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Las caras de algunos de los concejales del PP tras el último pleno municipal lo decían todo. Esa moción de la oposición que salió adelante ... por la abstención de Juanma Badenas y Cecilia Herrero era una pequeña mancha en un pleno tranquilo, en la que ambos votaron con el equipo de gobierno. En ese pleno, además, ambos exhibieron tirantez con respecto a sus excompañeros de Vox. Fue entonces cuando las negociaciones entre PP y el partido de Abascal, que por cierto está hoy en Valencia, se intensificaron. Siempre con la alcaldesa Catalá a la cabeza. El pacto conseguido el pasado viernes devuelve la tranquilidad, y algunos dirán que la cordura (al menos la aritmética; no hay otra forma de gobernar este Ayuntamiento), al Consitorio: PP y Vox vuelven a sumar 17. Bola de partido salvada. A seguir jugando.
Y pueden hacerlo porque quienes han estado cerca de la negociación explican que los concejales 'díscolos', aquellos a los que el portavoz municipal de Vox, José Gosálbez, llegó a llamar «tránsfugas», han dado su brazo a torcer. Unas cesiones que este viernes Badenas quiso reconocerle a Herrero, que es también su pareja, en un mensaje en X. Desde dentro explican, literalmente, que han tenido «que comulgar con ruedas de molino» para volver a Vox. «Lo han hecho porque están convencidos de que es lo mejor para Valencia», aseguran fuentes cercanas a la negociación.
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Pero si el pacto tiene una principal artífice, esa es María José Catalá. Hasta la apertura de expediente de Bambú, sede nacional de Vox, la alcaldesa había tenido un mandato relativamente plácido. Con algunos encontronazos con su socio de gobierno, comprensibles (también los hubo en la etapa de Joan Ribó, por mucho que desde la bancada de la izquierda siempre intenten minimizarlos) y no demasiado graves, pero el mandato había sido tranquilo. Ese expediente de Vox, motivado por unas informaciones publicadas en The Objective, forzó a Catalá a echar a Badenas del equipo de gobierno y a tener que sentarse con Montserrat Lluís, mujer fuerte de Abascal en Madrid, para ver cómo reorganizarlo todo. Mientras Bambú deshojaba la margarita, Herrero dio una explosiva rueda de prensa para dinamitar el grupo municipal de la formación de derecha populista y crearle otro incendio a la primera edil. En aquella rueda de prensa llegó a hablar de acoso laboral.
El portavoz del grupo municipal socialista, Borja Sanjuan, se apuntó ayer a las especulaciones sobre que la visita del presidente de Vox, Santiago Abascal, hoy a Valencia «probablemente sea aprovechada por María José Catalá para acabar de cerrar un acuerdo en el que se entienda por qué han vuelto a admitir a dos personas investigadas por la fiscalía por supuesta corrupción dentro de su partido y dentro del gobierno de Valencia». Aunque es una teoría que corre por los mentideros del cap i casal desde hace meses, lo cierto es que tanto Catalá como el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, han dicho en varias ocasiones que están centrados en el Consistorio y en la reconstrucción, respectivamente. El segundo no se plantea, en ningún caso, ni la dimisión ni la convocatoria de elecciones. Al menos de momento.
Al respecto, Sanjuán criticó que dos personas «que hasta hace unas semanas no eran dignas ni siquiera de formar parte de Vox, ahora tienen competencias de gobierno en nuestra ciudad». «Probablemente esto tenga que ver con algún tipo de acuerdo para que Catalá suceda a Carlos Mazón en la presidencia de la Generalitat, pero no merecemos tener una alacaldesa que cree que la ciudad es una moneda de cambio para su futuro político», apuntó. En este sentido, aseguró que no es «lógico, ni normal, ni ético que en el Ayuntamiento de Valencia dos personas a las que hasta hace nada se miraba con sospechas de corrupción se les hayan dado competencias y se les haya puesto a volver a gestionar dinero público».Sanjuan planteó que no se sabe si Catalá acudirá a la paella de Santiago Abascal, «pero lo que debería aclarar es que si admitir dos personas investigadas por posible corrupción en el gobierno de la ciudad de Valencia, tiene que ver con que Abascal la acepte por fin como sucesora de Carlos Mazón».
Sanjuan hizo hincapié en que tiene que aclarar «si ha aceptado que vuelva la sospecha de corrupción al gobierno municipal de la ciudad a cambio de que le acepte la ultra derecha como posible sustituta Mazón para ser presidenta del Consell del Ventorro».
A este respecto, la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles, cargó este viernes contra el pacto de gobierno entre PP y Vox: «Catalá está fiando el futuro de Valencia a una mafia. Con amenazas, espionajes, presunta malversación, reuniones secretas… y ahora vuelven como si nada. Queremos saber qué han pactado y qué han cedido a costa de la ciudadanía».
«Una vez más, Catalá sigue a Mazón y depende de Vox para mantenerse. No gobierna ella, gobierna la extrema derecha. Es una alcaldesa débil en manos de Vox, y la gente de a pie pagamos el precio», lamentó Robles, que se preguntó «qué ha cambiado en Badenas para que ahora PP y Vox lo readmitan». «¿Por qué quiere Catalá volver a confiar en alguien investigado por la fiscalía? La crisis de gobierno continúa: cinco remodelaciones en menos de dos años. Así no se puede gobernar», remachó.
Pero la intención tanto de PP como de Vox siempre ha sido reeditar el pacto de verano de 2023, aunque los protagonistas fueran otros. Y era la única opción porque por mucho que desde PSPV y Compromís se hayan ofrecido en múltiples ocasiones al equipo de gobierno para «echar a la extrema derecha», en una suerte de lucha partisana que visten con tintes casi heroicos, la realidad es que prácticamente nunca se ha votado con el PP en cuestiones de importancia. Como muestra, un botón de tremenda importancia simbólica para PSPV y Compromís: desde la llegada de Catalá al poder, el Ayuntamiento no ha aprobado una proclamación con motivo del Día Internacional de la Mujer porque ambos partidos y Vox siempre votan en contra del texto de la Federación Española de Municipios y Provincias. Por motivos distintos, sí, pero si un tema como los derechos de la mujer no consigue el acuerdo entre oposición y PP, parece complicado pensar que algo lo hará.
Así las cosas, Catalá se puso al frente de las negociaciones. Las conversaciones fructificaron el viernes con un acuerdo que da a Badenas y Herrero concejalías de importancia, pero con poca visibilidad pública, y reparte sus competencias entre Gosálbez y Mónica Gil, la otra concejala de Vox. Como dijo aquel entrenador del Valencia CF, les quedan dos años de aguantarse.
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