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Los vecinos de Orriols están de aniversario, pero no celebran un cumpleaños feliz, sino que quieren llamar la atención por el año que llevan de lucha para conseguir un barrio habitable y seguro, ya que los robos, la venta de droga y la ocupación de pisos siguen en ascenso.
Los residentes ya venían sufriendo una degradación paulatina, pero fue en 2017 cuando empezó la ocupación ilegal de pisos que habían quedado vacíos por los desahucios «y lo que se limpió en barrios como el Cabanyal, acabó viniendo a Orriols», indican desde Orriols en Lucha.
La situación límite llegó en junio de 2021, ahora hace justo un año, cuando se produjo una pelea callejera que se saldó con seis detenidos y dos heridos y otra reyerta en septiembre de ese mismo año con nueve detenidos y cuatro heridos.
Desde entonces, como explican Mari Carmen Tarín, miembro de Orriols en Lucha, y María José Martín, de Orriols Convive, «venimos haciendo acciones para que nuestros problemas no caigan en el olvido». Entre ellas destacan «cinco manifestaciones, cuatro concentraciones, ocho asambleas, nueve reuniones con las administraciones y quince actividades culturales».
La próxima movilización tendrá lugar el jueves 30, ya que harán una manifestación entre las 10.30 y 12 horas, en la zona referente de las sedes bancarias, en la calle de las Barcas.
El objetivo es reclamar a los bancos, «como grandes tenedores de pisos de Orriols que son, que muevan ficha y que se impliquen», indican los colectivos.
Apuntan que hay cerca mil pisos que se quedaron vacíos por los desahucios «y tenemos constancia de que al menos cien viviendas están ocupadas por personas incívicas y delincuentes». Y que hay personas que tienen hasta dos y tres pisos ocupados con la droga y objetos robados.
Con esta manifestación «queremos concienciar a los bancos que es urgente que denuncien la ocupación ilegal porque si no hay denuncia, no hay actuación judicial y de la policía».
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Los asistentes leerán un manifiesto y tienen preparadas pancartas con lemas como 'Desahucian al insolvente y se cuela el delincuente'. Y es que no hay que olvidar que el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, enviaron cartas a los bancos y fondos para que protegieran sus propiedades, pero no se han dignado a responder. Por eso, los vecinos creen que ha llegado el momento de que les escuchen.
Un año después de la intensificación de la lucha por un barrio digno, afirman que se han dado un paso hacia delante y muchos hacía atrás. Reconocen que «la limpieza y el baldeo de las calles ha aumentado, Y nos limpian hasta los domingos, pero es que los incívicos que tenemos en el barrio generan mucha suciedad».
También destacan el esfuerzo de Ecología Urbana en las campañas extraordinarias para retirar la basura apilada en escaleras y zonas comunes de las comunidades de propietarios que sufren las ocupaciones ilegales. De hecho, recuerdan que se retiraron casi seis toneladas de basura acumulada en catorce patios de Padre Viñas y Daroca.
Pero estas actuaciones van creciendo, ya que en mayo se tuvo que intervenir en la avenida Constitución número 262. «Se trata de una finca nueva que se ocupó por completo y han tenido que retirar de la terraza de un ático hasta un perro muerto y había otro maltratado. Además retiraron mucha basura y hasta heces del patio», indican los residentes.
Un barrio vivo necesita vecinos, pero también comercios y, en Orriols, los negocios son una especie en extinción. Como explica la presidenta de la asociación de comerciantes de Rascanya, Paqui Bou, «en los últimos años han cerrado el 75% de los comercios». Asegura que no es una consecuencia de la pandemia, «sino de la degradación progresiva del barrio». Además, «la gente que se jubila no tiene relevo generacional y a la vez, no se puede traspasar porque con este panorama a ver quién lo abre».
Por si la situación no fuera lo suficientemente negativa, denuncia que «están aumentando los robos en los comercios».Hace dos semanas «entraron en una panadería y abrieron la caja» y con anterioridad «entraron a una joyería». Añade que hay un grupo de mensajería móvil en el que van enumerando los robos. «El 9 en la calle Agustín Lara dieron un tirón de bolso a una señora y detuvieron al delincuente y el día 8 robaron en la calle un móvil». Bou afirma que hacen falta medidas transversales y valientes.
También son conscientes de que la Policía Local y la Nacional patrullan a diario, «pero si por la tarde, noche o el fin de semana se baja la intensidad de vigilancia, los delincuentes aprovechan para trapichear o pegarse. Todo esto no se ha solucionado un año después», argumentan los vecinos y comerciantes.
Tanto en el patio de avenida Constitución 262, como en cruces de calles como Padre Viñas, San Juan de la Peña o Daroca los gritos, riñas y robos son constantes. Rafael, vecino de la avenida Constitución, asegura que los residentes ya no pueden más. «Ponen música de madrugada, venden droga, el otro día se pelearon con piedras en la calle y rompieron cristales de varios coches. Esto parece el barrio de La Coma».
Otra residente explica que «es nuestro barrio de toda la vida y los que quedamos, es porque no podemos vender el piso».
Añade que «llegamos a pedir que pongan cámaras de vigilancia en estas calles para reprimir la delincuencia y Ribó nos dijo que eso no era viable».
Afirma que «para poder dormir, me tengo que medicar y mi hijo dice que si el barrio sigue así de mal, no traerá a mi nieto para que no vea el panorama. Al final quedaremos la gente mayor y los que no nos podemos ir».
Los residentes describen que a la hora de pelearse, todo vale, «porque como todos los días hay muebles en la calle para que se los lleve el Ayuntamiento, estos delincuentes rompen las patas y las usan como arma».
Otro problema es que los robos están a la orden del día. «Hace dos o tres semanas a una señora mayor la tiraron al suelo en el parque de la Ermita porque le dieron un tirón al bolso y le rompieron el hombro», comentan Tarín y Martín. Pero no sólo los mayores son presas de los delincuentes, los adolescentes también. «En este caso roban el teléfono móvil. La semana pasada a un chico de 16 años le quitaron el teléfono en la calle San Vicente de Paúl, cerca del tranvía, y los padres lo han denunciado para que quede constancia, porque de lo contrario, no hay datos que justifiquen los índices de delincuencia que padecemos», según los residentes.
Desde Orriols en Lucha, que engloba a muchas asociaciones y colegios públicos y privados, aseguran que no van a dejar de reivindicar su derecho al descanso y la seguridad. Desde hace varios lunes se reúnen en 'la zona cero', en el cruce de Padre Viñas con San Juan de la Peña, para «hacer actividades culturales, como talleres de pintura o el reparto de libros gratuitos. Es curioso porque justo al lado están los que trapichean y nosotros reivindicamos el espacio vecinal para acciones positivas».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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