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Punto final al balneario de la Alameda. Bueno, en realidad punto seguido. El Ayuntamiento ha decidido rescindir el contrato al adjudicatario, que tendrá que pagar los casi 500.000 euros de deuda entre canon e incumplimientos, y ya prepara unos pliegos nuevos, que entre otras ... cuestiones incorporarán la posibilidad de que la antigua guardería para las cigarrerras de Tabacalera se abra a nuevos negocios que hagan la concesión más atractiva.
El Consistorio ya había esbozado la resolución del contrato el pasado mes de diciembre, pero no ha sido hasta ahora que lo ha hecho oficial una vez que ha llegado el dictamen pedido al Consell Jurídic Consultiu (CJC). Los gestores del balneario, cerrado en noviembre de 2022, consideraban que la deuda era inferior a lo que pedía el Ayuntamiento y también que si no habían pagado el canon era porque lo firmado en 2005 era «completamente desorbitado». Además, pusieron como excusa la pandemia y la guerra para hablar de una reducción de servicio, real, que les impedía ingresar lo suficiente como para pagar el canon.
Sin embargo, el CJC recuerda que el canon no se paga desde 2017. Tal como ha adelantado Valencia Plaza y ha podido confirmar este diario, para el ente, los reproches de la adjudicataria «no revisten la suficiente entidad para desvirtuar la causa justificativa de la resolución contractual». «No consideramos ajustadas a derecho las razones ofrecidas por la contratista para justificar su proceder y sí compartimos el parecer de la propuesta de resolución pues la concesionaria ha incumplido su obligación de abonar el canon en los plazos previstos», apunta el dictamen.
Por tanto, el Consistorio resuelve el contrato y exige a la empresa casi 500.000 de euros. Y a lo mejor, hasta piden más, porque ahora los técnicos municipales tendrán que acceder al viejo Asilo de la Lactancia y comprobar el estado de las instalaciones, dado que hace años ya había importantes deficiencias que impedían, por ejemplo, que hubiera agua caliente en los vestuarios. Además, los análisis del agua han arrojado en varias ocasiones resultados positivos de bacterias como legionella, por lo que no se descarta daños estructurales en las tuberías. Eso, se da por descontado, tendría que pagarlo la empresa.
Luego llegará el momento de elaborar unos nuevos pliegos, para los que el Consistorio quiere reunirse con la Asociación Nacional de Balnearios para saber cómo hacerlos más atractivos y que más empresas interesadas acudan al Ayuntamiento. En este sentido, fuentes municipales abren la puerta a que el edificio albergue otros servicios, como estética u hostelería, que permitan convertir el Asilo de la Lactancia en un centro de lujo, acorde al vecindario.
Sorprende que ahora el Ayuntamiento esté abierto a esta diversificación, porque cabe recordar que fue este mismo Consistorio (aunque dirigido por otro equipo de gobierno) el que no autorizó la reconversión del balneario a hotel-balneario, después de que la empresa presentara un proyecto de ampliación que sí aprobó el servicio de Actividades pero no el de Patrimonio. La empresa adjudicataria confiaba en ese proyecto para relanzar las instalaciones tras la pandemia, pero el anterior equipo de gobierno dejó el plan en un cajón. De hecho, la empresa alegaba que como el Ayuntamiento no autorizó el proyecto de hotel aprobado en 2021 por el Servicio de Actividades, se ha producido una quiebra económica que no es imputable al concesionario. El Consistorio pensaba otra cosa y ahora el CJC le ha dado la razón.
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