Las ciudades que sí miman sus estaciones de autobuses

No hay que olvidar que la estación de autobuses de Valencia es de la década de los 70 y como explican muchos usuarios sigue gris, oscura y con grandes escalinatas.

Durante el gobierno del Botánico se hizo una tímida inversión de 560.000 euros para tratar de hacer la instalación más amable, luminosa y segura. Se hicieron actuaciones con el fin de mejorar las condiciones de seguridad y habitabilidad, se reforzó la cubierta, se actualizaron los baños y se hizo una nueva vinilación en la parte frontal de la estación. También se dieron capas de pintura a la fachada exterior y se arreglaron desperfectos de la fachada.

Si bien se pusieron puertas automáticas para evitar las palomas, la realidad es que los excrementos han vuelto a aparecer.

Y es que la Conselleria tiene pendiente definir la actuación de mayor porte que quiere realizar para llevar la estación al siglo XXI. La idea es actuar en toda la estación, incluso en los andenes. Tienen pendiente concretar la intervención para poner en valor la fachada, sobre todo, piensan en restituir la rampa de acceso, reparar las fisuras de vigas y pilares vistos de la fachada trasera del edificio.

Otro objetivo es reagrupar y redistribuir los locales comerciales y la renovación de la planta principal. Plantean el desmontaje y retirada de la capa ondulada de las cubiertas y marquesinas de los andenes y de la cubierta abovedada del vestíbulo para cambiarlos por paneles de chapa metálica y en los andenes, llevan la idea de retirar los locales de la planta baja, hacer cerramientos de vidrio e incluir maceteros con árboles de pequeño porte y escaleras abiertas de acceso a la planta alta. Y ya en la planta alta, se propone disponer de una zona de espera longitudinal a lo largo de las distintas dársenas y crear seis salas para exposiciones.

Mientras se estudian los objetivos en los despachos valencianos, hay otras ciudades que están liderando la transformación de sus estaciones de autobuses y han abierto sus mentes para, en muchos casos, apostar por instalaciones intermodales, para facilitar al usuario la opción de combinar el uso de autobuses, trenes o el metro.

De hecho, en Valencia se planteó, pero todavía está pendiente y va para largo, crear la estación ferroviaria definitiva de la alta velocidad, que sustituirá a la provisional Joaquín Sorolla, donde en un futuro se podría prever también dar traslado a la estación de autobuses para unir sinergías.

Entre las ciudades que sí han hecho sus deberes figura Logroño. Dejó de funcionar la antigua estación de autobuses de la década de los 50 ó 60, donde se estudia hacer un centro con usos culturales, y se creó una nueva justo enfrente de la estación de trenes. De hecho, las dos instalaciones están unidas con una moderna cúpula.

Se aprovechó el diseño de un nuevo plan urbanístico, con el soterramiento de las vías del tren a su paso por la ciudad, y se crearon las dos estaciones: la ferroviaria y la de autocares. El tejado está unido y tienen un jardín grande que da luz a las puertas de acceso a las dos estaciones.

La nueva estación de autobuses, inaugurada en septiembre de 2023, está muy iluminada, con una moderna y llamativa escalera, cuenta con una pintura mural de Carlos Corres y se invirtieron 16 millones de euros.

Esta estación de Logroño tiene una superficie de 9.412 metros cuadrados y cuenta con 22 dársenas, cuatro de ellas plenamente accesibles para usuarios en silla de ruedas. Y cuenta con un gran hall cerrado que, a través de una puerta, da acceso a las dársenas, para estar protegidos de la lluvia y el ruido.

Tiene un vestíbulo de 560 metros cuadrados, una cafetería en la planta baja y otra en la superior. Si bien Adif cedió temporalmente una parcela para habilitar 83 plazas de aparcamiento, también se cuenta con un aparcamiento subterráneo para las dos estaciones con 300 plazas y una segunda planta para el depósito de grúa.

También se prepara para una transformación importante la estació Nort de Barcelona. No hay que olvidar que antes fue estación de ferrocarril, con fachada del valenciano Demetrio Ribes, y en 1992 pasó a albergar tres servicios: la estación de autobuses, un centro deportivo de Barcelona y la sede la Guardia Urbana. En el caso de la estación de autocares, hay que destacar que han recibido una ayuda de fondos Next Generation de 4,8 millones de euros, ligados a un plan de sostenibilidad turística.

Una de las principales acciones es que van a concentrar todo el servicio en una única planta, ya que hasta ahora las taquillas de los distintos operadores está en el primer piso.

Bajarán los servicios a la planta baja para mejorar la experiencia de los usuarios y se distribuirán los espacios de restauración y comercios. Y se reducen las zonas de entrada y salida de la estación de tres a una en cada caso para mejorar la seguridad y potenciar el acceso a intercambiadores modales, con conexión a la estación del metro y cercanías de Arc de Trionf.

Llama la atención que en esta estación han ido concentrando también los autobuses de servicio discrecional que realizan excursiones para turistas. De este modo, los autobuses que realizan estos servicios ya no tienen como punto de salida calles céntricas de la ciudad condal, con el fin de descongestionar el tráfico con la llegada de turistas y tienen que acudir a esta estación, algo de lo que podría tomar buena nota en Valencia.

En Madrid, la estación Sur (Méndez Álvaro) data de 1997, pero en 2014 el Ayuntamiento hizo obras para conectar los autobuses de largo recorrido con cercanías y el metro. Se hicieron mejoras para favorecer la eficiencia energética con un ahorro energético en climatización del 30%, se aumentó la seguridad, la luminosidad, el confort del viajero y las condiciones de accesibilidad. También se puso pavimento para la orientación del recorrido, zonas de descanso con elementos adaptados, una rampa doble y se mejoró la zona comercial. Se hizo una inversión de más de cinco millones de euros.

Además, la Comunidad de Madrid está invirtiendo en la creación de nuevos intercambiadores, como el de Valdebebas, que cuenta con una inversión de 30 millones que inaugurará antes de final de año y el de Conde de Casal, con una inversión de 40 millones y cuyas obras comenzarán en breve.

En el caso de Vitoria-Gasteiz, la estación de autobuses data de 2015. Tiene 25 dársenas para autobuses, vestíbulo, zona comercial y de restauración y parking subterráneo para 302 vehículos, 94 plazas para bicis y 13 para motos y 105 aparcabicis en el exterior, donde hay una zona verde y de juegos. Se hizo una inversión de 15,3 millones de euros.

En Córdoba también apuestan por su estación de autobuses, creada por César Portela, y que fue premio nacional de Arquitectura en 1999. Además de mantener hallazgos arquitectónicos, destaca la luz natural de la zona ajardinada, que juega un papel importante y las esculturas.

En el último año han invertido un millón de euros con la instalación de placas solares y mejoras para aumentar la eficiencia energética y en la modernización del sistema de paneles informativos.

Se han hecho mejoras de accesibilidad, un aseo para personas ostomizadas y hace un año y medio se destinaron 400.000 euros a hacer reparaciones de impermeabilización del firme de la dársena para evitar filtraciones en el parking.