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El 'cazapatinetes' anunciado a finales del pasado mes de julio se ha usado apenas 15 veces desde entonces. La tasa de éxito es del 20%, ... dado que en esas quince ocasiones ha detectado tres patinetes trucados. Son datos de la concejalía de Protección Ciudadana, que recuerda que el dispositivo no es un radar o un cinemómetro, sino un aparato que permite desvelar si un patinete está trucado: no mide la velocidad a la que circula sino la velocidad que puede alcanzar en la calle. La diferencia, aunque sutil, es clave, porque no se puede utilizar como un radar al uso, colocándolo en una intersección y fotografiando todos los vehículos que circulen por el carril.
Este aparato se presentó el pasado mes de julio en la calle Xàtiva, con una exhibición en directo en la que participó un repartidor de comida a domicilio. Su patinete no estaba trucado. El dispositivo funciona con una suerte de plataforma en la que se fija el patinete. Al apretar el acelerador, el aparato contabiliza el número de vueltas que da la rueda y, por tanto, su velocidad. Física relativamente sencilla. Sin embargo, requiere de un montaje complejo y se ve desde lejos, por lo que es fácil esquivarlo si uno conduce un patinete trucado.
Esas 15 revisiones se hicieron tras un aviso de agentes de la Policía Local de Valencia al detectar un patinete que circulaba, aparentemente, por encima de la velocidad permitida o de forma temeraria. Tres de ellas resultaron no aptos para su utilización en las vías pública, procediendo a su inmovilización, informe y denuncia pertinentes. «Se ha de tener en cuenta que el instrumento se recepcionó en época estival y que durante el mes de septiembre ha sido entregado al fabricante al objeto de la instalación de la comunicación por bluetooth», han indicado fuentes de la concejalía de Protección Ciudadana.
Se da la circunstancia de que la falta de esa conexión inalámbrica fue blandida por el PSPV como crítica cuando se anunció la puesta en marcha del radar o, mejor dicho, su llegada. En realidad, se trata de una mejora en el dispositivo que se presentó en julio y que ya aparecía en el contrato que se firmó. Esta conexión hará más sencilla la operatividad del 'cazapatinetes' que, con todo, no será capaz de medir la velocidad a la que va un patinete (aunque sí dispone la Policía Local de radares que lo hacen a modo informativo), sino solo de detectar si potencialmente puede ir a más de los 25 kilómetros por hora que se permiten en ciudad y de fabricación.
Desde la Policía Local de Valencia se recuerda que los patinetes eléctricos no están obligados a pasar una inspección técnica y, por tanto, hasta este momento no había forma de verificar cuando uno de estos vehículos supera los 25 km/h de velocidad o los 1000 vatios de potencia que la ley establece como tope. Además, hay que tener en cuenta que hasta enero de este mismo año se podía comercializar cualquier patinete sin necesidad de certificar sus características, por lo que la mayoría de patinetes que circulan no están obligados a presentar el certificado VMP que actualmente exige la DGT.
Otro dato que destaca la Policía Local es que el uso de estos vehículos crece año tras año y, de manera paralela, aumenta la siniestralidad. Además, se ha comprobado que los patinetes de mayor potencia son los causantes de los accidentes más lesivos, tanto para los propios conductores como para los ocupantes de otros vehículos, pero, sobre todo, para los peatones, que son los elementos más vulnerables de la circulación.
«La verdad es que no sé cómo lo van a poner en marcha, qué esperan, ¿que tengamos rayos X en los ojos?», se pregunta Patricia, usuaria que esta mañana de viernes va a subir al metro en Picassent. Estudia en Valencia y sube con un patinete de gran tamaño. «No molesta demasiado», dice, antes de tener que hacer fuerza para subirlo al vagón, casi vacío a primera hora de la mañana. La decisión de FGV de prohibir que haya más de dos patinetes por tren y en cualquier vagón que no sea el penúltimo parece difícil de hacer cumplir y así lo dicen los usuarios. En otros medios de transporte, por su parte, son los conductores quienes tienen la potestad de permitir o no subir a los conductores de patinetes.
La compañía de autobuses metropolitanos MetroBus ya cuenta con un protocolo interno que deben acatar los usuarios de los patinetes eléctricos a la hora de utilizar dicho modo de transporte público. La normativa existente otorga a los conductores la potestad de obligar al dueño de estos vehículos de movilidad personal (VMP) a plegar su patinete para poder entrar al bus.
El reglamento de los autobuses amarillos también contempla que si el vehículo tiene una alta ocupación, el primero en quedarse fuera será el usuario de estos VMP que o no podrán subir o se tendrá que bajar. Según fuentes de la Conselleria de Infraestructuras, esta medida cumple un triple objetivo: más comodidad para el resto de viajeros, al disponer de más espacio en el interior del autobús, más eficiencia y más seguridad en caso de decretarse una emergencia a bordo.
Desde el departamento encabezado por Martínez Mus descartan, por el momento, una prohibición drástica aunque se mantienen contactos con la EMT para actuar de manera coordinada.
Asimismo, también será importante dilucidar la postura del Ministerio de Transportes acerca de mantener o no la gratuidad y las bonificaciones del transporte público con lo que se prevé una bajada en cuanto al número de usuarios. Además, cabe recordar que hasta finales de año, la flota de autobuses metropolitanos pasará de los 118 vehículos actuales a 192, aumentando así la oferta y facilitando que la ocupación media de los vehículos descienda.
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