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Como un viejo naufragio arrastrado por el mar, permanece anclado en la arena el Sidi Saler. Cerrado desde hace casi década y media, la última sentencia ... sobre la licencia denegada por el Ayuntamiento para su reapertura, que confirma esta decisión, parece retrasar sine die su puesta en marcha como hotel sénior. Consistorio, propietarios y vecinos se muestran empeñados en ello, unos con más ganas que otros, pero la ley parece clara: al encontrarse fuera de ordenación, no se puede hacer nada con él.
El futuro del hotel, por tanto, podría ser convertirse en un Algarrobico valenciano, en referencia al hotel que empezó a construirse en un paraje protegido en Almería en 2003 y que todavía ahora sigue ahí, a mitad levantar, mientras Junta de Andalucía y Ministerio de Transición Ecológica deciden qué hacer con él. La opción que plantea Madrid de expropiar los terrenos para derribarlo no parece seducir al gobierno autonómico. El caso no es igual porque cuando el Sidi se levantó lo hizo con los permisos en regla. El hotel cayó en fuera de ordenación en 2007. Fue entonces cuando Costas modificó los límites marítimo terrestres y dejó fuera de ordenación el hotel que, sin embargo, consiguió renovar la concesión.
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Ahora, la sentencia del juzgado de instrucción número 9 de Valencia ha dado la razón al Ayuntamiento y ha desestimado el recurso presentado por los propietarios del hotel Sidi Saler al no concederles el Rialto la licencia de obras para su rehabilitación y posterior reapertura. La sentencia, que no es firme, concluye que la ubicación del complejo «atenta contra el espacio natural protegido del parque natural de la Albufera» dado que se encuentra enclavado en la playa y tiene una afección directa sobre el cordón dunar. Además, las seis plantas que lo componen exceden las dos alturas máximas permitidas por Plan General de Ordenación Urbana de Valencia, factor que dificulta la adaptación del inmueble a la normativa urbanística vigente.
El Ayuntamiento, eso sí, parece empeñado en su puesta en marcha como hotel para séniors. El portavoz municipal, Juan Carlos Caballero, ha insistido este viernes en esta idea después de que el jueves la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, apuntara a que la sentencia indica que el hotel «es propiedad del Estado». En su opinión, la sentencia deja en manos del Ministerio de Transición Ecológica el mantenimiento, la conservación y la seguridad del edificio. «Tanto la asociación de vecinos de El Saler como el Ayuntamiento esperamos que adopte medidas a partir de mañana», dijo el jueves.
¿Y ahora qué? Pues ahora... lo mismo que en los últimos 13 años. El Sidi Saler se agosta cerca de la playa mientras los okupas duermen en habitaciones que antaño fueron lujosas. Las intervenciones de bomberos por pequeños incendios son relativamente comunes, así como las de la Policía Local por hurtos y peleas en su interior. Los propietarios no pueden hacer mucha obra, más allá de un mantenimiento básico que no les sale rentable. Es por eso que la valla perimetral que rodea el inmueble es extremadamente porosa y su interior se cae literalmente a trozos.
El Ayuntamiento, y los vecinos, quieren su reapertura. El Consistorio aprieta por un hotel para personas mayores «muy relacionado con el entorno», que ofrezca actividades en el parque natural y sirva para reactivar la economía de los pueblos de alrededor de la Devesa. Los vecinos preferirían un equipamiento público para gente mayor, porque no hay residencias cerca del parque natural. Estas dos opciones, sin embargo, parecen lejanas porque no se puede otorgar ni licencia de obras ni licencia de actividad, como los tribunales han dicho esta misma semana.
Esta decisión apuntala la del Rialto, que decidió rechazar la petición de licencia tanto desde el departamento de Licencias que dirigía Compromís como del de Urbanismo, que correspondía al PSPV. Los de Papi Robles han sacado pecho este jueves: «Es una magnífica noticia para la ciudad de Valencia y un claro aval a las políticas de Compromís en defensa de la Devesa-Albufera. La caducidad de la licencia ambiental del antiguo hotel Sidi Saler confirma lo que ya sabíamos: la turistificación descontrolada y los proyectos urbanísticos especulativos no tienen cabida en un espacio tan valioso como la Devesa».
«El PP de Catalá siempre ha soñado con recuperar el viejo proyecto franquista de convertir la Devesa en un resort turístico para ricos, ignorando la importancia medioambiental de este paraje único. Ahora vemos cómo la realidad se impone: Compromís, con el apoyo de la sociedad civil organizada, lo paró en su momento y lo seguirá haciendo. La Devesa es de todas y todos, no de unos pocos privilegiados», ha asegurado Robles.
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