«Hay 10 familias de la guardería que lo han perdido todo»

A las puertas de la escuela infantil Sant Pau, tras la reja que protege la entrada, una veintena de carros permanecen como testigos mudos del dolor que se vive dentro. A esta guardería acudía uno de los niños dados por desaparecidos en el incendio de Campanar.

Las dos responsables del centro acuden tras hablar con el Ayuntamiento. «Hay 10 familias de la guardería que lo han perdido todo. Por protección de datos no podemos decir nada del pequeño desaparecido pero ahora estamos volcados apoyando a los profesores y a los padres».

Las dos responsables prefieren que no aparezcan sus nombres. Todo cuidado es poco cuando se trata de trabajar con menores alrededor. Ayer a las 5:00 de la tarde ya presagiaban el desastre. «Sabíamos que muchas familias de esa finca vienen aquí y estábamos preparadas para todo», señalan.

La guardería ha abierto esta mañana antes sus puertas. Volcada con los padres que han perdido sus viviendas, sus documentos y que siguen en vilo por no tener un hogar en el que cuidar ahora sus pequeños. «Los niños no se han enterado de nada, son los padres, los que están destrozados», añade una de las gerentes.

La guardería es como una familia. «Aquí los padres se conocen todos de ir a clase, de compartir parque, y el dolor de uno es el dolor de todos», señala la docente. Su compañera apostilla: «Para las familias que lo han vivido es un trauma. Para las que lo han visto, es otro trauma».

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