«Es un rosa estación porque con ese color se pintaban las estaciones de tren» ironiza César Guardeño, portavoz de la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio, acerca de la última actuación realizada por el Ayuntamiento en la Ceramo, una nave declarada Bien de Relevancia Local a la espera de una rehabilitación que frene su ruina.
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Con el color se refería a la manera de la concejalía de Desarrollo Urbano de tapar las pintadas que ensuciaban las fachadas. Como publicó LAS PROVINCIAS, a finales de marzo la situación era ya insostenible y los muros protegidos aparecían repletos de grafittis. La antigua fábrica de cerámica fue construida en 1855 y varios de sus elementos han desaparecido, aunque la rehabilitación pretende rescatar la mayor parte.
Fuentes cercanas a Desarrollo Urbano no precisaron el motivo de tapar las pintadas de esa manera ni el color elegido, aunque Guardeño subrayó que eso es lo «último que debe hacerse en un edificio neomudéjar como la Ceramo, donde las fachadas deben ser de ladrillo visto».
Citó ejemplos pasados como una intervención en el claustro del centro del Carmen, donde una intervención artística a base de grafittis se ocultó con pintura tras la denuncia presentada, que a día de hoy se dirime en el juzgado. «No debe hacerse nunca, no hay que taparlo porque dentro de muchos años, cuando se haga una restauración, pensarán que se trata de restos arqueológicos», bromeó.
Pese al pintado de las paredes, en la mañana de este viernes ya podían verse algunos grafittis encima del color rosa. «La manera correcta de limpiarlas es borrarlas, no taparlas», insistió Guardeño acerca de lo que debe hacerse en estos monumentos. Algo parecido ocurre en edificios rurales como la alquería de la Torre, junto al parque de Benicalap. «En este caso utilizan color blanco, pero siempre es así, las suelen tapar».
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Una de las excepciones la constituyó una actuación reciente en la Casa del Señor, perteneciente al complejo de la alquería dels Moros. Entonces el encargo corrió a cargo de la concejalía de Gestión de Recursos y la solución fue utilizar un producto a presión con una manguera, sin que se tuviera que recurrir a una capa de pintura.
La Ceramo se encuentra en la Lista Roja del Patrimonio por su mal estado de conservación. Guardeño aseguró que el proyecto de rehabilitación «ya debía estar entregado», para sacar a concurso las obras. El proceso se dilató tras el recurso presentado por una de las empresas aspirantes, aunque todo eso ya se resolvió.
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La intención del Ayuntamiento es destinar la fábrica a un equipamiento público, seguramente vinculado con el mundo de la cerámica. Hace años que se habló de la firma de un convenio con el Museo Nacional de Cerámica González Martí, entidad que tiene en depósito numeroso material de la factoría desaparecida.
La Ceramo abasteció de piezas de cerámica la construcción de numerosos edificios protegidos en la actualidad por su valor patrimonial. Es el caso de la estación del Norte, el propio Ayuntamiento o numerosas viviendas del Ensanche.
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La nave recae a la avenida Burjassot y las calles José Grollo y Poeta Serrano Clavero. En la fachada lateral y el muro trasero también hay pintadas aunque son más antiguas salvo algún caso aislado. El Consistorio se hizo con el solar que completa la manzana tras una permuta con la empresa propietaria, que se quedó con una parcela en el PAI de Benicalap.
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