María José Catalá da carpetazo a los bautizos civiles de Ribó

Así lo evidencia una moción que aprobará este viernes la junta de gobierno en la que se indica que esta ceremonia de bienvenida a la ciudadanía «es un acto formal o protocolario carente de efectos jurídicos, que comparte lugar de celebración, calendario, así como medios materiales y personales para llevarlo a efecto, con los de las ceremonias de matrimonios civiles». Según indica la moción de la propia alcaldesa, las bodas «sí tienen plenos efectos jurídicos y se celebran en virtud de la atribución de competencias que el Código Civil hace a los alcaldes o alcaldesas en su artículo 51».

«Tras la constitución de la nueva Corporación, surgida tras las pasadas elecciones locales, el pasado día 17 de junio, esta alcaldesa que suscribe se propone iniciar procesos de simplificación administrativa y eficiencia en la utilización de los recursos públicos», argumenta Catalá, que añade que estos bautizos civiles (término que no aparece en toda la moción) «no son servicios de prestación obligatoria por parte de los municipios», se propone dejar sin efecto el acuerdo número 54 adoptado por la Junta de Gobierno Local el pasado 21 de abril de 2023, por el que se aprobaron los requisitos y trámites para la celebración del acto protocolario 'Ceremonias de bienvenida a la ciudadanía en el Ayuntamiento de Valencia'.

Además, la junta aprobará mantener la celebración de las ceremonias solicitadas hasta la fecha del presente acuerdo, con el fin de garantizar los compromisos adquiridos y en base a los principios de buena fe y confianza legítima recogidos en el art. 3.1.e) de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de régimen jurídico del sector público. Son otros seis: dos en julio (en uno se 'bautizará' a dos niños), dos en septiembre y otros dos que no tienen fecha. Estos se llevarán a cabo y después, carpetazo al tema.

El PP ya había planteado, en su momento, que estaba en contra de los bautizos civiles. La llegada de María José Catalá al despacho del primer piso, por tanto, da al traste con una de las medidas estrella de la precampaña de Joan Ribó, que la aprobó a finales de abril y ofició la primera de estas ceremonias el 8 de mayo, a puertas de la campaña electoral. Ya entonces reconocían en Alcaldía que tampoco había habido un interés máximo por la cuestión, y no es de extrañar porque tal como ha contado de forma puntual este diario, en las localidades de la Comunitat donde se han puesto en marcha no ha habido una aceptación generalizada.

De hecho, en mayo fuentes de Alcaldía ya alertaban de que se había interesado poca gente por el momento, pero pedían tiempo para que la propuesta se asentara. Ese tiempo lo ha tenido en Alzira, por ejemplo, donde no se ha alcanzado ni la decena total de este tipo de eventos. En 2015 hubo 1, en 2016 se realizaron 3, en 2018 hubo otro y, tras el paréntesis ocasionado por la pandemia, en 2022 otros 2. En l'Horta, la ciudad de Paterna hizo su primer bautizo civil en enero de 2018, algo improvisado, sin tener ordenanza, con un discurso del alcalde y al gusto de las familias. Desde entonces han hecho 9 más, con la pandemia por medio.

El argumento que utilizó Ribó, entonces alcalde, para defender esta idea para el cap i casal es que los datos sociológicos indican que aproximadamente un 58% de la ciudad es creyente. Apenas un 17% se declara practicante. Además, casi un 38% se declara ateo, agnóstico o laico, según los datos que ofreció Ribó. «El sentimiento religioso es plural pero hay una serie de elementos que son comunes a todos», dijo el entonces alcalde en referencia a los derechos humanos. El bautizo civil, por tanto, sería una opción para ese 38% de la población del que habló en su momento el primer edil.

Los bautizos civiles de Compromís estaban formados por cuatro partes. En la primera, el alcalde o concejal delegado daba la bienvenida a las personas asistentes al acto. Seguidamente, se daba lectura a algunos artículos y principios legales, relacionados con la protección de la infancia y sus derechos fundamentales, como pueden ser la Constitución Española (1978), la Convención de derechos del Niño de Naciones Unidas (1990), o la Declaración de los derechos del niño (1959).

En tercer lugar se preveía la intervención directa de los padres de las criaturas, sus familiares o los tutores legales, que podían «reafirmar su compromiso con la protección y defensa de los derechos fundamentales del menor». Para ello, tal como señalaba el protocolo, se podía dar lectura a algún texto o se reproducir alguna música seleccionada por la familia del niño o niña a quien se da la bienvenida. El acto concluía con la firma de la Carta Municipal Ciudadana y entrega de la copia firmada por las partes a los padres o tutores legales.

El primer (y único, por el momento) bautizo civil de la historia de Valencia incluyó la interpretación de la banda sonora de la película 'La vida es bella', de Nicola Piovani, por parte del tío del recién nacido, que era violinista (el tío, no el niño, claro). Además, el Ayuntamiento tuvo un detalle con Roc y sus padres, a los que regaló, entre otras baratijas, una bolsa de tela y varios libros. El alcalde, por cierto, leyó varios poemas, o fragmentos de ellos. Las ceremonias de bienvenida a la ciudadanía se celebraban en el Palacete de Monforte, donde también se celebran las bodas.