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Una joven pasa ante un puesto de mallas elásticas, ayer, con el Ágora del Diseño al fondo. JESÚS SIGNES

Gangas a un euro junto al Ágora del Diseño

El mercadillo cohabita junto al símbolo de la capital cultural | Los vendedores ocupan el espacio de la plaza del Ayuntamiento por última vez antes de regresar mañana al entorno del Mercado Central

R. G.

Viernes, 24 de junio 2022

Camisetas, abanicos a un euro, juguetes, peluches, cedés, mecheros de cocina, gafas de sol, chapas para la ropa, tazas e imanes de frigorífico arroparon ayer, ante la presencia de numerosos turistas, el Ágora del Diseño en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, la construcción ... recién inaugurada que pretende ser el corazón de la capitalidad mundial del diseño que este año ostenta la ciudad.

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Mientras bajo la infraestructura se reproducía un vídeo con diálogos sobre el futuro del diseño, a pocos metros los vendedores hacían gestos con las manos a los turistas para indicar los precios de los artículos bajo los toldos y las estructuras metálicas de la quincena de puestos ambulantes desperdigados en la zona, con numerosos huecos.

La situación en que se encuentran los mercadillos de la ciudad desde que arrancaran las obras en el Mercado Central y la plaza Ciudad de Brujas y hubiera que trasladas a los vendedores, no contenta a nadie, y ha despertado en los últimos meses multitud de críticas desde los partidos de la oposición y vecinos de la zona, que consideran que afea este espacio monumental.

«A mí la verdad es que no me gusta, creo que este no es el sitio para esto», señalaba con el gesto torcido ayer Carmen, una vecina que reside a pocas calles de distancia. Mari Paz, que paseaba ajena a los puestos, en cambio, no le da tanta importancia. «Normalmente vengo poco por el centro, pero no lo veo mal, siempre que no sea un mercadillo vulgar, para el turismo creo que puede estar bien».

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Tras uno de los puestos, lucía la cerca de una decena de tótems informativos que muestran distintas propuestas de futuro para el uso del espacio peatonal bajo el lema 'Pensemos la plaza del Ayuntamiento'. Precisamente, la atribución de los distintos usos que el Consistorio ha habilitado en el último año en le ha valido el reproche, entre otros, de Xavier Calvo, el director general de World Design Capital Valencia 2022, la organización creada para gestionar la capitalidad mundial que ostenta la ciudad, que pidió recientemente una mejor «definición» de las actividades que se celebran en la plaza. También del presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche de Valencia, Rafa Torres, que considera que el Gobierno municipal va «a salto de mata» y que no está planificando con suficiente coherencia las actividades en la plaza.

Tampoco los vendedores están satisfechos con las medidas municipales recientes, que entre los traslados y la aprobación de la ordenanza que en 2019 reguló los mercados de domingos y festivos para prohibir la venta de ropa y permitir únicamente la venta de objetos usados, artísticos o de colección ha ido mermando el número de puestos.

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Menos puestos

«Antes eramos casi cien y ahora mira -señala Juan Cruz, uno de los vendedores-, quedamos aquí solo una quincena porque ya no sale a cuenta». «Aquí antes se podían vender otros productos de regalo pero el señor Galiana -dice en referencia al concejal de Comercio- ordenó que no». «Fíjate lo que nos han dejado para poder vender», lamenta mientras señala un surtido de abanicos. «Vendemos un 80% menos que antes, y así no se puede seguir»

Otra de las vendedoras del mercadillo, Verónica, no ve claro el regreso a la ubicación en el Mercado Central: «Aquí vendo más a los turistas, por lo menos yo, y tras la ordenanza, es lo que me faltaba».

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Además, anticipa un nuevo conflicto. «Ahora los de los bares también se nos van a echar encima», asegura. «Nosotros tenemos preferencia en el uso del espacio porque es nuestro día, lo que pasa es que ellos están acostumbrados ahora a sacar las terrazas todos los días, y por lo que he escuchado hay jaleo ya con eso. A ver lo que pasa. Encima quieren intentar que nos manden a otra calle donde todavía se vende menos. Ya veremos cómo acabamos», dice resignada.

También denuncian que mientras unos cumplen la ordenanza, otros puestos se la saltan haciéndoles competencia desleal. «Algunos vendedores empezaron a comprar puestos y no la respetan. ¿Ves a ese de ahí? -señala Juan Cruz-, pues ese vende ropa ordinaria, y no se puede. Es cierto que acaban de pasar los celadores, pero ese lleva ya no se cuántos partes hechos y, como es insolvente, pues nada».

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