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Faltó la nieve. Y, si acaso, una estrella para completar la estampa navideña que este domingo compuso en la plaza de la Virgen la Federació de Cors de la Comunitat Valenciana (Fecocova). Porque estaban San José, la Virgen y el Niño en el mural-vidriera instalado en la fachada de la Basílica el pasado marzo, las luces del Palau de la Generalitat y los villancicos a cargo de las veinte corales que allí se dieron cita en la XVI edición de 'Nadal al carrer'.
Una actividad tradicional en estas fechas que regresaba a las calles de Valencia, en concreto del centro histórico, tras el parón obligado del año pasado por la pandemia de Covid y las restricciones existentes. Y la ilusión se notaba en los rostros de los intérpretes; todos con mascarillas, la mayoría de color negro, y muchos con gorros de Papá Noel, orejas de reno e, incluso, forma de abeto.
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Porque había que celebrar que se acercan los días importantes de Navidad. Eso sí, con todas las medidas de prevención que tocan por la pandemia. Algo que han llevado a rajatabla en los ensayos. De hecho, como explica Gonzalo Luque, director de la coral Harmonía Polifónica de Valencia, «por el tipo de actividad y por la edad de los miembros se han extremados las medidas. Por ejemplo, hemos ensayado en el patio de la Facultad de Teología».
Eso ahora porque el año pasado, durante el confinamiento, la preparación no cesó. «Cantábamos por videoconferencia. Muy complicado por el retorno de las voces, porque era una persona cantando en cada pantalla...», recuerda. «Ha sido muy duro. Pero esto de hoy es emocionante y recompensa», añade.
«Una coral es como una familia», remarca. Y así quedó reflejado en el ambiente vespertino, en los corros de personas que se formaron en los cinco puntos de actuación, donde se concentraron cuatro coros por sitio: Les Corts, la puerta de los Apóstoles de la catedral –donde tuvieron que compartir ambiente con un malabarista que hacía juegos con un aro y llevaba un equipo de música–, la plaza de Santa Catalina, el Palau dels Catalá de Valeriola y la calle de Caballeros, a la altura del Palau de la Generalitat.
Allí se escucho desde el popular 'El tamborilero' al 'Hacia Belén va una burra, rin rin' entre la sorpresa que paseaba por las inmediaciones y que no dudaba en sacar el teléfono móvil para inmortalizar los cantos.
Veinte corales (de Valencia –barrios como Nazaret, San Marcelino, Fuente de San Luis o Benicalap–, Carcaixent, Tavernes de la Valldigna, Navajas, Moixent o Elche), con más de medio millar de integrantes (niños también), que se concentraron en las escaleras de la plaza de la Virgen para, a las 19.15 horas, entonar el 'Noche de paz', que dirigió Rosario Torres, de Amics Cantors d'Elx, agrupación que participaba por primera vez en el festival. «Es una experiencia muy bonita y, además, hay muchas ganas después del parón de la pandemia», cuenta. En su caso, una coral integrada por 35 personas con edades comprendidas entre los 15 y los 70 años.
Después, y tras un aplauso para los más pequeños de los coros, un solemne 'Adeste Fideles' dirigido por Fernando Cantó, de la coral San Pedro Pascual de Valencia, que llenó de emoción al público. Más aplausos y un «Bon Nadal» para cerrar el regreso.
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