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Estado de una carretera tras la riada. Adolfo Benetó

Una geógrafa alerta de que los aliviaderos de las carreteras valencianas no están preparadas para las riadas que trae el cambio climático

Ana Camarasa alerta también de la falta de formación entre la población para saber que no se debe pasar por zonas inundables

Gonzalo Bosch

Valencia

Martes, 14 de enero 2025, 00:37

La comisión creada por el Ayuntamiento de Valencia para analizar las consecuencias de la riada del pasado 29 de octubre ha durado todo el ... día. Durante toda la jornada, la mayoría de las ponencias, realizadas por expertos en distintas materias, sacaban conclusiones similares pese a la diversidad de las temáticas tratadas. En este sentido, muchos de los ponentes instaban a la administración -en este caso el consistorio, al ser una comisión municipal- a mejorar la infraestructura contra inundaciones, así como realizar un trabajo de educación a la población en materia de emergencias. En esta línea, la geógrafa Ana Camarasa ha alertado que las carreteras valencianas no cuentan con una infraestructura de drenaje preparada para eventos extraordinarios provocados por el cambio climático.

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«La realidad es que muchas de las infraestructuras -las carreteras en este caso- se construyeron bajo una planificación hoy en día obsoleta. Las carreteras cuentan con un sistema de drenaje que tiene en cuenta una serie de datos de lluvia con análisis de los últimos 500 años. Sin embargo, con el cambio climático hemos visto que con episodios de lluvias torrenciales los protocolos de construcción que hemos utilizado hasta ahora puede quedar obsoleto», afirmaba Ana Camarasa, quien aseguraba que una carretera que se encuentre un barranco desbordado no será capaz de salvarse con episodios de lluvia como el vivido el pasado 29 de octubre.

Del mismo modo, la geógrafa instaba al consistorio en la importancia de aumentar las tareas de educación de la población ante emergencias naturales, como las inundaciones. «Con el paso de los años aprendimos que en pasos elevados se deben colocar medidores, controlamos niveles de agua en según qué zonas, barreras y demás sistemas de prevención. Sin embargo, llueve de manera torrencial y la población sigue pensando que puede atravesar un túnel si acelera, o puede bajar al garaje para salvar el coche. Claramente es necesario un trabajo de educación a la ciudadanía acerca de cómo enfrentar una emergencia, y más si cabe con la evolución de las precipitaciones causada por el cambio climático», defendía la geógrafa.

Del mismo modo, la geógrafa alertaba que se debe realizar una revisión de la infraestructura hidráulica para el control de los barrancos. «Este tipo de precipitaciones en cuencas altas puede provocar desbordamientos en cualquier barranco si llueve a esta intensidad, como podría ocurrir en barrancos al norte de la ciudad, como el de Carraixet», alertaba Camarasa, quien ha aconsejado al ayuntamiento a facilitar espacios de la movilidad fluvial y libres de construcciones donde los ríos puedan recuperar un equilibrio natural y disipar su energía. A este respecto, la geógrafa ha asegurado que no vale cualquier infraestructura hidráulica, ya que se puede cometer el error de dirigir el agua sin tener en cuenta que direccionarla puede aumentar también su fuerza de flujo.

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Por todo ello, Ana Camarasa ha propuesto un total de cinco puntos al ayuntamiento para tener en cuenta de cara a estar «mejor preparados ante posibles emergencias». En primer lugar, la profesora veía imprescindible mejorar la detección y seguimiento de episodios de temporal, mediante el aumento de puntos de medición de agua en las cuencas bajas de los barrancos, así como la creación de simuladores on-line de desbordamientos. Por otro lado, Camarasa veía también necesario adaptar la cartografía a los nuevos umbrales de caudal, puesto que la situación ha cambiado tras la riada del 29 de octubre.

Camarasa solicitaba, además, una revisión de la planificación territorial adaptada a la nueva situación, así como medidas constructivas adaptadas a las nuevas dinámicas del cambio climático. Por ejemplo, la geógrafa proponía descartar la construcción de sótanos y garajes subterráneos. Respecto a la gestión de la emergencia, Camarasa proponía agilizar y protocolizar «mejor» la gestión «definiendo claramente» las competencias de cada institución, así como dedicar muchos recursos en las tareas de educación de la población ante la emergencia, adaptando los programas según las zonas en las que vivan, fomentando la participación, realizando simulacros o mediante la organización de voluntariados.

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