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LOLA SORIANO
Valencia
Sábado, 23 de julio 2022, 00:46
Parece increíble, pero es cierto. El Ayuntamiento de Valencia ha incluido un elemento en la reforma de la avenida de Pérez Galdós para sumar más caos todavía: un paso ciclista que cruza en diagonal la calzada para desviar el carril bici al centro.
El punto donde se ha aplicado el cambio de itinerario está a la altura del número 97 y crea inseguridad porque se ha pintado precisamente en la zona donde se pasa de dos carriles de circulación a sólo uno y justo en el tramo donde empieza el túnel y, por lo tanto, los conductores ahora se encuentran con el factor sorpresa del cruce de bicicletas.
Es llamativo que además de pintar de rojo el suelo para dar continuidad al carril bici, se ha añadido en los extremos terminaciones blancas, como si se tratase también de un paso de peatones, cuando se ha diseñado sólo para que crucen ciclistas, ya que el camino conduce a un carril exclusivo para bicicletas y patinetes, no para viandantes.
Este viernes fueron varios los conductores de la EMT y de coches privados los que optaron por frenar y poner cara de no entender nada.
Los pocos ciclistas que circulaban se mostraron confusos. Fueron varios los que iban por el lado derecho del vial, pegados a la calzada, y optaron por poner los pies en el suelo para analizar la situación y comprobar si los conductores iban a parar.
Además, los ciclistas tienen que girar el torso para ver si vienen vehículos y cuando cruzan, dan la espalda a los conductores.
El conductor de un patinete eléctrico evitó cruzar y seguir recto por la calzada, compartiendo el espacio con los coches.
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Un conductor de coche que este viernes no lo pasó nada bien fue el usuario de un garaje. Resulta que nada más salir se encontró con dos bolardos nuevos para proteger el cruce, pero a él le obligó a hacer más maniobras para girar e incorporarse a la circulación. Opinó que «no han pensado en nosotros porque nos toca salir despacio y cuando venga un coche rápido, veremos».
Un vecino de Pérez Galdós, Antonio Garrido, dijo que «toda la obra es un desastre total. Nadie entiende lo que están haciendo. Este cruce carece de sentido común, deberían de haber continuado por el lateral próximo a la acera y no desviarlo al centro».
Un comerciante, Edgar Enguix, opinó que el bolardo que han puesto molesta a los que salen del garaje. Antes había dos carriles para circular y otro para aparcar y es un peligro el carril bici en diagonal. Cuando pare el autobús delante, se formará un atasco importante y no tenemos sitios de carga y descarga».
Nacho Lijardio, doctor de la Universitat de València y coordinador del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial, reconoce que «me quedo perplejo». Indica que, «desde el punto de vista estético me parece 'low cost' y con cero estética».
Apunta que «desde el punto de vista de la seguridad, es una resolución improvisada». Opina que «es una situación de alto riesgo, porque es un cruce poco delimitado. Falta añadir señales de advertencia e iluminación».
La portavoz del PP y candidata a la alcaldía de Valencia, María José Catalá, ha señalado que «el gobierno de Ribó y PSOE han convertido a Valencia en la ciudad de la provisionalidad y la chapuza con actuaciones como la remodelación de la plaza del Ayuntamiento, la avenida Pérez Galdós o la plaza de San Agustín«. De hecho, señala que »llevan gastados cerca de tres millones de euros en estas tres actuaciones provisionales que además son muy chapuceras y han convertido a Valencia en un laberinto sin salida».
Ante la actuación provisional de la avenida Pérez Galdós Catalá afirma que «la han convertido esta zona en un verdadero galimatías tanto para peatones como conductores y ciclistas. El mal llamado urbanismo táctico del gobierno de Ribó y PSOE ha convertido la avenida en un caos y en una vía poco operativa tanto para viandantes como conductores. Pintan con rallas rojas una parte de la calzada que nadie sabe si sirve para aparcar motos, ir en bici o para andar el peatón«. Y argumenta que, además, se pierden más de medio centenar de plazas de aparcamiento para los vecinos y convierten en una zona de picnic una franja de asfalto».
«En el caso de la plaza de San Agustín también es singular, se han dejado dos paradas de autobús antiguas en el interior que no llevan a ningún sitio y se ha optado por convertirla en un muestrario de maceteros, pues hay de todas clases y tamaños», explica la portavoz del PP quien pide sentido común y no se hagan más actuaciones provisionales sino se opte por proyectos de futuro porque «es un auténtico despilfarro gastar cerca de tres millones para en pocos años arrasarlo todo para hacer el proyecto definitivo».
Indica que «parece un parque infantil de tráfico más que una calle de Valencia». Y advierte que «debido a la posición del cruce, costará a los ciclistas hacer este cruce, ya que no pueden percibir con exactitud la distancia y tiempo con los coches».
Armando Galindo, presidente de la Unión de Autoescuelas de Valencia, comenta que no se entiende por qué ponen «este cruce diagonal. Como alguien se despiste, atropellarán al ciclista».
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