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PACO MORENO
Martes, 14 de enero 2020, 00:46
Que el ladrillo ha vuelto a Valencia es algo innegable. Sólo hay que darse un paseo por la periferia, donde en barrios como las Moreras, Quatre Carreres, Malilla, Patraix y Campanar abundan las grúas y las vallas de obra. El mercado inmobiliario está animado y eso se nota también en las licencias pedidas por los promotores.
El Ayuntamiento recibió el pasado ejercicio solicitudes para un total de 3.223 viviendas de nueva construcción, según indicaron ayer fuentes de la concejalía de Renovación Urbana. Esto supone diez veces más que en 2015, cuando se estaba en plena resaca de la crisis.
La evolución ha sido constante desde entonces. Si aquel año las peticiones sumaron 329 pisos, un ejercicio después ascendieron a 1.319 y doce meses después casi se doblaron, al alcanzar peticiones para 2.483 viviendas. En 2018 se rozó la cifra de los 3.000, pero se quedó en 2.990, mientras que el último año se ha sobrepasado ampliamente.
Los citados barrios viven una eclosión de actividad constructiva después de años de hibernación, aunque el reverso es el atasco que se produce en los servicios municipales por las peticiones de los promotores. En los últimos años se ha reforzado el personal administrativo, aunque las mismas fuentes señalaron que el gran cambio vendrá con la aprobación de un decreto por parte de la Generalitat que permitirá a los solicitantes encargar a empresas la redacción de proyectos que ahora deben hacer los técnicos municipales. La normativa está todavía pendiente de aprobación en Les Corts.
Como publicó este periódico, se ha formado un movimiento de oposición de técnicos por esta práctica. Desde el Consistorio matizaron que «no hay una oposición completa, sólo a que se limiten sus funciones», para citar como ejemplo que «reclaman que las empresas sólo comprueben la parte del cumplimiento de la normativa en edificación, pero no la parte urbanística». Las llamadas OCAS servirían para agilizar más la concesión de permisos de obras.
De cara a lo que ocurrirá este año, las grandes bolsas de suelo urbanizable de Valencia están ya en el mercado, aunque todavía faltan numerosos solares por edificar. Los alrededores del bulevar sur son seguramente donde más grúas hay levantadas y proyectos privados como el pabellón de baloncesto que ultima el empresario Juan Roig junto a la avenida Antonio Ferrandis son un motor para el resto de iniciativas, incluso públicas como se está viendo con la construcción de la línea 10 de Metrovalencia.
Según los últimos datos de la Oficina de Estadística del Consistorio, el precio medio del metro cuadrado de vivienda en el tercer trimestre del pasado año fue de 1.397 euros, mientras que en el segundo fue de 1.461 euros. Ese periodo fue el más alto del ejercicio.
En relación con lo que ocurre en otras ciudades, el comportamiento del mercado inmobiliario en Valencia es similar al de Zaragoza (1.418 euros) y se encuentra por debajo de Málaga y Sevilla, con 1.722 y 1.676 euros respectivamente. Lo que sucede en Barcelona y Madrid pertenece a otro rango, con 3.412 y 3.227 euros el metro cuadrado en cada una de las ciudades.
Las mismas diferencias suceden en el precio de los pisos construidos los últimos cinco años. El Ayuntamiento tiene en proyecto promover un parque público de viviendas, aunque la realidad es que en los últimos cinco años apenas se han sacado adelante inmuebles de nueva planta en Valencia del Consistorio.
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