguna envidia en su entorno. El espacio resultante ganó en luminosidad gracias a su intervención, que podó los elementos más opacos o la posible sensación de angostura, hoy inexistente, gracias a las rasgaduras que a babor y estribor confieren un elevado aire de espaciosidad y alimentan un grato efecto de perspectiva: la mirada del inquilino se extiende hasta el infinito y más allá. Como arquitecto, observa Ricardo que el reto de reinventar el barco fue satisfactoriamente superado. Y como habitante de este singular espacio, reconoce que fue una experiencia «muy grata», que combinaba dos sensaciones dominantes: la de sorpresa, compartida con familiares y amigos, y también la de emoción. Y cuando lo menciona, apunta hacia el ventanal desde donde se ve la hermosa porción de Valencia que mira al mar, la silueta marítima cercana (la casa del Reloj, el edificio de la Autoridad Portuaria, el Veles e Vents). Y donde se contempla también el Mediterráneo azotado por una agradable y constante brisa, otro de los factores que añade un factor diferencial a la vivienda: aquí, se maravilla Ricardo mientras señala el corredor que ejerce como columna vertebral de la goleta, opera una ventilación cruzada «de manual».

No es la única ventaja con que cuenta la goleta, a la espera de una tercera fase de rehabilitación que culmine su fisonomía como vivienda. Mínimos detalles que servirían para agregar una cuota de encanto al inherente en su actual encarnación, muy atractiva: la delicada labor de ebanistería y marquetería que domina su decoración sirve al propósito central de este proyecto. A saber, que las dos almas de la goleta (la doméstica y la náutica) respiren al unísono y doten de una personalidad especial al encargo de aquel cliente que quedó más que satisfecho con el resultado. «Nos dice que está muy identificado con el barco ahora que es también vivienda», explica Ricardo. «Que forma parte de él».

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Y también el arquitecto se confiesa feliz con el desenlace feliz de esta historia que nació en Turquía y desembarca en Valencia, porque algunas soluciones ideadas para el encargo las ha podido aplicar en otros proyectos. Porque han alcanzado aquí un elevado grado de eficacia para resolver cuestiones que se plantean en viviendas de otra naturaleza más canónica y porque además aporta su gozosa experiencia personal como usuario de una casa que no se parece a ninguna otra. Y ademá porque su obra rinde tributo a la ingeniería naval sin dejar de hacer arquitectura. «Hemos logrado respetar el espíritu náutico de la goleta adaptado a lo que le pides a cualquier casa». Incluyendo las casas que también son barcos.

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