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Una terraza de la zona de Ciudad Jardín, en imagen de archivo. Irene Marsilla

La difícil convivencia en Valencia entre el descanso de los vecinos y el ocio

Los residentes piden que se convoque la mesa de diálogo y los hosteleros insisten en que el problema es el botellón

Lola Soriano

Valencia

Martes, 25 de julio 2023, 00:46

Cuando unos, en concreto los hosteleros, quieren que se amplíen las terrazas, se flexibilicen las autorizaciones y se estudien mejoras como bajarlas en más puntos de la ciudad a la calzada y los otros, los vecinos, reclaman precisamente lo contrario: más control de aforos ... y del ruido de las terrazas y volver a los espacios previos a la pandemia (ahora hay 4.000 terrazas, 500 más que antes), es que la situación comienza a ser muy tensa.

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Vecinos como los residentes en Ciudad Jardín (plaza del Cedro y adyacentes) y la plaza de Honduras y zona de Blasco Ibáñez aseguran que están pasando un verano complicado y exigen que se empiecen a tomar medidas. «Se ha desmontado la creencia de los hosteleros de que el problema es porque hay una concentración de estudiantes en el barrio, porque este mes de julio estamos observando que los universitarios no están en la ciudad, se han ido, y la situación la tenemos igual», comenta Xelo Frigols, portavoz vecinal.

Asegura que tanto la zona del Cedro como la de Honduras, se ha convertido «en un parque de ocio porque viene gente de todos barrios de la ciudad e incluso de los pueblos, porque tenemos el ocio concentrado en nuestras calles y es imposible dormir por los constantes gritos y peleas». Y es que, como recuerda esta portavoz vecinal, «tenemos 90 locales entre la vía principal del barrio y las adyacentes.

Añade que se está generando un problema de «salud, por no garantizar el derecho al descanso, porque se está consumiendo alcohol en la calle, hay peleas, pero además, vemos que en muchos casos la gente sale con vasos de plástico de los locales para seguir bebiendo fuera».

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Javier Soler, portavoz de la asociación de vecinos de la plaza de Honduras y adyacentes, añade que, además «ya no es sólo un problema del fin de semana, este verano lo estamos viendo ya entre semana. Tenemos 76 locales en nuestro entorno, la gente acude a los locales y terrazas y luego, cuando ya han bebido, arman ruido y muchos de ellos se pelean. Muchas noches la Policía Nacional está haciendo detenciones y se siguen rompiendo cristales y retrovisores de coches y hay vandalismo».

En estas dos zonas, al igual que en Ruzafa, los vecinos cuentan con sentencias para que se inicie la declaración de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) y para que se apliquen medidas que reduzcan las molestias.

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Como los hosteleros ya anunciaron que recurrirían los fallos, los residentes están esperando que se cumplan los plazos a final de este mes para exigir en septiembre reuniones en el Ayuntamiento de Valencia.

Precisamente la presidenta de la Federación de Vecinos de Valencia, María José Broseta, recuerda que en la primera reunión que tuvo con la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, tras su investidura, consiguieron el compromiso de crear tres mesas de trabajo: la de ocio y turismo; participación y vivienda y, espera que se empiece a trabajar ya en septiembre.

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No hay que olvidar que desde la Federación de Hosteleros de Valencia recientemente reclamaron poner en valor el papel de las terrazas, sobre todo tras experiencias como la pandemia.

Por eso, Rafa Ferrando, secretario general de Federación de Empresarios de Hostelería de Valencia (FEHV), propone buscar fórmulas para flexibilizar su instalación «teniendo en cuenta la situación de las calles donde se instalan, caso a caso, con un estudio de la zona».

Incluso Ferrando aboga por «buscar medidas imaginativas para modificar la ordenanza de Dominio Público, como la posibilidad de bajar las terrazas a la calzada, como se ha hecho en la plaza del Ayuntamiento o en la del Mercado y que en la ordenanza ahora sólo lo permite en las pedanías» porque se quedarían libres más aceras.

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En cambio, tras conocer estas ideas, la reacción de la federación vecinal fue inmediata y en un comunicado quisieron dejar claro que hay que «devolver el espacio público a los peatones» tras la excepción de la pandemia y eso, aseguran, pasa por hacer cumplir escrupulosamente las normativas de espacio público para que las aceras no se vuelvan intransitables, como en puntos de la zona de Honduras o el Cedro, donde detallan que la convivencia es muy difícil.

Los vecinos lo que piden es que no se amplíen las terrazas, «control de los aforos de las terrazas y del ruido».

Faltará ver en septiembre como se consigue el equilibrio entre el ocio y el descanso porque, de momento, se llevan no muy bien, como el agua y el aceite.

