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Protesta de hosteleros frente a la delegación de Espacio Público. Damián Torres
Terrazas en Valencia | Guerra abierta por las terrazas en el barrio de Honduras

Guerra abierta por las terrazas en el barrio de Honduras

Las medidas del Ayuntamiento de recortar mesas y sillas de los locales cabrean a los hosteleros que calculan pérdidas de 68.000 euros. Los vecinos, que sufren por los ruidos y la masificación, mantienen su demanda de Zona Acusticamente Saturada

Mar Guadalajara

Valencia

Lunes, 26 de septiembre 2022, 12:56

«Una terraza no es una amenaza», gritaban los hosteleros del barrio de Honduras frente a la delegación de Espacio Público en Tabacalera. Una terraza no es una amenaza pero ha desatado una nueva batalla en la que ya es una guerra abierta entre vecinos, hosteleros y el Ayuntamiento de Valencia.

«Es una situación sangrante», decía el portavoz del colectivo, Víctor Fernández Córdoba sobre las medidas del Ayuntamiento de recortar las terrazas de sus locales. Ya han empezado a repartir los planos del espacio que ahora les corresponde, de media, casi un 50%menos, y dentro de poco estarán pintadas todas las nuevas marcas en el suelo; esto no ha hecho más que avivar la batalla en la zona.

La masificación de terrazas en el barrio de Honduras trae cola. Sin espacio en las aceras, con ruidos y peleas hasta la madrugada, problemas de descanso se vuelven crónicos, y enfrentamientos entre los dueños de los locales con los vecinos. El malestar es latente y las quejas constantes. Los residentes siguen peleando a diario por hacerse entender y por explicar lo que viven en sus calles. Son 72 los locales con terrazas en una zona de unas cuantas manzanas, una cifra «excesiva» para los vecinos que sufren el «jaleo» todas las noches.

Mientras ellos siguen adelante con la demanda de declarar la Zona Acústicamente Saturada, los hosteleros protestan frente a los recortes en el espacio de mesas y sillas. Una guerra que continúa abierta en Honduras.

«El Ayuntamiento nos envía al paro», dijo tajante el portavoz Fernández Córdoba, que calcula pérdidas de 68.000 euros para los hosteleros, ya que verán menguar sus terrazas entre un 50 y un 80%. Manuel Ramos Castillo es el propietario de la Cerveria el Rincón desde hace 38 años, uno de los más afectados de la zona, su terraza es de 120 metros cuadrados y tiene 45 mesas, tendrá ahora 5 mesas. De los casi 20 trabajadores que tenía pasará a contar con una decena, casi la mitad.

«Una terraza que se abre a las ocho y media de la mañana, que sirve almuerzos, que sirve comidas, no creo que moleste tanto, entiendo el malestar de los vecinos pero esto se está haciendo malamente, es un atropello que debería de considerar el Ayuntamiento porque mi fuente de ingresos de la terraza es un 60% de lo que ingreso mensualmente», relató durante la protesta.

Coco es el propietario de Bodega la Ibérica y tiene la autorización de las mesas desde hace 25 años pero ahora se queda con tres, de las nueve que tenían. «Esto supone gente a la calle, dinero que se pierde, que tengo que pagar y no tengo, es que si no recaudo no puedo pagar», protestaba el dueño. Le han quitado un 60% de lo que tiene, comenta con rabia y explica que su trabajo lo hace en la terraza porque es la forma que tiene de que le vean, de exponerse y que quieran sentarse a comer. «Trabajo cara a la calle, con menús, para que la gente vea, no entendemos porque nos quieren quitar las mesas, no sé que molestan cuatro mesas al medio día , pero no te dan más opción, nos las quitan sí o sí, te dan un plano y te dicen que es lo que hay», añadió.

Pero este relato se enfrenta a otro. Al de la falta de sueño día tras día, sea día laborable o festivo, lunes o domingo. Contrasta con el necesitar tapones y «algo más fuerte», con el no poder pasar por las aceras, el estar rodeados de bares, o con el miedo y el hartazgo de las peleas constantes. Ese es el otro relato, el de los que residen en la zona.

La responsable de Espacio Público, Lucia Beamud, contestó a las protestas de los hosteleros alegando que se garantiza un equilibrio en el espacio público. «Estamos trabajando para controlar la actividad de las terrazas y las molestias que provoquen. Con esta reducción estamos convencidos de que evitaremos tener que recurrir a la ZAS». Pero los vecinos no lo tienen tan claro y mantienen su exigencia en la declaración de ZAS.

Para ellos la masificación de terrazas es más que evidente. «En cualquier otro barrio hay límites, se puede pasear por la acera, aquí no», contaba Toni Pau, representante vecinal. Hace año y medio que se sentaron con ellos en una mesa de trabajo, según los vecinos han tenido tiempo para «autorregularse», ahora creen que por fin se cumple con la ordenanza.

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