Varios jóvenes, de botellón en la plaza de Honduras. IRENE MARSILLA

El fin de los exámenes universitarios pone en alerta Honduras y el Cedro

Botellón en Valencia ·

Los vecinos alertan de que se han superado los niveles de ruido máximos que marca la ZAS todas las semanas de 2023

Viernes, 2 de febrero 2024, 01:18

Los vecinos de Honduras se preparan para otro fin de semana complicado. No saben si lo vivirán, pero lo temen, y para quien lleva tanto tiempo asustado, la ansiedad ante lo que da terror y el terror en sí son casi la misma cosa. El ... fin de los exámenes, entre la semana pasada y esta, augura las primeras fiestas importantes entre la noche de este jueves y la del viernes. Los residentes lo dan tan por hecho que, para ellos, si no hay atracos o puñaladas es «un fin de semana tranquilo». El Ayuntamiento conoce la situación y estará muy pendiente de la zona.

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El presidente de la Asociación de Vecinos Honduras y Adyacentes, Javier Soler, asegura que el fin de semana pasado ya fue complicado. O, como lo llaman ellos, «normal, como siempre». «Terrazas llenas con el follón que esto conlleva, gritos, palmas, canciones, acelerones de vehículos, coches con la música a todo trapo, rotura de algún vehículo...», explica Soler. Algún que otro coche aparcado en la avenida Blasco Ibáñez amaneció con las lunas traseras rotas, según indican los vecinos.

«Como este tema se ha cronificado, parece que si durante el fin de semana no hay alguna pelea, o algún accidente, o cualquier otra cosa peor, es como si no hubiera pasado nada y hubiera sido un fin de semana tranquilo, ya que lo otro lo hemos normalizado», lamenta el dirigente vecinal. Los residentes en la zona lamentan que desde otras partes de Valencia «se dé por hecho que Honduras y Cedro son así, un polígono de ocio que atrae personas de toda la ciudad y alrededores».

Aunque la mayoría de los exámenes terminaron la semana pasada, entre el 23 y el 26 de enero, aún había alguna que otra facultad que tenía pruebas el lunes. Es por eso que este será el primer fin de semana sin exámenes, y tras una semana de descanso, para miles de jóvenes, que saldrán a disfrutar de los locales de ocio del entorno de la zona universitaria. Cabe recordar que los vecinos no protestan por el uso de las terrazas, pero sí por la masificación de las mismas. En algunas calles, como Serpis, pese al recorte general puesto en marcha por el anterior equipo de gobierno, todavía son demasiadas, en opinión de los vecinos.

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El Ayuntamiento no prevé un despliegue especial este fin de semana

El Ayuntamiento no prevé un despliegue especial este fin de semana. Estará pendiente de lo que ocurra en Honduras, pero como el resto de fines de semana, según han comentado fuentes municipales. El plan especial, a la espera de que entre en funcionamiento la nueva unidad de Policía Local, pasa por baldeos, vallas en las plazas y mucha presencia policial. Entre esto y el frío, que hace que los chavales tengan menos ganas de beber en la calle, la situación ha mejorado a primera hora de la madrugada, pero todavía es complicada en torno a las 6 o 7 de la mañana, cuando cierran las discotecas y cientos de chavales salen a la calle con hambre y ganas de fiesta, así como litros de alcohol en sus organismos. Es así como se dan las peores peleas y las situaciones más complicadas, tal como reconocen los vecinos.

En una visita este jueves por la mañana, este diario pudo comprobar que los carteles que reclaman silencio continúan colgados de los balcones. Quien crea que Honduras se va a rendir, es que no coinoce a los vecinos de esta zona. «Estoy harta de tener que dormir con tapones», comenta María José, que vive en una de las pequeñas plazas que se meten entre los edificios. Asegura que desde que el Consistorio comenzó a vallar esos pequeños parques la situación ha mejorado, pero ella, que es muy sensible al ruido, como reconoce, tiene que seguir utilizando tapones.

En un comercio de la plaza, que no quiere ser identificado por miedo a represalias, aseguran que aunque los chavales no suelen causar demasiadas molestias, sí tienen que limpiar la persiana todas las mañanas. «Se orinan aquí y el olor es bastante insoportable», lamentan.

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Los sensores, de testigo

«Testigo de esta situación son los sensores instalados por el Ayuntamiento. Estos ni mienten, ni exageran: sus mediciones ratifican lo que los vecinos venimos denunciando, que no es otra cosa que un ruido insoportable para un barrio residencial», cuenta Soler. La ley permite, como máximo, dos superaciones semanales de los niveles máximos de ruido por la noche. Pues bien: uno de esos sonómetros ha estado por encima de ese umbral todas las semanas de 2023. Es el caso del situado enfrente de una conocida discoteca del barrio. Eso significa niveles similares a los que genera una gran avenida a horas tan intempestivas como las 4 de la mañana.

«El elevadísimo número de superaciones de 65 decibelios por semana en horario nocturno viene a confirmar el desmedido ruido al que estamos sometidos los vecinos en el barrio ya que estos sensores si están ubicados en lo que nosotros denominamos puntos calientes y reflejan la realidad de lo que estamos viviendo en el barrio», indica el informe que ha elaborado la entidad vecinal con los datos facilitados por el Consistorio, que resiste a aplicar la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) que la Justicia ha reconocido a la asociación.

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