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Broseta recuerda que en Ruzafa, por ejemplo, «sólo se hicieron mediciones de sonido pero no se ha iniciado la tramitación de la ZAS» y añade que, en su día, se establecieron unas exigencias para no abrir nuevos locales si no cumplían unas determinadas distancias, «pero la realidad es que se han seguido abriendo más locales de ocio y no se ha actuado para evitarlo».

Por su parte, Lluís Mira, de Amics del Carme, señala que en el barrio la ZAS se aprobó provisionalmente en 2008 y de forma definitiva en 2018 «pero seguimos teniendo ruido y ocupación indebida de la vía pública porque el Ayuntamiento no lo está controlando».

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Medidas por aplicar

Desde la asociación Ciudad Jardín, Xelo Frigols recuerda que mientras que acaban los plazos para que los hosteleros recurran la sentencia que los vecinos tienen a favor de la ZAS, «se podían ir aplicando las medidas complementarias que recoge la sentencia, un total de once», como limitar el horario de apertura; limitar la hora de colocación de terrazas; establecer límites de emisión acústica; la prohibición de instalar, modificar o ampliar más actividades y la imposibilidad de transmitir las licencias. Y añade que de momento «no se ha puesto en marcha ninguna».

Por su parte, el portavoz de los hosteleros, Rafa Ferrando, recuerda que en Ruzafa, Cedro y Honduras todavía no se han iniciado los trámites para declarar las ZAS, «primero hay que hacer mediciones, pero es complicado que no den altas porque cuenta todo, hasta el tráfico». Además, expone que por ejemplo la ZAS del Barrio San José se declaró en 1996 «y no se ha levantado, por tanto, la ZAS no es la solución en sí porque debería de aplicarse de forma temporal y poner medidas para mejorar la situación, pero si sigue activa, no es la solución».

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En este debate en busca del equilibrio entre el ocio y el descanso,Ferrando opina que es partidario de intervenir antes urbanísticamente, delimitando las distancias entre locales, y recuerda que en Ruzafa, por ejemplo, se llegó tarde, y ya apuntaron que podría ser una medida previa para puntos como el Cabanyal.

En lugar de apostar por la ZAS, desde la FEHV abogan por «buscar soluciones más ingeniosas, como la figura del alcalde de noche, para adoptar otras medidas como mejorar la iluminación o poner toldos fonoabsorbentes», añade Ferrando.

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Incluso cita la necesidad de poner en marcha «un Plan General del Ocio para fijar de antemano en qué puntos se puede poner una discoteca, o los locales de ocio y delimitar zonas, tipo de público y medidas eficaces».

También apunta otra opción como «potenciar las campañas de concienciación, fomentar la figura de los colaboradores sociales a la salida de los locales para evitar molestias o que haya acuerdos con la Policía para que acudan a las horas de cierre con el fin de que la gente no se quede luego en la calle».

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Ferrando añade que siempre estarán a favor «de las mesas de diálogo porque lo que queremos no es tener la razón, sino conseguir que convivan los vecinos y las empresas» y también defiende una coordinación entre distintos servicios municipales, como Dominio Público, Policía y Movilidad, Contaminación Acústica o Actividades, para ir solucionando los temas.

El portavoz de los locales de ocio de la zona del Cedro y Honduras, Vicente Pizcueta, también aboga por abrir el diálogo, igual que los vecinos piden estas mesas de debate.

Según Pizcueta, «hay que superar el modelo de la ZAS y hacer diagnósticos de las verdaderas causas de la falta de convivencia.Los locales están insonorizados y, cuando aún no podían abrir por las restricciones, se producían macrobotellones en las calles».

Añade que incluso «hemos llegado a dar las direcciones de pisos donde hay distribuidores de lateros y droga y no actúan».

Cabe recordar que mientras se plantea el horizonte de septiembre para abrir el melón y esperar a ser citados en la prometida mesa del ocio y turismo, la realidad es que en estos momentos hay cuatro puntos de la ciudad donde hace años se hizo declaración ZAS, como son Barrio San José; zona de Menéndez Pelayo y avenida Cataluña (Woody); Juan Llorens y El Carmen. Y con sentencias reconocidas y a la espera de medidas e inicio de declaración de ZAS figuran Ruzafa; plaza del Cedro y adyacentes y plaza de Honduras y adyacentes.

Vecinos y hoteles del Cabanyal critican el ruido de La Marina

La asociación de vecinos del Cabanyal-Canyamelar afirma que les están llegando quejas de residentes del barrio por el «ruido que llega de los locales de ocio y discotecas al aire libre que hay en la zona de La Marina» y añaden que a ello se unen «los constantes festivales en la zona. Ya hay problemas para poder descansar», reconoce el presidente vecinal, Daniel Adell.

También el presidente de la asociación de empresarios de Las Arenas, José Miguel Bielsa, detalla que en «los hoteles de la zona tenemos clientes que se quejan por el sonido de la música y se están registrando casos de gente que decide irse. Esto no da una buena imagen, hay que resolverlo».

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