La presión policial sobre los infractores de tráfico sigue implacable. Aunque los datos, fríos, revelan una reducción del 8% en el total de sanciones entre enero y noviembre de 2019 con respecto al mismo periodo de 2018, lo cierto es que los radares instalados a mediados de año por la concejalía de Protección Ciudadana en los túneles de acceso a la ciudad han permitido un espectacular aumento de las multas por exceso de velocidad en el mismo periodo: han pasado de 28.771 en 2018 a 34.222 en 2019, un aumento de más del 18% que coincide con la puesta en marcha de estas cámaras y que supone más de 100 multas al día, en concreto 102,4.
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Según datos ofrecidos por la propia concejalía que dirige Aarón Cano a preguntas del concejal de Ciudadanos Narciso Estellés, el total de multas impuestas en la ciudad ha caído un 8,47%: de 165.329 en los primeros once meses de 2018 a 151.318 en el mismo periodo del pasado año. El motivo de este descenso de las sanciones de tráfico, según explican fuentes sindicales, es la falta de personal en el cuerpo de la Policía Local.
A estas alturas del segundo mandato del gobierno de izquierdas en la ciudad nadie niega que en la avenida del Cid, donde se encuentra la sede del Cuerpo municipal, y en las diferentes unidades de distrito faltan agentes. Muchos. Cano anunció a finales del pasado año una reestructuración de la Policía Local que incluyó la desaparición de la octava unidad de distrito y el envío de estos efectivos a una nueva unidad para vigilar mercadillos, rastro y combatir la venta ilegal. El mismo edil reconoció el pasado mes de noviembre que el Cuerpo sufre una «importante merma» debido a las jubilaciones de los agentes más mayores. Para hacer frente a este problema, el Consistorio pondrá en marcha este año una oposición para policías locales con 225 plazas -que cubrirá 50 plazas libres y 175 agentes que se jubilaron en 2019-, y queda en el aire los 165 policías que se jubilarán en 2020.
Estos problemas de personas afectan sobre todo a la unidad de tráfico, dado que buena parte de sus efectivos fueron reubicados en la unidad de convivencia nocturna que creó la anterior concejala Anaïs Menguzzato. Por eso, a los agentes les es cada vez más complicado colocar controles de velocidad en las principales avenidas de la ciudad, tal como reconocen los sindicatos. Sin embargo, un radar fijo no requiere de la atención de ningún agente, dado que se compone de un sensor y una cámara que fotografía a los vehículos que superan los 50 kilómetros por hora. Los agentes han de gestionar esas sanciones y enviarlas a la concejalía de Procedimiento Sancionador, que las tramita y las envía a los conductores. En estos casos, los infractores han de personarse ante la Policía Local para reconocer que eran ellos quienes conducían y poder hacer frente a la multa, dado que si no lo hacen la sanción se podría triplicar y llegar a los 1.200 euros. Además, conlleva pérdida de puntos del carnet.
Estos nuevos radares están situadas desde noviembre de 2018 en la entrada de los túneles de la avenida del Cid y la autopista del Saler, en la ronda norte sentido hacia el mar, y la avenida de las Cortes Valencianas, en el sentido de entrada. El propósito es reducir el riesgo de accidentes con estos controles de velocidad. Se trata de los peores lugares posibles por las dificultades de un rescate para los bomberos y las complicaciones de atascos que generan. Aparte de estos dos dispositivos, el Consistorio tiene otros dos portátiles con los que seguirá realizando controles habituales. Hasta ahora, las zonas principales para esto son las marginales del viejo cauce, la ronda norte y el bulevar sur.
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Todo esto ocurre mientras crecen los accidentes graves en la ciudad. Según los últimos datos ofrecidos, el primer trimestre de 2018 se alcanzaron los 933 siniestros con heridos, mientras que en el mismo periodo de 2018 se registraron 790. Estos datos no dejan de ser llamativos porque ha caído el número total de accidentes, por lo que en porcentaje aquellos en los que hay personas heridas suben aún más.
La Comunitat Valenciana ha liderado en 2019 la caída en el número de fallecidos por accidente de tráfico en España. Durante el pasado ejercicio las víctimas mortales se quedaron en 99, el número más bajo de la historia. Son 33 menos que en 2018 lo que supone una caída del 25%, la reducción más alta del Estado.
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A nivel nacional, durante el año 2019 se produjeron en las vías interurbanas 1.007 accidentes mortales, en los que fallecieron 1.098 personas y otras 4.395 requirieron ingreso hospitalario, lo que supone un descenso de un 6,7 % en el número de accidentes (-72); un -7,6% en el número de fallecidos (-90) y un descenso del 3,8 % en heridos graves (-174). Para el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, «los resultados obtenidos este último año nos muestran que se está en el buen camino aunque queda mucho por hacer hasta reducir a cero el número de víctimas».
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