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Valencia no se acaba nunca: siempre hay más ciudad. La hay en la historia, donde se descubren continuamente aspectos que desconocíamos; la hay en la ... ucronía y la conforma toda esa Valencia que nunca fue (¿recuerdan la Torre de Telecomunicaciones de la Ciudad de las Artes?); y la hay en la utopía, o en la esperanza de lo que está por venir. Es en este último supuesto donde más feliz se mueve el Ayuntamiento, que no deja de presentar figuraciones de nuevos parques que verán la luz o bien tras elecciones o bien dentro de varios años. Es el caso de las publicitadas este miércoles, cuando el Consistorio presentó el nuevo parque de Juan XXIII, que costará casi un 40% más que en 2021, cuando la empresa adjudicataria dejó la obra a medias; o el de Carolinas, que se desarrollará en cinco fases y cuyo proyecto no se prevé que esté licitado en 2023.
El primero, como decimos, es un proyecto que se ha tenido que rehacer de cero después de que en 2021 la empresa adjudicataria diera la espantada. El coste será de casi 441.000 euros, se llevará a cabo en 4 meses y se desarrollará sobre unos 2.400 metros cuadrados en un solar entre la avenida Juan XXIII y las calles San José de Pignatelli y Periodista Gil Sumbiela. El Consistorio gastará más de 100.000 euros respecto a la primera adjudicación de 317.531 euros), un aumento del 38,8% respecto del proyecto inicial. Este encarecimiento se argumenta en el cambio del precio de las materias primas y también en pequeñas mejoras que se han introducido en el proyecto, como explican desde la concejalía de Ecología Urbana que dirige Sergi Campillo.
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El nuevo jardín contará con un paso perimetral completo y seguro y un jardín centrado sobre elevado, «para que sea un bien urbano no solo para las personas usuarias, sino también para la ciudadanía que circule por los alrededores», ha resaltado el vicealcalde, quien también ha explicado que se han proyectado cuatro accesos, diferentes zonas de estancias, mirador, pasos, zona de juegos infantiles, juegos biosaludables y una fuente bebedero.
La vegetación será variada e incorporará soluciones que utilizan la gama cromática, texturas diferenciadas, aromas variados y material cambiante para fomentar la posibilidad de generar un jardín que evoluciona según las estaciones, con lo cual «se consigue incorporar diferentes experiencias según el momento del año que se haga la visita», ha comentado Campillo. Para el arbolado se han seleccionado 44 ejemplares, entre moreras sin fruto, árboles del fuego, fresnos de hoja estrecha, sòfores, un conjunto de falsos cocoteros y un almez de puerto ejemplar en la parte más alta del jardín. La zona perimetral dispondrá de una pradera silvestre mediterránea de grama fina y trébol, especies de bajo consumo hídrico y bajo mantenimiento.
Además, la concejalía de Urbanismo ha presentado este miércoles el futuro parque de las Carolinas, en Benimàmet. La zona verde se ejecutará por fases. La primera, que se aprueba esta semana y que en breve saldrá a licitación, no estará adjudicada antes de final de año. En ella se abordará el talud sobre la CV-31-Carrascal Norte, la alameda central en la calle Campamento o la rotonda norte. Así, en lo que respecta a la CV-31, el nuevo parque proporciona una solución medioambiental a la presencia de grandes estructuras viarias que rodean el pueblo, «proyectando un bosque mediterráneo que funcione como pantalla acústica y filtro de contaminación atmosférica. El proyecto mantiene y aprovecha, además, la topografía existente sin alterar el curso natural de las aguas de escorrentía, para las que se plantean además sistemas de drenaje urbano sostenible que faciliten su infiltración al terreno natural», ha explicado la vicealcaldesa y concejala de Urbanismo, Sandra Gómez.
La avenida central, por su parte, se transforma en una alameda de amplias aceras arboladas con espacios de estancia anexos que invitan a entrar al parque y dotan de uso al propio viario. El diseño de la vía facilita su cruce conectando los recorridos internos del parque. Así, el viario que actualmente divide el ámbito se convertirá en un espacio que, aun permitiendo el paso del tráfico motorizado, conectará las dos partes del parque.
No son las dos únicas figuraciones esta semana, porque este mismo miércoles también ha presentado la concejalía de Gestión de Recursos la colocación de placas fotovoltaicas en el colegio de Benimaclet, y el pasado martes la concejalía de Urbanismo presentó el corredor verde que unirá el sur de la ciudad con el centro a través del bulevar Federico García Lorca, el parque en que se convertirá la playa de vías. El anuncio vino acompañado, como es habitual, de atractivas recreaciones virtuales de cómo cambiarán los barrios de la Creu Coberta, San Marcelino y Patraix.
Pero esperen, no se vayan, que aún hay más, porque este jueves el Ayuntamiento tiene en agenda la presentación del proyecto ganador del Parque de Desembocadura, que irá acompañado de las mismas recreaciones sobre uno de los proyectos más importantes de los próximos años. Cabe recordar que en el último año también se han presentado proyectos como el PAI del Grao o la renaturalización de la plaza de San Agustín, así como la ampliación de la avenida de la Alameda o el bulevar verde de Guillem de Castro, que incluye el cierre del túnel.
Todos estos proyectos, también los presentados el miércoles, tienen un denominador común: tiene árboles. Muchos. Una barbaridad. Espoleados por las críticas recibidas en obras como la plaza de la Reina o la del Brujas, desde entonces proyecto que presenta el Ayuntamiento, proyecto que incluye decenas de árboles, auténticos bosques urbanos.
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